Cataluña
Marlaska: «En los actos violentos subyace el independentismo radical»
«El problema son actitudes desafiantes como las de Torra”, explica el ministro de Interior sobre la situación que se vive en Cataluña en una entrevista para LA RAZÓN.
«El problema son actitudes desafiantes como las de Torra”, explica el ministro de Interior sobre la situación que se vive en Cataluña en una entrevista para LA RAZÓN.
¿Torra incurre en desobediencia con la nueva resolución que tramitará el Parlamento catalán y que reivindica la autodeterminación?
–Los letrados ya han advertido a la Mesa del Parlament de que pueden incurrir en responsabilidades de todo tipo, incluida la desobediencia ante el Tribunal Constitucional. Creo que es muy posible que así pueda ocurrir. Pero hay que esperar a ver si llega a discutirse en el Pleno y si se vota. Ése será el momento de actuar. Todo el mundo debe saber que el Estado de Derecho es permisivo dentro de la ley, aunque muy tajante cuando uno se coloca fuera de ella, como hemos visto con la sentencia del Tribunal Supremo.
–La oposición les ha acusado de «mirar hacia otro lado» por no recurrir de inmediato la tramitación de la última resolución presentada por los grupos independentistas.
–El Estado de Derecho tiene que actuar justo cuando la situación lo exige. No debe hacerlo tarde, pero hacerlo demasiado pronto, con carácter preventivo, es una muestra de debilidad. Esperemos a ver si el Pleno lo debate y en qué resolución se concreta. Si esa resolución vulnerase la Constitución y el ordenamiento jurídico, así como lo establecido por el TC, que nadie dude de que el Gobierno lo impugnará primero ante el TC y actuará con las acciones de todo tipo que considere oportuno. Incluso acciones penales si procediera. Ya impugnamos la reprobación de la Monarquía aprobada por el Parlament, y que nadie dude de que el Gobierno, ante cualquier actitud que vulnere el marco constitucional, ejercitará las acciones necesarias y precisas.
–¿Usted cree que Torra va de farol? ¿Que no dará un paso fuera de la ley por miedo a las consecuencias del «lo volveremos a hacer»?
–Vamos a centrarnos en los hechos. Hay gente que fantasea mucho o que de palabra es muy valiente y luego se echa para atrás, que se mueve sólo en el plano de quedar bien no sé ante quién. Como les he dicho antes, la fortaleza del Estado de Derecho se demuestra actuando cuando tiene que actuar. Cuando alguien se anticipa es porque duda de sus propias fuerzas.
–¿La independencia es un simulacro que nunca llegará a más?
–Son conscientes de que no pueden llegar a más. El reto que se les plantea es cómo le dicen que no es posible la unilateralidad a aquellos que convencieron de que sí era posible.
–¿Qué margen tiene la política después de la sentencia del Supremo?
–La política debe tener el mismo margen de siempre, dentro del marco normativo. Ése es el único margen que hay. No puede haber nada más que eso. Constitución, ley, ordenamiento jurídico y profundizar en el autogobierno, pero con elementos de consenso con los que todos nos encontremos cómodos. Y siempre bajo ese paraguas de la legalidad, del que nadie se puede salir.
–¿Torra es un problema para Cataluña?
–No me gusta personalizar. El problema son actitudes desafiantes como las de Torra.
–¿Qué mensaje traslada usted como ministro del Interior en funciones a quienes temen que Torra abra las puertas de las cárceles a los políticos independentistas condenados por el Supremo?
–¿«Abrir las puertas» para que salgan y huyan? ¿A qué se refieren exactamente?
–A que abuse de sus competencias penitenciarias para convertir en papel mojado la condena del Supremo.
–Los permisos, entonces. El cumplimiento de las penas privativas de libertad gravita en la autoridad judicial. Dos meses después de que se haya declarado firme la sentencia, la autoridad penitenciaria decide. Pero es la autoridad judicial quien dispone las clasificaciones: está el fiscal para poder impugnar y el juez de vigilancia penitenciaria para resolver. Y en materia de clasificación, el propio órgano de enjuiciamiento que es la Sala Segunda. En todos los ámbitos relativos a ejecuciones de la pena privativa de libertad interviene en un sentido o en otro la autoridad judicial, con lo que el margen de maniobra de la Generalitat es muy limitado.
