Política

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Defender la Constitución, por Pablo Casado

La historia del PP es una historia de defensa de la Carta Magna. No por un amor desmedido por lo estabecido sino porque sigue siendo el mejor pilar para asentar el futuro

El líder del PP, Pablo Casado / Foto: Alberto R. Roldán
El líder del PP, Pablo Casado / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

La historia del PP es una historia de defensa de la Carta Magna. No por un amor desmedido por lo estabecido sino porque sigue siendo el mejor pilar para asentar el futuro.

La Constitución española de 1978 es la culminación jurídica y política de un éxito en el que participaron todos los españoles para conquistar la concordia ansiada durante siglos. Toda una generación excepcional, entendió que es mejor un acuerdo imperfecto que un pleito permanente. Se pusieron de acuerdo en un pacto intergeneracional como único pacto social llamado a durar en el tiempo, en términos de Burke. Y supieron al fin cristalizar sus sempiternas aspiraciones de libertad, igualdad y progreso.

Los representantes de los más de doscientos partidos políticos que estrenaban la democracia en España asumieron mayoritariamente el principio de realidad como punto de partida y pusieron a su servicio grandes dotes de audacia y una pragmática disposición al pacto. Todos cedieron para que todos cupieran, tal y como analizó el Rey Don Juan Carlos. Todos defendieron el consenso máximo, que es defender los postulados ajenos como propios.

Frente a aquellos que quieren construir España contra la Constitución, y aquellos que miran hacia otro lado cuando toca defenderla, nuestra Carta Magna se nos revela como la única base posible para seguir avanzando hacia el futuro. Defenderla no como el que resiste de manera desesperada sino el que entiende que sigue siendo garantía de éxito, y que aquellos que con sus palabras y sus obras aspiran a degradarla, no hacen más que asumir un atajo que nos conduce al desastre.

La historia del Partido Popular es una historia de defensa de la Constitución. No por un amor desmedido por lo establecido, sino por la conciencia clara de que aquel pacto por la convivencia que firmaron las generaciones anteriores sigue siendo hoy el mejor pilar en el que asentar nuestras esperanzas de futuro. Si el PP hoy defiende la Constitución es porque creemos que entre las tapas de aquel libro aún pueden escribirse las mejores páginas de nuestra historia.

Defender la Constitución es defender la libertad, con la aspiración de ser libres juntos, frente a aquellos que amenazan con imponer modelos colectivistas en los que la persona ocupa un segundo plano.

Defender la Constitución es elevar a la categoría de intocables una serie de principios y valores conquistados como derechos fundamentales para todos los españoles. Defender la Constitución es también defender la Nación española, frente a las amenazas secesionistas, preservar su unidad territorial, su cohesión en la pluralidad, su integridad en la diversidad, y sobre todo, la igualdad de todos los españoles.

Es defender la monarquía constitucional que fue determinante en el nacimiento de la España democrática, y que es la máxima representación de nuestra continuidad histórica. Es también defender la división de poderes y la fortaleza institucional, frente a los que tratan de imponer su voluntad por encima de la soberanía nacional del pueblo español y sus legítimos representantes. Es, en definitiva, seguir construyendo un proyecto sugestivo de vida en común, que ilusione a las nuevas generaciones y consagre una exitosa historia cincelada por los que nos precedieron.

Adolfo Suárez reconoció en su discurso para apoyar el referéndum que la Constitución no resolvería todos nuestros problemas, pero nos haría protagonistas de nuestra historia. Cuarenta años después, todos y cada uno de los españoles seguimos protagonizando la mejor España y seguimos disponiendo de nuestra Constitución como el mejor instrumento para proteger la concordia y el futuro de una gran Nación de ciudadanos libres e iguales.