Política

Elecciones municipales

El PSOE gana las elecciones pero el PP resiste y podría gobernar Murcia, Castilla y León y Madrid

Los socialistas obtienen la mayoría de los votos en autonómicas, municipales, europeas y el PP evita el “sorpasso” de Ciudadanos. El PSOE sólo tiene aseguradas cinco comunidades: con mayoría absoluta, Castilla-La Mancha y Extremadura, y con pactos Asturias y Baleares y La Rioja. El PP se hace fuerte en Madrid: Martínez-Almeida será el nuevo alcalde con el bloque de la derecha e Isabel Díaz Ayuso conservará el gobierno de la Comunidad. ERC se impone a Colau por un puñado de votos en Barcelona

Pedro Sánchez, valora los resultados electorales de este domingo en la sede del PSOE en Madrid. EFE/JuanJo Martín
Pedro Sánchez, valora los resultados electorales de este domingo en la sede del PSOE en Madrid. EFE/JuanJo Martínlarazon

Sánchez pide abiertamente a Rivera que le “levante” el cordón sanitario. El PSOE necesitará a Ciudadanos para mantener Aragón y para arrebatarle al PP Castilla y León y La Rioja

El PSOE ha ganado esta noche las elecciones europeas, las municipales y ha sido primera fuerza en todas las comunidades a excepción de Navarra y Cantabria. Sin embargo, el ánimo en Ferraz no era festivo, pues los socialistas no han conseguido materializar su gran expectativa para estos comicios: arrebatarle al PP la Comunidad de Madrid. Ángel Gabilondo vuelve a perder por segunda vez la oportunidad de hacerse con las riendas del gobierno. A esto se suma que el poder que los socialistas podrían “robarle” al PP depende de que Ciudadanos se avenga a pactar con los socialistas. Por ello, la declaración de Pedro Sánchez de hoy en Ferraz estuvo dirigida esencialmente a pedirle a Albert Rivera que “levante el cordón sanitario” que impuso al PSOE antes del 28-A. “Los territorios donde el PSOE no puede gobernar, a pesar de ser la primera fuerza, serán aquellos en los que las derechas decidan pactar con la ultraderecha. Una decisión que no se entendería en Europa”, ha advertido Sánchez. Los socialistas necesitarán a Ciudadanos para mantener Aragón y conquistar Castilla y León.

La cara amable de la noche vino en la vis europea, donde el PSOE fue la fuerza más votada. También en el ámbito municipal, aunque a los socialistas se les siguen resistiendo las grandes ciudades, solo mantienen Sevilla y perdieron Zaragoza a lo largo del escrutinio. A nivel territorial, se mantienen y con mayoría absoluta Castilla-La Mancha y Extremadura y con pactos Asturias y Baleares. Los socialistas sí conseguirían Canarias, con Coalición Canaria, y La Rioja con Ciudadanos, sin suma alternativa posible.

El PSOE gana las europeas

El PSOE ha ganado las elecciones europeas. Josep Borrell ha conseguido alzar al PSOE hasta los 20 diputados, convirtiendo a los socialistas en el grupo más nutrido y numeroso de los socialdemócratas europeos. La subida del partido no es baladí, ya que en 2014 los malos resultados de la formación forzaron la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba y abocaron a la etapa de mayor inestabilidad interna del partido. Los socialistas registran ahora un avance de seis eurodiputados y superan la barrera del 30%. El PP de Dolors Montserrat mantiene el tipo y, aunque registra una caída de dos escaños, mantiene la segunda plaza, respecto a Ciudadanos, con 12 eurodiputados y el 20% de los votos. El empuje de Luis Garicano se traduce en una tercera posición y en siete escaños, cinco más que en 2014.

