Ciudadanos

Derrumbe naranja: Ciudadanos cae 47 escaños

Pasa de tercera a sexta fuerza en el Congreso y Rivera anuncia un Congreso extraordinario pero evitar dimitir.

Páramo consuela a Rivera tras su comparecencia en la que admitió los pésimos resultados. Foto: Cristina Bejarano
Páramo consuela a Rivera tras su comparecencia en la que admitió los pésimos resultados. Foto: Cristina Bejaranolarazon

Pasa de tercera a sexta fuerza en el Congreso y Rivera anuncia un Congreso extraordinario pero evitar dimitir.

Si el 28-A fue Albert Rivera uno de los claros ganadores de la cita electoral, ayer le tocó saborear la derrota más amarga que jamás hubiera imaginado. Fue un resultado desastroso el cosechado ayer por el partido naranja: se quedó con apenas 10 diputados en la Cámara Baja, 47 menos que los obtenidos hace seis meses. Y lo reconoció sin paños calientes su candidato en la comparecencia que protagonizó con el escrutinio muy avanzado: «Es un mal resultado sin paliativos y sin excusas. Los españoles han querido más Vox y menos centro y nadie puede negarlo. He vivido muchas noches electorales más felices. Yo no voy a hacer lo que otros líderes. Quiero ser honrado». Y aunque anunció que asumirá las consecuencias, evitó dimitir: «Voy a proponer un Congreso extraordinario para sólo los militantes de Ciudadanos tomen las riendas del partido. Yo no me metí en política por un escaño». Prometió «un nuevo rumbo», aunque evitó dar pistas si su liderazgo forma parte de ese nueva etapa.

Las caras serias que presidieron durante toda la tarde su sede de la madrileña calle Alcalá anticipaban que la noche no iba a ser fácil. El primero de los avisos llegó nada más cerrarse los colegios peninsulares, con la publicación de los sondeos demoscópicos, que insistían en el severo varapalo. «Los votos de las personas que han confiado en Ciudadanos servirán para tratar de resolver los verdaderos problemas de los españoles», aseguró José Manuel Villegas, en un primera valoración con tono melancólico. Y es que en este partido tanto se habían acostumbrado a las celebraciones que dejaron las generales de abril y el éxito que en mayo provocó la posibilidad, después confirmada, de entrar en los gobiernos de un buen puñado de comunidades y de ayuntamientos, que lo sucedido este domingo dio forma a una una decepción difícil de digerir. La mayoría de las encuestas publicadas durante las últimas semanas y, especialmente, durante la campaña electoral habían situado a los de Rivera en una horquilla de entre los 15 y los 20 diputados. Finalmente, acertaron en la debacle, pero se quedaron cortas en la dimensión del batacazo.

La decepción de los resultados cosechados ayer tiene su principal origen en el enorme retroceso que el partido ha sufrido en pocos meses. En abril, la formación naranja dio un gran salto a la hora de consolidarse como una alternativa real al bipartidismo: 57 escaños gracias a más de 4,1 millones de votos (15,8%). Se quedó entonces a apenas 220.000 papeletas del PP. Y exhibió, por primera vez, músculo territorial. Logró escaños en todas las comunidades, salvo en el País Vasco y en Navarra (en esta última al verse integrado en la coalición Navarra Suma). Un éxito con epicentro en las grandes ciudades, pero que el 28-A se extendió a lo largo y ancho del mapa de España: sumó once asientos en Congreso en Andalucía, ocho en Castilla y León y en Madrid, seis en la Comunidad Valenciana, cinco en Cataluña, cuatro en Castilla-La Mancha, tres en Aragón, dos en Canarias, Extremadura, Galicia y Murcia y uno en Asturias, Baleares, Cantabria y La Rioja.

Los resultados de ayer vinieron a contradecir su condición como partido de implatanción nacional. De lograr escaños en todas las comunidades salvo la vasca, ha pasado a conseguir representación únicamente en cuatro territorios: tres diputados en Madrid, tres en Andalucía, dos en Cataluña y dos en la Comunidad Valenciana.

De hecho, el balance logrado por los de Rivera este 10-N se parece más al registrado en los comicios municipales, cuando sumaron 1.876.906 papeletas y un 8,25% del total de los votos, con lo que este resultado implica de retroceso para una marca joven y con deficiente implantación territorial. No en vano, su porcentaje de apoyo en las urnas quedó ayer por debajo del cosechado el 26-M, por debajo del siete por ciento y, en algunos momentos, del escrutinio coqueteando con la posibilidad de no llegar al umbral mínimo para evitar su inclusión en el Grupo Mixto.