Política
Moncloa ningunea el pactismo de Casado
Negociaciones ante la pandemia. Dificulta su «sí» al estado de normalidad porque la estrategia es primar al PNV y a Ciudadanos
El PP busca una razón para justificar su apoyo a la nueva normalidad, pero el Gobierno no se lo está poniendo fácil. La estrategia de Moncloa es bastante clara, aunque se envuelva en invocaciones generales del consenso con la oposición. Pedro Sánchez está cómodo con Ciudadanos, y el trato que da a este partido es de socio preferente dentro del bloque de centro derecha. Así se ve en el contacto directo con Inés Arrimadas por parte incluso del jefe del Ejecutivo, y en el juego de escenificar cesiones y negociaciones que permitan a la formación naranja esgrimir como triunfos lo que son o retoques generales en la letra de las iniciativas acordadas o medidas que el Gobierno tenía obligación, con o sin Cs, de incorporar a sus propuestas.
Con el PP la estrategia es opuesta. Cuando Casado estaba en el «no» atacaban igual o casi menos al líder de la oposición que cuando ahora busca como sea que se le facilite una razón para justificar que no vota del lado de ERC, es decir, en el «no». Hay una presión generalizada para que se impulse el consenso desde el poder económico y también desde Europa, pero pesa más la clave doméstica. Si hubiera una voluntad clara de avanzar en los acuerdos Moncloa daría otro contenido a la mano tendida que dice ofrecer al PP, e incluso le facilitaría, como hace con Ciudadanos, justificar su apoyo a su política. Para el decreto de «nueva normalidad» el Gobierno tiene ya los apoyos necesarios, el «sí» de Casado vale poco. Y así tiene intención de hacerlo ver. Puede que al PP le convenga ahora estar en ese «sí», pero no será porque haya cambiado la relación del Gobierno con ellos ni porque se entre en una nueva fase de negociación leal y sincera.
Para facilitar un marco que le permita apoyar la «nueva normalidad», y otras cuestiones puntuales, Casado ha colocado incluso como negociadora a la ex ministra Ana Pastor. Perfil moderado, respetada, con experiencia de gestión, y en las antípodas de lo que representa hoy la portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, completamente fuera de juego, por decisión de Génova, en la política de la reconstrucción.
Además de utilizar como enviada a una persona que tiene acreditada su capacidad de negociación, Génova está lanzando al aire propuestas para ver si se las coge al vuelo el Gobierno y de esta manera pueden subir a la tribuna con la misma estrategia de Ciudadanos. Vender que su «sí» ha tenido un precio y se justifica en medidas concretas que han incorporado al texto del Gobierno. Son medidas que entran de manera fácil en una negociación porque no saltan líneas rojas del programa de la coalición. El PP quiere que los ERTES puedan prorrogarse hasta diciembre, y la negociación de la prórroga para septiembre está cerrándose, y ya hay miembros del Gobierno que dejan abierta esa puerta a futuro. La otra vía es la del pacto sanitario, que Casado lleva semanas planteando y que ha llevado incluso a la comisión de la reconstrucción.
En este contexto, la posición oficial de Moncloa no resultó ayer nada conciliadora. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la portavoz se soltó con duras críticas hacia el líder de la oposición, a quien acusó de «maquillarse» de persona moderada solo porque se acercan las elecciones vascas y gallegas. Al tiempo que desde el PP daban aire a las conversaciones dirigidas por Pastor con Sanidad para pactar el decreto, la portavoz, la ministra María Jesús Montero, acusaba al PP de hablar mal de España fuera de nuestras fronteras y de «obstaculizar» la negociación de las ayudas europeas.
Siempre en esa estrategia de que cuando uno va el oro viene. Montero aseguró que hablarán con todas las fuerzas políticas, pero exigió al PP que deje fuera el «postureo político» y su «actitud frentista» en las sesiones de control al Gobierno. Hoy se celebra este Pleno, y Casado tendrá oportunidad de responder a las palabras de la portavoz del Ejecutivo. «Es el momento de arrimar el hombro por parte de todos y de adoptar un compromiso inequívoco por los intereses de España», proclamó Montero. Prácticamente al mismo tiempo que la portavoz acusaba al líder popular de «postureo», éste afirmaba: «Estamos dispuestos a apoyar el decreto de la nueva normalidad si el Gobierno se sienta a negociar con nosotros». La táctica del corto plazo sigue marcando la posición de todos.
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