Terrorismo yihadista
Bagdhadi planifica grandes atentados para reafirmar su liderazgo y “laminar” a Al Qaeda
La estrategia a medio y corto plazo del “califa” Abu Bark Bagdhadi consiste, entre otras cosas, en intentar que sus células cometan uno o varios atentados, lo suficientemente fuertes para, por un lado, proclamar su liderazgo del yihadismo mundial y, de paso, aprovechar el impacto mediático con el fin de atraer a sus filas al mayor número de combatientes de Al Qaeda.
El cabecilla de Daesh tiene en cuenta varios factores, según expertos consultados por LA RAZÓN: desde que difundió su vídeo, hasta tres nuevas “wilayas” (franquicias, provincias) se han sumado al organigrama criminal, lo que le hace pensar que su estrategia es la correcta; y la respuesta de Al Qaeda que, inexplicablemente, no ha pasado de una serie de pronunciamientos personales de algunos jeques, mientras que el máximo dirigente, Ayman Al Zawahiri, se ha limitado a seguir con sus serie de “sermones” dedicados a ensalzar la figura del fundador de la banda, Osama Ben Laden. Parece estar absolutamente fuera de situación (salvo que en las próximas horas haga algún tipo de pronunciamiento), quizás a la espera de su relevo por Abu Hamza, el hijo de Laden.
Algunos de sus “subalternos”, como el “ideólogo” Abu Muhammad Al-Maqdisi, de la franquicia de la Peninsula Arábiga (AQAP), ha escrito un largo artículo con críticas a Bagdhadi. Palabras, en definitiva.
También se han podido leer algunos comentarios en los que AQ acusa a Daesh de haber provocado la “devastación total”. “Es difícil sentir simpatía por alguien que voluntariamente se unió a ellos (Estado Islámico), y contribuyó a que murieran miles de miles de moujahideen y musulmanes”. Más palabras.
Frente a esta retórica, la de Bagdhadi es mucho más contundente y belicista. Preconiza la desaparición de Al Qaeda como grupo rival. Su lenguaje es claro y contundente y se pone de manifiesto en las conclusiones del manual de ataques guerrilleros y terroristas que Daesh acaba de publicar.
En el texto, la disciplina, la obediencia al jefe, para lograr los objetivos perseguidos, se considera fundamental: “lo que debe afirmarse aquí --dice el manual-- es la importancia del liderazgo, de escuchar y obedecer, ya que las operaciones (...) requieren una alta precisión por parte del liderazgo unificado para los diferentes grupos de muyahidines”. Más claro, agua.
“Son necesarios los contactos activos entre los emires y los soldados; y la obediencia por parte de los mujahideen en general al liderazgo de la expedición, desde el momento en que se establecen fuera de sus bases hasta que regresen a las áreas seguras, y el emir anuncia el final de la expedición”, aclara el manual.
Y advierte: “por lo tanto, cualquier acto de desobediencia, o aflojamiento injustificado en la implementación de las órdenes por parte de los mujahideen en uno de los grupos, puede provocar la ruina del trabajo de otros grupos, exponerlos al peligro o incluso hacer fracasar la expedición en su totalidad (...) por cuyo bien han gastado mucho sudor, riqueza y sangre”.
Concluye: “Dios ciertamente apoya al que lo apoya. Ciertamente Dios es poderoso, poderoso. Y alabado sea Dios, el Señor de los mundos”.
El “califa” va a poner “toda la carne” en el asador. Su belicismo, además de forma práctica, se difunde diariamente por cientos de páginas a través del “cibercalifato”, como las que se publican en esta web, referidas a Londres o Nueva York, pero otros días son París, Roma-Vaticano, Barcelona, Madrid, Rusia...Nadie está libre del fanatismo yihadista de los de Bagdhadi. Si llegaran a alcanzar la unificación, por las buenas o por las malas, con Al Qaeda, el peligro aumentaría muchos enteros.
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