Felipe VI

El «felipismo» del líder de Ciudadanos

Rivera se siente muy cercano al Rey, con el que ya se reunía siendo Príncipe de Asturias. Para la Corona, Ciudadanos es «carta blanca».

Los Reyes saludan a Albert Rivera el pasado 12 de octubre durante la recepción en el Palacio Real
Los Reyes saludan a Albert Rivera el pasado 12 de octubre durante la recepción en el Palacio Reallarazon

Rivera se siente muy cercano al Rey, con el que ya se reunía siendo Príncipe de Asturias. Para la Corona, Ciudadanos es «carta blanca».

El camino de Felipe VI y el del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, discurren en paralelo en lo que concierne a un concepto: regeneración. El padre del actual Jefe de Estado, Don Juan Carlos, lo dijo bien claro cuando anunció públicamente su renuncia a la Corona: España necesitaba un cambio generacional que se vería representado en la figura de su hijo. Pero la Corona y la política se necesitan para ofrecer una imagen unánime en cuanto a la dirección de un país, y es ahí donde el líder de Ciudadanos sabe que entra. En la recepción del pasado 12 de octubre en el Palacio Real, se postuló «felipista», al igual que en su momento personas no monárquicas se manifestaban «juancarlistas». No aclaró a los periodistas si su partido era monárquico o no, pero sí comentó la buena sintonía que fluía entre ellos, lo presentó como un Jefe de Estado muy preparado para representar a la España que se está redifiniendo, y que puede dar un paso más después de las elecciones del 20-D con un bipartidismo tambaleante. «Es tan cercano que a veces me cuesta acordarme del protocolo», bromeó con los periodistas.

Por otro lado, fuentes cercanas a Don Felipe explican que para la Corona Ciudadanos es, de momento, «carta blanca». Es un partido nuevo sin la mancha de la corrupción, con ideas centristas y europeísta que, a diferencia del otro partido emergente, Podemos, defiende a ultranza la unidad de España. Las mismas personas explican que el Monarca y el dirigente de Ciudadanos se conocen desde hace muchos años: siendo aún Príncipe de Asturias, Don Felipe ha viajado a Barcelona para reunirse con periodistas, personas del mundo de la cultura, política y empresarial para cambiar impresiones respecto a la situación de la región y que el líder de Ciudadanos asistía a dichos encuentros. La palmada en el hombro que Don Felipe le dio a Rivera en el besamanos en el Palacio Real demostró que, exista complicidad real o no, ha habido bastante trato entre ellos. Según las últimas encuestas, PP, PSOE y Ciudadanos pugnan de manera muy equitativa por hacerse con el poder. «Que tres partidos compitan por ganar rompe todos los esquemas», comentó ayer Rivera en Ávila. Porque ése ha sido el escenario para celebrar el aniversario de la fundación del partido en 2006. En la tierra en que nació Adolfo Suárez, el forjador del gran pacto de la democracia. «Me gustaría parecerme a Suárez, aunque no tengo su nivel», informó sin preámbulos ayer. Y así se erige como el gran defensor del «pacto por España» que pretende firmar con los principales partidos con la cláusula de no gobernar con aquellos que quieran romper la unidad del país. La misma esencia que Suárez bajo el reinado de Don Juan Carlos.

Cuando la semana pasada Juntos Por el Sí aprobó el documento para iniciar «el proceso de creación de un Estado catalán independiente en forma de República», el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se puso en contacto con el Monarca para tratar el asunto, según él mismo anunció en una entrevista concedida a la cadena SER. Según fuentes cercanas, Don Felipe no se ha reunido posteriormente ni con el líder socialista, Pedro Sánchez, ni con Albert Rivera para tratar el asunto. El Rey tiene limitado según la Constitución su papel de Jefe de Estado en el sentido de que es árbitro del funcionamiento del país, y se mantiene en un público segundo plano, no puede hacer política. Lo que sí ha hecho Rajoy esta semana en la ronda de contactos con los líderes de los partidos, entre ellos Rivera. Y que, con toda seguridad, informará del contenido al Rey en su reunión semanal. Una forma de representar al país de la que se muestra muy partidario, ya que como ha dicho en reiteradas ocasiones, «Felipe VI no es problema».