El desafío independentista
Alejandro Fernández: «En privado el independentismo nos pide sacarles del pozo»
Esta misma mañana, Alejandro Fernández será ratificado por la militancia como líder del PPC y se convertirá en el nuevo hombre fuerte de Pablo Casado en Cataluña.
Asume la presidencia de una formación con 4 diputados en el Parlament.
La política catalana es muy volátil. ERC, en el año 2010, tenía 10 escaños y además las encuestas le daban 2-3 o 3-4 para el siguiente curso. En 2012, el escenario cambió y sacaron 23. Eso significa que ahora ya no hay lo que históricamente se conocía como el «voto cautivo», que va hacia un partido concreto pase lo que pase. Ahora te lo tienes que ganar. En absoluto tenemos un espacio cerrado ni hay que ser derrotistas, todo lo contrario. Igual que en noviembre del año 2011 teníamos 800.000 votos en las generales, en las últimas sólo sacamos 184.000. Hace sólo siete años nos votaban 800.000 personas. Tenemos que volver a recuperar su confianza.
¿Qué hay que cambiar?
Las estrategias se aplican y no se explican, sino se da demasiada información al adversario. Es evidente que hay una parte del electorado que considera que en los últimos tiempos no hemos hecho las cosas bien. Tenemos que ser capaces de ofrecer una agenda política nueva.
¿Su adversario es el independentismo o Ciudadanos?
Sin lugar a dudas el adversario es el separatismo, por encima incluso de nuestros intereses partidistas.
¿Está fracturado el bloque constitucionalista?
El bloque está bastante perjudicado. El PSOE ha vuelto a cometer el error histórico de abandonar al 53% de catalanes no nacionalistas para hablar y negociar sólo con el 47% separatista.
¿Cómo se consigue una mayoría constitucionalista?
La política no es poner una pieza segura, es trabajar, convencer, seducir. No le puedo explicar una especie de algoritmo matemático para sacar al separatismo del gobierno. Lo que tenemos que ser capaces de conseguir es que en lugar de ser el 47% algún día sean el 45% y no tengan mayoría. Para eso debemos dirigirnos a la gente, convencer, trasladar nuestras ideas, estar con una presencia absoluta en las calles y en los debates sobre educación, sanidad o empresa.
¿De qué forma en el
contexto actual?
La gente cambia de opinión, se trata de convencerles poco a poco, no hay una fórmula mágica. Uno de los grandes errores de la política catalana es pensar que si les ofrecemos un nuevo modelo de financiación todo el mundo va a dejar de ser independentista. No funciona así. Hay una parte de la sociedad que siempre reivindica sus sentimientos –de forma legítima– y nunca la razón. En la política catalana todo el mundo explica lo que siente y no lo que piensa. Luego en privado te explican sus pensamientos. Personas que encontramos en el Parlament que hacen discursos inflamados luego en el pasillo te cuentan lo que piensan realmente. Debería ser al revés: ante la opinión pública tendrían que explicar lo que piensan –que su proyecto es inviable, ridículo y que divide a la sociedad catalana– y luego los sentimientos que se los lleven para casa.
¿Qué les explican y les piden?
Constantemente nos piden a los demás que hagamos un esfuerzo para solucionar los problemas en los que ellos se han metido. Reciben cinco requerimientos judiciales y se ríen, los publican en redes sociales, y cuando llegan las consecuencias nos exigen a nosotros. En privado nos piden que les saquemos de un pozo del que no les podemos sacar porque han cometido graves ilegalidades. Ahora se lo están pidiendo al Gobierno del PSOE. Básicamente, que liquidemos en España la separación de poderes y se saque de la cárcel a personas en contra de un criterio judicial.
¿Cómo afronta las próximas municipales, especialmente en una plaza complicada como Barcelona?
En 2011 tuvimos nueve concejales en Barcelona, una cifra con la que ahora podríamos incluso llegar a gobernar. Eso significa que hay miles de barceloneses que comparten nuestra manera de entender la ciudad. Trabajamos en el escenario de presentar una candidatura propia con un programa propio. En las últimas estuvimos muy cerca del cuarto concejal, lo que quiere decir que hay miles de barceloneses cercanos a nuestro proyecto.
¿Cómo valora los primeros pasos de Casado durante estos meses en los que ha habido alguna polémica?
Pablo Casado es la persona adecuada para acometer las dos grandes tareas que tiene España: la primera es la derrota completa del proceso separatista. Afortunadamente, ha sido frenado pero no ha sido completamente desarticulado y aquí tenemos mucho trabajo que hacer. Y luego creo que es la persona adecuada para reunificar el centroderecha liberal conservador en España y creemos que es el mejor de entre nosotros para hacerlo.
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