Andalucía
Díaz dará la batalla: «No podemos entregar el PSOE»
Rechaza pactar con Sánchez listas unitarias para los «congresillos» del partido
En la guerra del PSOE, después de las primarias viene la batalla de los delegados. Ganar la Secretaría General no asegura ganar el Congreso Federal y, por ello, la primera iniciativa que Pedro Sánchez ha impulsado ha sido lanzar una oferta a los territorios para pactar candidaturas de unidad.
En la guerra del PSOE, después de las primarias viene la batalla de los delegados. Ganar la Secretaría General no asegura ganar el Congreso Federal y, por ello, la primera iniciativa que Pedro Sánchez ha impulsado como líder in pectore ha sido lanzar –a través de personas de su confianza en las distintas federaciones–una oferta a los territorios para pactar candidaturas de unidad que mantengan la correlación de fuerzas que arrojó la votación del pasado domingo. La medida –orientada como una tregua para evitar abrir una nueva brecha en los «congresillos» que arrancan hoy hasta el domingo– tiene trampa, pues reportaría importantes beneficios al nuevo secretario general, que obtendría más de la mitad de los delegados del cónclave –al haber conseguido en las primarias un 50,21% de los votos– lo que supondría un control absoluto del mismo. Una mayoría que no alcanzaría si atendemos al mecanismo tradicional de elección de delegados, que depende en mayor medida del aparato del partido y no tanto de la militancia, que es donde reside la fortaleza de Sánchez.
La oferta recibió un rechazo frontal en Andalucía, donde se proponía un reparto del 65% para Susana Díaz, un 30% para Sánchez y un 5% para Patxi López. Fuentes cercanas a la presidenta andaluza reconocían a LA RAZÓN que darán la batalla «porque no se puede entregar el partido» a Sánchez. Consideran que si, apelando a la paz interna, «se deja hacer en el Congreso», el nuevo líder tendrá mayoría absoluta en el cónclave y podrá, entre otras cosas, sustituir la ponencia elaborada por Ferraz por su proyecto «Por una nueva socialdemocracia» sin dar opción al debate interno. Los susanistas están dispuestos a llegar hasta el final, y votar las listas, para lograr el máximo número de delegados y tener opciones de pacto con Patxi López para imponer sus tesis, vía enmienda.
Estos pactos de lista unitaria, consistentes en extrapolar el resultado de las primarias, sí estarían cuajando en las agrupaciones locales, pero estas mismas fuentes advierten de que si no se acuerda en los niveles superiores –congresos provinciales y regionales–, dicha proporción se pierde. «Pedro mantendrá un apoyo fuerte, pero le podemos rascar más de lo que nos correspondería, atendiendo a los números de las primarias», señalan.
El rechazo de Andalucía también es compartido por Aragón, los dos territorios donde a duras penas se contuvo el avance pedrista. Quienes sucumbieron a él sí se habrían plegado al pacto, pero con la contraprestación de mantener el statu quo en los posteriores congresos regionales del verano. Esto es, ahora se pacta una lista única y en julio y septiembre los dirigentes territoriales, cuyo liderazgo está en entredicho tras las primarias, no son cuestionados con candidaturas alternativas y mantienen el sillón. «Si alguien piensa que el resultado de las primarias es extrapolable al congreso regional, se equivoca», comentan desde una importante federación. Estarían en esta tesis de «mano tendida» la Comunidad Valenciana, Asturias, Extremadura y Castilla-La Mancha, conscientes de que tras la batalla de los delegados del federal vendrá la de sus propios congresos.
Sin embargo, esta tendencia al acuerdo no impera ni siquiera en un mismo bando. En las dos familias en las que está dividido el PSOE hay quienes abogan por el pacto y quienes alimentan la revancha. Sólo así se entiende que, mientras Pedro Sánchez promete que no habrá represalias contra quienes no le apoyaron en las primarias, su coordinadora de campaña, Adriana Lastra, les marque la puerta de salida, si «no vuelven a representar a los militantes».
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