Fernando Cancio
El primer submarino S-80 llegará en 2021 con 3.000 millones de sobrecoste
La Armada confía en que el Gobierno dé un empujón a las fragatas F-110 y avisa de que el avión F-35 es la única alternativa a los Harrier
Nueve años de retraso y un sobrecoste de unos «3.000 millones largos». Es la radiografía del programa del futuro submarino S-80 que la Armada espera recibir, después de numerosos contratiempos, en diciembre de 2021. Así lo ha confirmado hoy el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), almirante general Teodoro Esteban López Calderón, durante la presentación de los retos actuales y futuros de la Marina española, entre los que destaca las futuras fragatas F-110 o la renovación de su Ala Embarcada.
Finalmente empieza a verse la luz al final del largo túnel que ha sido –y es– el programa S-80, que nació en 2003 con un presupuesto inicial de 1.700 millones para cuatro unidades, la primera de las cuales iba a ser entregada en 2012. Ahora, la nueva fecha de 2021 implica alargar una vez más la vida de los tres submarinos de la clase S-70, para lo cual se llevará a cabo la quinta gran carena (revisión completa) de cada uno de ellos.
El Consejo de Ministros ya autorizó en diciembre destinar 43 millones para cometer esta revisión en el «Galerna» y tiene previsto hacer lo mismo en los próximos años con el «Mistral» y el «Tramontana», aunque esta última podría anularse si se recibe a tiempo el «Isaac Peral», como se llamará la primera de las unidades que llegará y que se prevé esté operativa a principios de 2023.
El siguiente paso para cumplir con los nuevos tiempos es que el Gobierno autorice, vía Consejo de Ministros, la orden de ejecución de nuevos gastos y plazos, que llega después de que la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, anunciara un nuevo ciclo inversor. Si no surgen más problemas técnicos, en junio de 2024 llegará la segunda unidad y en abril de 2026, al tercera. La última se espera para agosto de 2027. Eso sí, el AJEMA ha apuntado que los dos primeros submarinos no contarán con el sistema de Propulsión Independiente de Aire (AIP), que se incorporará cuando se sometan a su primera gran carena.
Pero el S-80 no es el único programa clave para la Armada y López Calderón también se ha referido a las futuras fragatas F-110, «un programa importantísimo» también pendiente de la firma de la orden de ejecución (prevista para mediados de año) y cuya primera unidad se espera llegue entre 2023 y 2024, y la última, entre 2027 y 2028.
Por último, el AJEMA ha hecho también referencia a la necesaria renovación del Ala Embarcada. Por un lado, en lo que se refiere al Ala Rotatoria (helicópteros), la preocupación está en las «viejas» once unidades operativas del SH-3D, pues a partir de este año «seríamos los únicos que los tendríamos». A la espera de la versión navalizada de los NH-90, seguirán sustituyéndolos temporalmente por otros SH-60F de segunda mano.
En lo que respecta al Ala Fija, el AJEMA ha sido claro al señalar que «la única alternativa» para sustituir a los Harrier es el F-35B estadounidense, a pesar de su elevado precio. Y es que, es el único que puede embarcar en el buque «Juan Carlos I», concebido pensando en estos aviones. «Si Defensa quiere contar con esta capacidad, la tendrá. Y si no, pues no la tendrá», ha sentenciado. Eso sí, dejó claro que no es una prioridad principal para la Armada a pesar de estar incluida en ese nuevo ciclo inversor, pues los «Harrier» tienen garantizada la vida hasta 2025, pudiendo extenderse incluso hasta 2030. Con todo ello, la Armada confía en que con el nuevo ciclo inversor “salgan adelante” todos sus programas.
Por otra parte, López Calderón también ha hablado de las misiones en las que participa la Armada, destacando que en la actualidad hay 2.300 marinos desplegados en diferentes operaciones (nacionales e internacionales). Y confirmó, como adelantó LA RAZÓN, que España ya ha iniciado los trámites para albergar en la base de Rota el Cuartel General Operacional de la misión «Atalanta» de la UE contra la piratería en el Índico. Actualmente se encuentra en Northwood (Reino Unido), pero el Brexit podría obligar a un cambio de sede.
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