–Se han convocado nuevas manifestaciones en Cataluña este mismo fin de semana. ¿Si vuelve la violencia enviará más refuerzos policiales en atención a las quejas de que faltaron agentes?
–De mí dependen la Policía y la Guardia Civil, pero en esta valoración voy a incluir también a los Mossos, porque estos días no ha habido diferencias de uniformes sino uno solo, en un trabajo coordinado y conjunto. Nuestro balance es que las cosas se hicieron bien. Siempre se puede mejorar, pero el dispositivo fue el correcto para actuar con proporcionalidad y garantizar la seguridad de todos los catalanes y de los agentes implicados. Quiero aprovechar para señalar que no hay dos violencias, como sostienen algunos en una equidistancia inaceptable. La violencia es sólo de los violentos radicales independentistas, que son los que perturban el orden público y la seguridad de todos. Los cuerpos policiales sólo utilizan la fuerza legítima para garantizar la seguridad de todos en caso de que sea necesario. Son los únicos que en un Estado de Derecho pueden utilizar la fuerza en términos de legitimidad.
–¿Entiende que se diga que ha faltado apoyo político a la Policía?
–Si alguien se ha sentido así, lo siento. Yo me he manifestado en todo momento y desde el principio ofreciéndoles todo el apoyo político mío personal y de todo el Gobierno. Como ministro mi obligación es garantizarles las mejores condiciones para el ejercicio de sus funciones, evitar situaciones de tensión por tantas horas de trabajo en una situación difícil y que hubiera los medios personales necesarios y convenientes para reemplazos y relevos. Se ha cuidado todo eso y se seguirá cuidando. En el centro de coordinación se establecen los criterios de actuación, dentro del principio general de responder a la violencia con proporcionalidad y progresividad para salvar su integridad física y del conjunto de la sociedad, como dicen todos los protocolos.
–¿Por qué no se apoyaron y se apoyan más en la Guardia Civil?
–El plan de previsión del operativo fue establecido tiempo antes de la notificación de la sentencia del Tribunal Supremo. Y el centro de coordinación, que ha trabajado las 24 horas del día, fue estableciendo cuándo se debía actuar, cómo, qué infraestructuras se iban a cubrir y por quién. La Guardia Civil se ha destinado a la protección de infraestructuras críticas muy relevantes como aeropuertos o puertos, algo muy importante porque no estamos hablando de viajes de placer. De esa garantía depende, por ejemplo, un trasplante de órgano que viaje en avión o la seguridad en el traslado de material peligroso. Mi obligación ha sido exigir que la violencia independentista no afecte a las infraestructuras críticas, que no pare la vida de los catalanes, que funcione la cooperación con los Mossos, y que haya garantías para la seguridad física de los agentes y de la autoridad. A partir de ahí, los especialistas operativos son los que toman las decisiones técnicas. Tanto es así, que la Guardia Civil ha intervenido en disturbios producidos en varias ciudades catalanas, como Reus o Girona.
–Después de escucharle, ¿el balance es que las cosas se hicieron bien y éste será el modelo si se repiten los altercados?
–El dispositivo estuvo bien medido. Perfectamente se pudo observar la coordinación, cooperación y que no hubo ningún momento de disfunción. Otra cosa es que la violencia ejercida fuera más intensa y más grave de lo que esperábamos.
–¿Les sorprendió?
–A todo el mundo; nadie esperaba este tipo de violencia.
–¿Falló la información, como con las urnas del 1-O?
–Son situaciones que no son comparables. Sabíamos que iba a haber violencia. Pero todos los operativos han dicho que hubo una violencia de mucho mayor impacto que la del País Vasco, por ejemplo. No se habían enfrentado nunca a una violencia de esa naturaleza por cómo buscaban el cara a cara, además de los medios que utilizaron. Ahora bien, que nos sorprendiera no quiere decir que no se previera adecuadamente y se respondiera como tenía que hacerse. Hubo más de doscientos detenidos, y treinta de ellos está en prisión provisional, que no es un número menor. Espero que todos los independentistas violentos sean conscientes de la fortaleza del Estado de derecho.