Por su parte, Unidos Podemos, que fue la revelación en 2014 con cinco escaños, consigue sumar solo uno ahora, que le ubican en la cuarta posición. Vox irrumpe como quinta fuerza con tres escaños. En cuanto a las formaciones independentistas, ERC se impone sobre Junts. Oriol Junqueras tendría tres escaños y Carles Puigdemont, dos. En caso de que se produjera el “Brexit” se repartirían cinco escaños más que irían para PSOE (1), PP (1), Ciudadanos (1), Vox (1) y Ahora República (1).

Después de los malos resultados de las elecciones generales y las previsiones de que el PSOE lograra recuperar las comunidades históricamente gobernadas por los populares, el PP ha conseguido mantener dos de sus principales bastiones. Además de Galicia, que deberá celebrar elecciones autonómicas el próximo año -comunidad en la que Alberto Núñez Feijóo tiene una amplia mayoría parlamentaria- el PP ha logrado frenar la caída y podría seguir gobernando en Madrid y Castilla y León, además de Ceuta y Melilla.

En la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso podría ser presidenta con el apoyo de los partidos de la derecha y mantener la comunidad, que gobierna su partido desde 1995. Con el 97,29% de los votos escrutados el bloque de centro-derecha ganaría a la izquierda en la Comunidad. El equipo de Ayuso ha mostrado un "optimismo moderado", situación similar a la que se produce en Castilla y León.

El PP ha perdido las elecciones en una comunidad en la que gobierna desde hace 32 años -de los que los últimos 18 han correspondido a Juan Vicente Herrera-, pero los 31 escaños logrados por los populares (tres menos que los del PSOE de Luis Tudanca), unidos a los de Ciudadanos, con 11, permitiría al PP continuar al frente del Gobierno.

En Murcia, al 80 por ciento escrutado, el Partido Socialista y el Partido Popular han empatado a 16 escaños en las elecciones a la Asamblea Regional de Murcia y sólo les separan unas décimas, que se traducen en 1.410 votos, con el 90,16 por ciento de los votos escrutados. Con este resultado, los seis diputados electos de Ciudadanos se convierten en la llave para que logre gobernar el PP en una región que dominan desde 1995. El partido de ultraderecha VOX entra en la Cámara autonómica con cinco escaños y Podemos pierde cuatro de los seis que tenía en la pasada legislatura. En Ceuta y Melilla, el PP ha estado al borde de la mayoría absoluta, pero necesitará del apoyo de Vox para gobernar.

«Game over» para Manuela Carmena. No habrá segunda parte para ella por más que en su círculo íntimo de colaboradores aguardasen el desenlace del escrutinio como una suerte de reelección por aclamación. En 2015 logró ser alcaldesa tras perder frente a Esperanza Aguirre y, pese a ganar, ha caído derrotada. Sin excusas. El veredicto de los madrileños fue claro al suspender, es verdad que por la mínima, la gestión de una alcaldesa que ha comparecido ante las urnas con el pobre bagaje de una ampliación de aceras –la de la Gran Vía– como el emblema de su mandato, con el dudoso honor de tener el récord de amortización de deuda por no haber sido capaz de ejecutar sus presupuestos y con un sueldo más alto que el que heredó de Ana Botella. La suma de Más Madrid con el PSOE se quedó en 27 concejales, a uno de la mayoría absoluta.

Enfrente, el PP de José Luis Martínez-Almeida tendrá ante sí el reto de configurar un Gobierno de coalición. Quizá a tres –si optan por dar entrada a Vox, que aterrizará en el Palacio de Cibeles con cuatro concejales–, quizás a dos, si los populares conforman un Ejecutivo exclusivamente con los 11 ediles de la bancada de Ciudadanos, comandados por Begoña Villacís, más que probable vicealcaldesa. Los populares se dejaron hasta seis concejales. Una fuerte caída compensada con creces por la noticia que implica la recuperación del ayuntamiento de la capital del país. El resultado también alivia al PP un escenario generalizado de derrotas. Los populares, Cs y Vox suman 30 escaños. Lo ajustado del resultado implica que estos tres grupos tendrán que votar sí o sí a Martínez-Almeida como alcalde el 15 de junio.

