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Compañeros de armas

La Razón
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En Menorca, desde donde escribo – y S.M. lo sabe perfectamente–, la Pascua Militar tiene un significado especial. La instituyó su ilustrado antepasado Carlos III en conmemoración a la conquista de la Isla tras la segunda dominación inglesa. Celebraremos los 300 años de la firma de los Tratados de Utrech, que inicialmente convirtieron a la Balear Menor en dominio inglés. Gibraltar queda como residual testigo de las nefastas consecuencias de aquella Guerra de Sucesión que nos dividió y que aún hoy alguien quiere perpetuar. Con prudente léxico pero con referencias que todos hemos entendido, S.M ha repetido con otras palabras lo que adelantó ante las Cortes un 27 de diciembre de 1978 en la presentación de la Constitución: «Si hemos acertado en lo principal y lo decisivo, no debemos consentir que diferencias de matiz o inconvenientes momentáneos debiliten nuestra firme confianza en España y en la capacidad de los españoles para profundizar en los surcos de la libertad». Por supuesto no caerán hoy las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil en «absurdas provocaciones».

Han pasado 35 años. El esbelto monarca de entonces acaba de cumplir 75 y ha precisado de dos muletas para cumplir su promesa de «estar con sus compañeros de armas». Imagino las tribulaciones de su equipo médico que debe apechugar con recuperaciones a fecha fija, de indiscutible riesgo para su prestigio profesional. Ha recordado a los 12 fallecidos en acto de servicio, muchos en alejadas tierras y la gesta del Regimiento de Caballería Alcántara, máximo exponente del sacrificio humano. Luego ha apelado al necesario esfuerzo para, en un marco de carencias presupuestarias, mantener las capacidades que garanticen nuestra fuerza de disuasión. Necesitamos sentir, las gentes de armas, que este «esfuerzo» se comparta. Porque no existe una percepción clara de que quienes han contribuido a esta crisis, que puede incidir en la seguridad, paguen sus faltas de honestidad. ¡Ni un caso de corrupción entre los uniformados!

Por supuesto éstos serán también ejemplo de unidad –se emplea este nombre para definir las formaciones militares– de generosidad –S.M ha recordado los esfuerzos de este verano en el control de incendios– y de valentía –vean lo que pasa día a día sobre la ruta Lithium en Afganistán–. ¡Puede estar seguro de ellos! ¡Largos años entre sus leales compañeros de armas, Señor!