Ángel Gabilondo
El PSOE gira a la izquierda tras fracasar en el centro
Gabilondo enfoca la recta final de la campaña en movilizar a su electorado, ante la incapacidad de captar voto de Ciudadanos
Las elecciones se ganan en el centro. El PSOE lo sabe, lo busca, lo intenta, pero se le resiste sistemáticamente. Fracasó Pedro Sánchez en la repetición electoral del 10-N –cuando dijo aquello de que «no dormiría tranquilo» con Pablo Iglesias en el Gobierno– y repitió la maniobra Ángel Gabilondo en su campaña actual. Con idéntico y frustrado resultado. El objetivo de los socialistas de buscar ensanchar por su derecha, la mayoría que les permitió ganar las elecciones en 2019, se ha demostrado un fiasco. La apelación constante de Gabilondo a los votantes de Ciudadanos no ha dado sus frutos. Tampoco el desembarco del presidente del Gobierno en confrontación directa y constante con Isabel Díaz Ayuso, que parece movilizar más a la derecha. El PSOE, lejos de crecer, se estanca o incluso cede espacio a Más Madrid entre su electorado.
Esto ha hecho que salten las alarmas en la sala de máquinas de la Moncloa, que lleva la campaña del candidato socialista y que ha perpetrado el abrupto golpe de timón. «Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones», le tendió la mano Gabilondo al líder de Podemos en el debate electoral, después de haber renegado previamente de cualquier entendimiento. Del «con este Iglesias, no» a «querido Pablo» en escasos días. Fuentes oficiales niegan que se hayan visto obligados a reaccionar sobre la marcha y aseguran que esta nueva fase que se abre ahora «estaba prevista».
Sin embargo, este volantazo se produce tras certificar que Ciudadanos se quedará fuera de la Asamblea de Madrid y que apenas logran capitalizar un 5% de los votos que dejará huérfanos. En Moncloa cifraban en 21.000 los votos decisivos para gobernar, pero la fuga de votantes naranjas se orienta casi en su mayoría hacia el PP. En el equipo de Gabilondo fundamentan su cambio de estrategia en la negativa de Edmundo Bal a pactar con el PSOE y a su voluntad de «autoexcluirse», atándose a un eventual gobierno con Ayuso.
La estrategia de giro al centro de Gabilondo no ha acabado de fraguar, porque adolecía de falta de credibilidad. El veto a Iglesias rechinó ante la necesidad de entenderse el día después, si daban los números, y también algunas propuestas como las de no subir los impuestos, en contra del criterio de Moncloa, o que no habría cerrado la hostelería –que señaló en una entrevista en este diario–. Ahora, la tesis que se impone es que, ante la profunda polarización que existe en el escenario político madrileño, los esfuerzos no se deben enfocar en robar votos del bloque de la derecha, sino rentabilizar al máximo los de la izquierda.
Y, por ello, es clave centrarse en la movilización, porque –al contrario que la derecha– la izquierda no lo está tanto. Desde Moncloa se intentan crear la condiciones o, al menos, la percepción de que «hay partido» y que «no todo está decidido» –como refleja el CIS flash– es posible lograr el cambio de gobierno en Madrid, si la izquierda se moviliza. El voto por correo será también clave y se hará una apelación constante.
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