A la izquierda la penalizó la división. La alcaldesa marginó de su lista a los ediles críticos, que optaron por presentar su propia lista, bajo el amparo de IU. No lograron representación en Cibeles pero sus 40.000 votos lastraron las opciones de Más Madrid. En resumen: el «carmenismo», cimentado durante estos cuatro años en el culto a la personalidad de la ex jueza, en la multiplicación por diez del gasto en propaganda, en la contratación a dedo de entidades cercanas al Gobierno y en el sectarismo con el que el entorno más cercano a la alcaldesa ha despachado a la oposición política, a periodistas incómodos e, incluso, a los partidos que la auparon al poder –Podemos, IU y Ganemos–, echó anoche la persiana.

Era el examen definitivo para Pablo Iglesias para consolidarse como llave para entrar en La Moncloa. Aspiraban a ser clave para el PSOE en las comunidades y se agarraban a unos buenos datos para sobrevivir durante estos cuatro próximos años tras los pésimos resultados obtenidos en las generales. La sangría de votos del 28-A exigía a Podemos unos muy buenos resultados en comunidades clave como Madrid o Castilla- La Mancha, lugares donde el partido no ha logrado imponerse como fuerza clave para articular un pacto de izquierdas. Varapalo también para el partido en los ayuntamientos del cambio con los que irrumpió en 2015: Han perdido Zaragoza, Valencia y A Coruña y así la posibilidad de presentarse ante el PSOE como el instrumento necesario para articular un gobierno de izquierdas estatal.

En la Comunidad de Madrid, los de Iglesias no se han recuperado del golpe asestado por Íñigo Errejón tras su fuga al partido de Carmena y han quedado incluso por detrás de Vox.

En Castilla-La Mancha el partido se queda sin los tres escaños de las últimas elecciones y el PSOE gobernará en solitario. En Castilla y León pierden nueve de los diez diputados, y el batacazo del partido hace que la gobernabilidad autonómica este en manos de los partidos de derecha. Tampoco entran en Cantabria donde irrumpió con tres escaños. En Canarias tampoco suma un pacto de izquierdas y el PSOE tendría que pactar con Coalición Canaria. En Murcia solo revalidan dos escaños y es superado por Vox. En Aragón la resta de nueve escaños de Podemos hace inviable un pacto de izquierdas.

Si suman a pesar de perder cuatro escaños en Baleares. En La Rioja pierden dos de sus cuatro escaños pero el pacto con el PSOE sí despegaría. . En Navarra suman con PSOE y GBAI. En Extremadura se quedarían con solo dos escaños, lejos de los seis a los que llegaron. En Asturias se escapan cinco aunque suma con el PSOE.

Los Ayuntamientos de los que la formación sacaba pecho penden de un hilo. El cambio se ha quedado sin fuelle en Valencia, A Coruña, Zaragoza y Madrid. Solo han revalidado su poder municipal en Cádiz, donde José María González «Kichi» afianza su alcaldía, uno de los barones más críticos con Iglesias. Pierden la alcaldía en Barcelona a favor de ERC, pero mantienen su poder municipal. Podemos desaparece del mapa en Valencia donde rompió con Compromís y tras presentarse en solitario han perdido todos los concejales. En Galicia pierden la alcaldía en A Coruña. En Zaragoza, solo arañan dos escaños y la alcaldía la cede Pedro Santiesteve. El silencio sepulcral en Podemos pesaba sobre la figura de Pablo Iglesias.

Vox se queda con la pedrea

Vox partía prácticamente de cero en las elecciones municipales, autonómicas y europeas y ha conseguido sumar ayuntamientos y entrar en la mayoría de las autonomías, un resultado que le abre muchas puertas y le permite ser determinante en plazas tan significativas como la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid.

