El desafío independentista

El abogado de Puigdemont exige frenar la investidura

El letrado se reúne con dirigentes de JxCat tras el Pleno para desaconsejar que sea propuesto como candidato ya que eso podría desencadenar su detención en España

El abogado de Carles Puigdemont, Jaume Alonso Cuevillas, ayer en el Parlament
El abogado de Carles Puigdemont, Jaume Alonso Cuevillas, ayer en el Parlamentlarazon

El letrado se reúne con dirigentes de JxCat tras el Pleno para desaconsejar que sea propuesto como candidato ya que eso podría desencadenar su detención en España.

El Pleno de ayer para reconocer los derechos de Carles Puigdemont a ser investido no va a tener más recorrido que el de otra «performance» independentista. Aunque JxCat, ERC y la CUP se conjuraron para impulsar esta iniciativa y en los últimos días había recobrado vuelo su candidatura, una forma también de complacer a la crispada calle tras su detención, el propio abogado del ex president, Jaume Alonso-Cuevillas, fue quien se encargó horas después de poner freno al planteamiento porque se podría girar en su contra y convertirse en una trampa. Según informaron fuentes del círculo más cercano al ex president a este diario, el letrado acudió como una exhalación por la tarde al Parlament y se reunió con su entorno con el objetivo de desaconsejar su investidura ya que augura que la justicia alemana le daría un permiso para acudir al Pleno y eso le obligaría a pisar territorio español, lo que implicaría su detención inmediata y puesta a disposición del Tribunal Supremo.

De esta forma, día tras día se confirma que el arresto en Alemania de Puigdemont fue la puntilla a todo su entramado en Bruselas y enfila su entierro político. La jornada de ayer contribuyó mucho a ello. Esta suposición de Alonso-Cuevillas se convirtió en un bálsamo para las aspiraciones de ERC, que defiende formar un Govern efectivo de forma urgente, aunque en las últimas horas ha visto cómo el portavoz en el Congreso, Gabriel rufián, descolocaba a todos asegurando en una entrevista que la «Mesa del Parlament se lo debía jugar todo» para investir a Puigdemont. Unas palabras que a Rufián le costaron una desautorización de algunos dirigentes del partido, según explicaron a este diario varias voces. El temor a la detención en España de Alonso-Cuevillas también se tradujo en un nuevo aldabonazo contra la frágil unidad de JxCat. En una reunión que mantuvieron en la tarde de ayer en la cámara catalana para valorar el nuevo escenario, los pragmáticos consideraron que debe ser un punto de inflexión para iniciar el camino hacia un plan D, mientras los irreductibles exigieron, pese a todo, seguir manteniendo la esperanza en que Puigdemont puede ser investido.

Precisamente, una de los nuevos integrantes del grupo de los posibilistas es Elsa Artadi, que hasta el momento se había situado en el flanco radical y ahora ha evolucionado hacia posiciones más prácticas, hasta convertirse en la reunión de ayer en una de las dianas de todas las críticias. Según informaron a este diario voces presentes en el encuentro del grupo parlamentario, no ha sentado nada bien que se haya alineado con ERC en empezar a iniciar contactos para tantear un plan D en los próximos días. Un escenario que solo llegará cuando se vaya disolviendo el eco de la detención de Puigdemont, pero que no puede perder de vista que la cuenta atrás hacia unas nuevas elecciones ya se ha activados tras la investidura fallida de Jordi Turull –hay margen hasta el 22 de mayor para investir un nuevo president–.

No obstante, a pesar de esta advertencia de Alonso-Cuevillas, que daría al traste con el plan A –la investidura de Puigdemont–, todavía habría opciones para que el plan B (Jordi Sánchez) o el plan C (Turull) vuelvan a resurgir en los planes de JxCat. Para ello aprobaron otra resolución en el mismo Pleno, que también reconocía a los derechos de ambos ex candidatos a ser investidos. Sánchez, tras la admisión a trámite de una queja a la ONU sobre su imposibilidad para ser elegido president, ha vuelto a promoverse como aspirante, tal y como anunció su abogado el pasado martes. Sin embargo, para ello, JxCat y ERC deberían de acabar de sumar los apoyos parlamentarios necesarios, que siguen muy lejanos, aunque la próxima inhabilitación de Puigdemont y Toni Comín podría abrir un resquicio para la esperanza –les obligaría dejar las actas de diputado–. Y es que si la CUP mantuviera su abstención, JxCat y ERC sí que dispondrían diputados suficientes para que la investidura saliese adelante, pero los anticapitalistas, condicionaron la abstención a que JxCat y ERC desafiaran al Estado y permitieran la delegación del voto del ex president y el ex conseller.

Por tanto, el signo del voto de la CUP correría el riesgo de evolucionar hacia el «no», lo que dejaría a ERC y JxCat con los «comunes» como única tabla de salvación. Un escenario imposible de explorar si el candidato es de la candidatura de Puigdemont, la línea roja que ha impuesto el partido liderado por Xavier Domènech, argumentando las vinculaciones que tiene JxCat con Convergència. Por el momento, la única fotografía en la que va a aparecer con los «comunes» será en la del «frente unitario» por la libertad de los separatistas presos. Precisamente, en el Pleno de ayer, que mantuvo todavía debates airados a pesar de que las últimas sesiones parecen tener el próposito de rectificar los ánimos y las conductas de los últimos meses –cargados de tensión y enfrentamiento–, también también votó a favor de que se pusiera en libertad a los diputados encarcelados y se permitiera el regreso impune de los fugados. Idea que desató el contundente rechazo de la oposición constitucionalista, que consideró una entromisión del poder legislativo en el judicial.