Elecciones europeas

A la espera de un resultado en clave interna

El pesimismo se ha instalado en las filas socialistas

Valenciano, Rubalcaba y Gómez en el acto de cierre de campaña, ayer, en Madrid
Valenciano, Rubalcaba y Gómez en el acto de cierre de campaña, ayer, en Madridlarazon

El pesimismo está instalado en las filas socialistas. «La campaña ha sido fría y en los militantes no hay ni fervor ni, mucho menos, interés» apunta un dirigente que no ve las cosas muy claras.

El pesimismo está instalado en las filas socialistas. «La campaña ha sido fría y en los militantes no hay ni fervor ni, mucho menos, interés» apunta un dirigente que no ve las cosas muy claras. «Si perdemos con la que está cayendo», añade, «parecerá que los ciudadanos avalan las políticas del PP, por lo que la que nos espera es pequeña. ¡Dios nos coja confesados!». El optimismo no existe en ninguno de los sectores consultados. «Los resultados no serán buenos. No lo serán porque tendremos una gran abstención, porque los grandes partidos serán castigados y porque aparecerán multitud de pequeños grupos que representarán el hastío ciudadano». Y afirma lapidario «sin embargo, el diferencial con el PP no será malo, el resultado será ajustado». Es la última esperanza, que el revolcón tenga un efecto limitado.

Con estas perspectivas, la incógnita se traslada al día 26. ¿Qué pasará en el PSOE? Todos los dirigentes consultados apuntan a que hay que «controlar la reacción para que no sea peor el remedio que la enfermedad». Si nos equivocamos en la reacción podemos hundirnos. Yo apuesto por cambiar las cosas».

En esta última frase se dirimirá la batalla socialista después del próximo domingo. «Todo dependerá de la magnitud de la derrota pero con las perspectivas existentes, no tengo dudas que se puede plantear un congreso extraordinario», apuntan unos. Otros, sin embargo, leen la situación diferente «me cuesta creer en un congreso. Hemos de respetar nuestros procedimientos. El proceso debe consensuarse con Alfredo, convocar primarias y su ganador debe ser elegido en un congreso extraordinario posterior». Podríamos decir que ambas posiciones son la centralidad del PSOE. A un extremo quedan los que «no quieren primarias ni en broma porque no podrían controlar el proceso» y al otro los que «abogan por unas elecciones abiertas para elegir al secretario general».

El territorio está nervioso. Son conscientes de que en un año se celebrarán elecciones municipales y autonómicas. «Saben que sólo levantaremos cabeza si damos la voz a la gente y hacemos un proceso de primarias ilusionante que aparque la frustración» afirman dirigentes que alertan contra «los que intentarán no hacer primarias, entorpecerlas o postergarlas». Los responsables territoriales mantienen un discreto silencio «aunque saben que la marca está por los suelos. Si no le damos brillo tendremos que poner nuestras barbas a remojar porque los próximos somos nosotros» apunta un dirigente local. «De todas formas, en el partido se habla mucho pero nadie sabe cómo hacer nada. De momento, se respira prudencia. El lunes llegará la ansiedad».

La ejecutiva federal ha conseguido en esta campaña «un cierre de filas necesario» para conseguir unos resultados que le permiten mantener el calendario previsto. Sin embargo, algunos dirigentes son críticos «Cañete fue torpe y perdió el debate y luego se metió en un jardín. Aprovechamos el error pero nos estancamos. Nos metimos en el bucle mediático y nos olvidamos de la gente».

Unos y otros afilan el lápiz y preparan la calculadora mirando a los dos graneros del socialismo: Andalucía y Cataluña. El PSC está al borde de su mayor desastre «nosotros sí haremos congreso extraordinario. Navarro quiere remodelar su diezmada ejecutiva pero si caemos 20 puntos se oirán voces pidiéndolo. Creo que vamos de cabeza» opina un antiguo dirigente. Una coincidencia en todas las opiniones «si alguien tiene la intención de culpar al PSC de la derrota del PSOE, se equivocará. La derrota será de todos». En Andalucía, disparidad de criterios. Algunos opinan que «la derrota será bastante uniforme en toda España. No se salva nadie» mientras que otros abren la puerta a la esperanza «aquí podemos ganar. Es una impresión pero Susana le ha dado fuerza al partido». Nunca unas elecciones europeas tenían tantas lecturas en clave interna. Todo un ejemplo «de que el nerviosismo impregna todas las estructuras del partido».