Política

Doctrina Parot

«En mi tienda no va a entrar. Espero que se vaya pronto»

VECINOS DE VALLADOLID

La Razón
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Cuando la excarcelación del asesino de Olga Sangrador, Juan Manuel Valentín Tejero, era ya una cuestión de tiempo, la madre de la niña, Encarnación Caballo, reconoció a LA RAZÓN que se estaba acordando «mucho» de ella. Tras conocerse la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra la «doctrina Parot», según relató emocionada, las amigas de su hija organizaron un homenaje «pidiendo Justicia para ella».

Seguramente, hoy se sumarían muchos ciudadanos al acto. Valentín Tejero está en la calle y muchos vecinos temen lo que pueda pasar. El asesino de Olga Sangrador y violador de al menos seis niñas más ha facilitado dos domicilios para las futuras notificaciones judiciales: uno en la calle Fuente el Sol de Valladolid y otro en el pequeño municipio de Santovenia de Pisuerga. En la vía vallisoletana, situada en el barrio de La Victoria, Valentín Tejero tuvo durante años un quiosco, cuyo local ahora está regentado por «una pareja de origen gitano». Un comerciante de la zona recuerda al ya ex preso como alguien «simpático, que disimulaba muy bien las fechorías que hacía» y destaca que era «un tío elegante», por lo que le sorprendió la «dejadez» que mostraba al salir de prisión. En aquella época, según relata, un matrimonio entró en su tienda preguntando por el entonces quiosquero y dejando claro que se había propasado con su hija. El comerciante pensó que era un error, aunque luego entendió todo. Tras su excarcelación muestra «estupor y rabia» e incluso deja entrever cierto miedo por lo que le pudiese pasar a su hija, que ahora está en la universidad. Además, deja claro que, por su «temperamento fuerte», no dejaría entrar a Valentín Tejero en su negocio de nuevo y que incluso podría llegar a increparlo si lo viese por la calle. «No me agrada que haya venido aquí. Espero que se vaya pronto», asevera, no sin recalcar su apoyo a las familias de las víctimas, un sentimiento extendido entre aquellos que vivieron de cerca las tropelías de Valentín Tejero.

Mientras, en Santovenia de Pisuerga todavía intentan hacerse a la idea de que el asesino de Olga Sangrador podría volver a pasearse por sus calles. De acuerdo con la propietaria de un conocido bar de la localidad, «de momento, no hay mucho comentario» porque «está todo en el aire». No obstante, incide en que ya hay opiniones «de alarma» y en que éstas van a ir a más porque, «en cualquier sitio en el que se oiga que alguien de estas características va a vivir, hay preocupación». «Es lógico», concluye.