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El Congreso abre la campaña

El último Pleno de la legislatura se convierte en un mitin en el que Sánchez pide a los españoles que «den la espalda» a PP y Ciudadanos en las urnas y anuncia una sucesión de decretos ley en los «viernes sociales» hasta los comicios.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció ayer en el Congreso de los Diputados para explicar la posición sobre el Brexit, Venezuela y las polémicas fiscales de sus ministros
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció ayer en el Congreso de los Diputados para explicar la posición sobre el Brexit, Venezuela y las polémicas fiscales de sus ministroslarazon

El último Pleno de la legislatura se convierte en un mitin en el que Sánchez pide a los españoles que «den la espalda» a PP y Ciudadanos en las urnas y anuncia una sucesión de decretos ley en los «viernes sociales» hasta los comicios.

El último Pleno de la legislatura se convirtió ayer en un mero acto de precampaña, relegando el nivel del debate parlamentario a la mínima expresión. Tanto el presidente del Gobierno como los candidatos de los principales partidos utilizaron el altavoz institucional que les ofrece la Cámara Baja para proferir una sucesión de consignas electoralistas de cara a los comicios adelantados del 28 de abril. Solo de forma residual se trató el orden del día de la comparecencia por la que el PP había requerido la presencia de Pedro Sánchez en el Congreso. El Brexit, Venezuela o las polémicas fiscales de algunos de los ministros del Gobierno sirvieron, sin embargo, de coartada para tratar de influir en el votante de cara a los próximos comicios. Tanto es así que el propio presidente del Gobierno afeó a sus rivales que hubieran utilizado sus interpelaciones para «soltar un mitin», una apreciación que seguidamente acompañó de la petición –ciertamente mitinera– de que los españoles les «den la espalda» electoralmente a PP y Ciudadanos en las urnas. «No sé si seguirá usted o no como líder de la oposición, pero pido a los españoles que la mentira y la crispación dejen la vida política y eso pasa por su derrota en las elecciones», le espetó Sánchez a Pablo Casado.

No fue la única alusión que el presidente del Gobierno hizo en estos términos, pues consideró que el debate del 28-A «no será de siglas ni de partidos», «después de la foto de Colón es cuestión de dos modelos de sociedad: una España en la que quepamos todos o una España en la que solo caben Casado, Rivera y Abascal». El tono de Sánchez fue in crescendo, viviendo su punto álgido en la réplica a los partidos, a quienes acusó de «importarles un comino» los temas por los que había sido citado, así como de utilizar «medias verdades» en sus argumentos o recurrir a una oposición «hiperbólica» y «exagerada». No obstante, la primera intervención del presidente también estuvo marcada por una crítica a la «ultraderecha» de Vox, que «inocula su virus en otras formaciones, como un caballo de Troya en el corazón de la democracia» y una advertencia velada a sus eventuales socios –PP y Ciudadanos– de que «con la extrema derecha no se puede ir ni a la vuelta de la esquina».

El propio Casado recuperó el símil asegurando que «Sánchez es el caballo de Troya del independentismo en el Gobierno de España». Por su parte, el presidente del PP también apeló a la fecha de las elecciones como el día en que «España despertará de la pesadilla en la que le ha sumido Sánchez». Casado ubicó en este horizonte temporal, el momento en que los votantes tengan que decidir si «validan» la estrategia de Sánchez de «seguir negociando con los batasunos, independentistas y comunistas» o eligen «la alternativa de confiar en un Gobierno del PP que pueda hacer cumplir la ley en toda España».

Sánchez retomó la palabra para acusar de forma enérgica a Casado y Rivera de «machistas» y al líder de Ciudadanos de primar la «testosterona» sobre las ideas. Y en un nuevo giro electoralista el presidente acuñó lo que en adelante, desde que se disuelvan las Cortes, serán los «viernes sociales»: reuniones del Consejo de Ministros en las que se aprobarán por real decreto medidas que mejoren la vida de los españoles, tales como la recuperación del subsidio para mayores de 55 años o la regulación del precio del alquiler. Decretos que, no obstante, fuentes del Ejecutivo aseguran que no se someterán al criterio de la Diputación Permanente mientras no tengan «atados» todos los apoyos. En concreto, el del alquiler solo cuenta, por el momento, con los de Unidos Podemos y deberán granjearse también los de PNV, ERC y el PDeCAT. En Moncloa aseguran que finalmente no se aprobarán «tantos decretos como se cree».