Campaña electoral

Actualizar ideas para preservar valores

La Razón
La RazónLa Razón

Hace tres años y medio, millones de españoles recibieron la llegada del Partido Popular al Gobierno de España con mucha esperanza. No fueron tiempos fáciles y, en parte de la sociedad española la esperanza fue convirtiéndose en desilusión. Nos encontramos un edificio en ruinas que se estaba viniendo abajo y hubo que empezar apuntalando. Quizás ofrecimos la sensación de estar dejando a un lado a las personas, pero nada más lejos de la realidad: asegurando el edificio les estábamos garantizando el futuro y hoy se puede decir, claramente, que el esfuerzo ha merecido la pena.

El Partido Popular quiere estar más cerca, escuchar, aprender y gobernar con la sociedad. Por eso Mariano Rajoy está impulsando un proceso de actualización en el que nos enfrentamos a grandes retos. El primero de ellos pasa por abordar las exigencias de regeneración política, empezando por nosotros mismos. La nueva sociedad cree en el poder de la persona, no de la masa, ni de la «gente» (como ente amorfo y abstracto). La nueva sociedad devuelve el protagonismo a la persona, a la que se reconoce su voz, su capacidad, iniciativa, su contribución indispensable para sacar adelante proyectos comunes. En eso ha creído siempre el Partido Popular y así lo tienen que reflejar nuestros procedimientos de toma de decisiones.

Pero también es preciso ofrecer una propuesta original, con sus implicaciones económicas, fiscales y administrativas. No se trata de elegir entre dos alternativas económicas ni, como nos hacen creer, entre los de arriba y los de abajo. Se trata de apostar claramente por la persona. Un modelo construido desde la centralidad de la persona y estructurado en torno al fortalecimiento de las redes que permiten y fomentan el desarrollo de los individuos: la familia, la empresa, la escuela, etc. Queremos que los derechos individuales sean el corazón de nuestras políticas públicas. Queremos que el Partido Popular siga liderando la apuesta por una sociedad civil fuerte, al servicio de la persona. Una visión alternativa frente a la ingeniería social de la ortodoxia socialista, que con la emancipación moral del individuo sólo fomenta la cultura del descarte de la excelencia con el igualitarismo en la mediocridad.

Esto supone revisar el papel del Estado en la sociedad de la información. Definir su cometido por encima de mero proveedor de servicios o de controlador de sus ciudadanos, hacia un creador de oportunidades orientado a alcanzar el pleno empleo, única garantía de la igualdad y la justicia social. El problema no es sólo gestionar mejor sino responder a una nueva sensibilidad social, adaptarse y seguir liderando el cambio. Con nuevas ideas que permitan construir un mercado de trabajo más inclusivo que integre a los jóvenes y a los más desfavorecidos. Con enfoques diferentes para perfeccionar un sistema educativo a la altura de los retos a los que se enfrenta un país como el nuestro. Con una perspectiva de innovación política para fortalecer a las clases medias, promover el emprendimiento social e implicar a nuestras empresas en proyectos de interés social.

Un proyecto, el del Partido Popular, que en la conferencia política de este fin de semana salga convencido de que actualizar nuestras ideas es la mejor forma de preservar nuestros valores.