Juicio al "Rey del Cachopo"
Los forenses confirman que César quitó a Heidi la señal de su cesárea: “Falta piel donde debería estar la cicatriz”
Los profesionales que realizaron la autopsia del torso han mostrado al jurado las fotografías del proceso
El tercer lunes del juicio contra César Román Viruete, “Rey del Cachopo”, por el presunto homicidio y descuartizamiento de su última novia, la hondureña de 25 años Heidi Paz, ha estado marcado por el testimonio del los forenses que practicaron la autopsia al torso de la víctima. Los médicos del Instituto Anatómico Forense de Madrid Juan Carlos Gómez y Emilio Donat han explicado las complejidades de realizar una autopsia a un cuerpo humano que carece de extremidades y cabeza, y en las condiciones que estaba: ya en avanzado estado de putrefacción y corroído por el producto químico que rociaron encima del mismo. Por eso es muy complicado para los expertos establecer la data y la causa de la muerte, que no ha podido ser determinada. “En el examen externo e interno no encontramos la causa del fallecimiento. Y si no lo encontramos ahí, la causa debe estar en otro sitio”, han explicado.
La asfixia o estrangulamiento no dejaría señal
Es decir, un golpe en la cabeza, un disparo o incluso un degollamiento no dejaron signos en el torso. Ni siquiera la asfixia quedaría “registrada” en los pulmones, según han precisado. Ni tampoco, al no tener cervicales el cuerpo, en ningún hueso a analizar como el hioides ya que falta “desde la séptima vértebra”, han dicho. En cuanto a la data, lo más que pudieron aproximar, de forma prudente, fueron “pocos días” ya que la descomposición cadavérica depende de múltiples factores ambientales y si el cuerpo ha estado resguardado en lugar cerrado. A pesar de sus años de experiencia a estos forenses les llamó la atención las “escamas blanquecinas” que había formado sobre el tronco la sosa cáustica rociada en el mismo y que había producido en el cuerpo una “intensísima deshidratación”; incluso se encontraron una arandela del bote encima del mismo. Al tiempo que mostraban fotos a un impactado jurado, los forenses han explicado en sala la forma en al que se produjo es desmembramiento del cuerpo: “Son cortes regulares, limpios, que han sido realizados con filo, no cuchillo de sierra” y no creían posible que se hubiese podido realizar con los mostrados en sala (y recogidos uno al lado de la maleta, en la nave y otro idéntico en uno de los restaurantes de César).Para los forenses, esos cuchillos son “poco robustos y cortos, al menos para los miembros inferiores”. Sí podían ser válidos para seccionar las mamas. “Es significativo que las amputaciones se han hecho en la articulación”, han relatado, explicando que así es mucho más sencillo al no tener que cortar hueso pero que eso implica “ciertos conocimientos” en anatomía.
Retiró la cicatriz de la cesárea
Lo que sí resultó llamativo para los expertos fue la retirada de parte de la piel del abdomen. “Vimos que se había retirado tejido por algún motivo”, han detallado; concretamente dos posibles cicatrices de cesárea de la víctima. Los “trozos de piel y un poco de tejido subcutáneo” que faltaban, de unos 7,3 centímetros por 2,1, según quienes analizaron el cuerpo, estaban situados justo donde estaría la cicatriz de la cesárea, lo que podría otro indicio más de su intención por dejar un cuerpo “no identificable”. Respecto al color del cuerpo han precisado que no pueden hacer una valoración dado a los tonos “policromáticos” que presenta el torso por la putrefacción y la sosa y que para determinar la raza de alguien no pueden averiguarla solo por el color de piel sino que necesitan la anatomía completa como rasgos faciales y estructura completa.
No tiene ningún trastorno
También han declarado hoy los forenses que realizaron al acusado distintas pruebas para determinar si, en el momento de los hechos que se le imputan, tendría afectadas sus condiciones mentales y éstas pudieran haber modificado su conducta. La respuesta fue sencilla: no. César era perfectamente capaz de distinguir el bien del mal y, a juicio de los expertos, no presenta ningún trastorno. Más incisiva en este sentido fue la psicóloga Ana Villarrubia que analizó la personalidad del acusado a petición de él mismo, ya que conocía su despacho porque eran “vecinos” en Alonso del Barco.
Un animal social
Su personalidad, según la profesional, es “muy compleja” y tiene fuertes rasgos narcisistas. “Es tremendamente sociable, quiere caer bien” y es frecuente la utilización de la mentira y el engaño. No detectó en él agresividad pero sí impulsividad. Su punto vulnerable, según la experta, es su hija Elena. Es su única causa de sufrimiento; momento en el que César ha aprovechado para emocionarse y buscar un pañuelo en su chaqueta.
Su huella en el bote de sosa
En la penúltima jornada del juicio en la Audiencia Provincial también han declarado los expertos en huellas, que han explicado cómo funciona el sistema de huellas SAIS, que debe reconocer de ocho a doce puntos para poder establecer que una huella pertenece a alguien ya reseñado: detenido previamente por la Policía. La de César se encontró en uno de los botes de sosa cáustica encontrados en la papelera de la nave. Los policías explicaron que en una tela es prácticamente imposible dejar una huella por lo que en la maleta, de tejido rugoso, imposible que hubiera. Y, quizás la prueba “estrella”, el ADN, ha sido avalada por las profesionales peritos que han explicado en sala que la probabilidad de que la persona del torso sea una hija de Gloria es del 99,99% o, por decirlo de otra forma, es “cinco millones de veces más probable de que fuera su hija a cualquier otra persona del mundo al azar”. Poco más que añadir, por más que la defensa ha tratado, lógicamente, de desvirtuar la prueba.
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