–«Independentistas violentos». ¿No hay «infiltrados», como denuncia Torra?
–No me gusta que se difumine la realidad. En los actos vandálicos y violentos de Cataluña subyace el independentismo violento. En todas las democracias modernas hay movimientos antisistema que siempre se suman cuando puede haber un foco de violencia, pero eso no cambia en este caso el origen de la violencia, que es el independentismo radical y violento. Aunque hay quien intente difuminarlo está acreditado por la naturaleza de las detenciones.
–¿Quién está detrás de esos grupos de «independentismo radical y violento»?
–Los servicios de información de la Policía y de la Guardia Civil llevan tiempo, no sólo como consecuencia de estos hechos, estudiando este movimiento violento. Y habrá conclusiones, aunque, lógicamente, no podemos ir radiándolas mientras estamos trabajando. Los ciudadanos deben tener confianza en que todos los responsables pagarán por sus acciones. Las detenciones no cierran la investigación, la abren y no habrá impunidad. Como dije antes, podemos haber fallado en algo y siempre se pueden prever mejor las cosas, pero se ha actuado muy bien y el mérito es de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
–¿Esto grupos de independentistas violentos, como subraya usted, se han podido organizar sin un apoyo político, institucional, estructural y de financiación?
–Dejemos que las investigaciones avancen. Como ministro del Interior sería un temerario y un irresponsable si adelantara algo sin que las investigaciones hayan concluido.
–¿Quién está detrás de «Tsunami Democràtic»? Hay quien dice que los «jefes» son los mismos que los de las urnas que no encontró el Gobierno de Rajoy.
–Hay un procedimiento judicial abierto y mi obligación es no interferir en nada y dejar que la investigación siga su curso. Entiendo el interés, pero no es el momento de hablar.
—¿Los Mossos ya no reciben órdenes políticas como antes? ¿O por qué ha funcionado esta vez la colabora
–Que yo haya podido comprobar, la Policía nunca recibe órdenes políticas salvo para garantizar la seguridad pública de todos. La coordinación y cooperación con los Mossos ha sido perfecta.
–También con la Generalitat?
–En el Centro de Coordinación estaba el consejero de Interior Buch y el director de los Mossos. –Sánchez no ha querido entrevistarse con Torra, ¿usted mantiene interlocución con su homólogo en la Generalitat?
–Sí, pero se trata de realidades diferentes.
–Quizá la diferencia con el 1-O es que ahora los Mossos necesitaban a las Fuerzas de Seguridad del Estado para soportar el asalto de los violentos. ¿Han colaborado por necesidad?
–Se ha visto claramente que, sin el Cuerpo Nacional de Policía, los Mossos no podrían haber afrontado solos la situación. Pero también se ha visto claramente que los Mossos han hecho todo lo que estaba en sus manos para garantizar la seguridad pública en cooperación con nosotros.
–¿Los centros de menores extranjeros son un problema, una amenaza social?
–Son un reto de orden social. En España hay unos 14.000 menores extranjeros en centros tutelados por las comunidades autónomas, y la mayor parte de ellos están perfectamente socializados. Representan un reto social que hay que abordar y para ello hay una comisión sectorial que dirigen la vicepresidenta y la ministra de Sanidad con competencia de las comunidades. Se han habilitado unos créditos importantes y ésa es la línea en la que hay que trabajar.
–En esta campaña hay partidos como Vox que piden su expulsión inmediata.
–Son respuestas populistas. ¿Expulsar dónde? ¿A qué país? ¿A dónde llevamos a estos menores? Incluso aunque ellos nos digan de dónde son, si el país de origen no les da un salvoconducto no podemos hacer nada. Hay países como Marruecos que están trabajando con nosotros para la repatriación de sus menores, pero hay muchos otros que no.
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