Pese a haber perdido la mitad de sus apoyos con respecto a las generales del 28 de abril, al pasar de casi 2,7 millones de votos a 1,3, el partido de Santiago Abascal lo obvia claramente y se queda con su condición de fuerza clave para arrebatar el poder a la izquierda. Al final es lo que vale: a falta del gordo, gana la pedrea, un premio que recibe con gran satisfacción, porque le permite influir en un par de comunidades -Madrid y Murcia- y en una quincena de capitales de provincia.

Pero lo que es más importante, les vuelve a situar en primer plano, del que fue relegado hace menos de un mes al no cumplir las expectativas que había despertado para las generales y no ser capaces las derechas de sumar los suficientes escaños para impedir un nuevo gobierno de Pedro Sánchez.

Tanto es así que en su primera intervención tras conocer los resultados, Abascal ha dejado sentadas las bases de las próximas negociaciones.

"Que no olvide nadie que Vox va a hacer valer su votos. Esto significa que no vamos a permitir cordones sanitarios de ningún tipo, insultos, estigmas o etiquetas de aquellos que para gobernar van a pactar con nosotros", ha avisado.

La noche electoral en Barcelona partía con dos incógnitas sobre la mesa: la reválida de Ada Colau y una posible mayoría independentista en la capital catalana. Con los primeros recuentos, sin embargo, saltaba la liebre y el PSC de Jaume Collboni se colaba en los primeros puestos. A la postre, en cualquier caso, Colau perdía la alcaldía por un puñado de votos y las aspiraciones soberanistas se quedaban en agua de borrajas. ERC, eso sí, se alzaba con la victoria por primera vez en Barcelona desde 1933. La candidatura patrocinada por Ciudadanos y capitaneada por el ex primer ministro francés, Manuel Valls, cumplía con las encuestas y obtenía seis concejales. Los últimos devaneos del «procés» pasaban factura a JxCat, que protagonizaba el varapalo de la noche pasando de diez a cuatro ediles y a la CUP, que desaparecía del consistorio. El PP, pese a muchas encuestas, salvaba los muebles y obtenía dos. Al final, como todo proceso electoral, los resultados de anteriores comicios cuentan menos que las expectativas de cada partido. En ese contexto, el PSC fue uno de los vencedores de la noche y conseguía duplicar concejales, de cuatro a ocho.

Barcelona en Comú decidió repetir sede electoral y se citó en Fabra i Coats, el mismo lugar donde la entonces activista Ada Colau logró por sorpresa la alcaldía de Barcelona hace cuatro años. Ayer, los nervios eran incluso mayores que en 2015 dada la pugna final entre la plataforma de la alcaldesa, Esquerra y el PSC, en un puño en los sondeos. Los primeros “sí se puede” se escucharon al borde de las 22.30 horas, cuando los “comunes” rebasaron a los socialistas con apenas el 17% escrutado y se encaramaron al primer puesto de la tabla con diez escaños.

Colau compareció poco después de la medianoche, con el rostro serio y visiblemente emocionado. Entre gritos de «alcaldesa», lo primero que hizo fue asegurar que había sido un «gran honor» haber sido la «primera mujer» al frente del Ayuntamiento y recordar el «hito histórico» que supuso su victoria hace cuatro años. Al borde del llanto en todo momento, la ex activista reconoció la victoria de Ernest Maragall aunque enfatizó el crecimiento de las izquierdas en la capital catalana. «Hemos quedado muy cerca y el PSC ha logrado un muy buen resultado», reconoció antes de emplazar a las fuezas de izquierdas a aunar esfuerzos.

De hecho, Colau incluso se refirió a los «28 regidores» que sumarían Barcelona en Comú, Esquerra y el PSC. Aunque evitó referirse explícitamente a un posible «tripartito» con Maragall al frente, sí que dijo que la gente pide conformar «un gobierno amplio y transversal de izquierdas».

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