Elecciones catalanas
La CUP apaga la «voz cantante» que quería llevar Puigdemont
Los radicales se suman a ERC y votan contra la investidura de Jordi Sánchez. Este rechazo impediría la mayoría independentista en el Parlament y deja a Cataluña más cerca de unas nuevas elecciones.
Los radicales se suman a ERC y votan contra la investidura de Jordi Sánchez. Este rechazo impediría la mayoría independentista en el Parlament y deja a Cataluña más cerca de unas nuevas elecciones.
El paso atrás es relativo. Carles Puigdemont ha dejado claro en sus últimas declaraciones que no piensa rendirse. Según fuentes de su entorno, el ex presidente fugitivo trasladó al preso Jordi Sánchez un claro mensaje: «Tú serás el candidato, pero yo llevaré la voz cantante». La misiva llegó a la cárcel de Soto del Real a través de intermediarios de total confianza del prófugo y se enmarca en su estrategia de seguir ganando tiempo y avivar el pulso con el Estado español y ERC. De hecho, el malestar en este partido es enorme por las manifestaciones de Puigdemont y su apuesta por el líder encarcelado de la ANC. «Está en juego el legitimismo de un obstinado frente al pragmatismo de ERC», aseguran dirigentes republicanos. Casi a la misma hora en que Puigdemont anunciaba su nuevo desafío, el diputado Sergi Sabriá aseguraba que su candidato es Oriol Junqueras. El enfrentamiento es cada vez mayor, dentro de un circo parlamentario sin precedentes. Tanto que ayer mismo el Consejo Político de la CUP votó en contra de apoyar la investidura Sánchez. El diputado «cupero» Vidal Aragonès hizo público el «rechazo» a la propuesta de apoyar al candidato señalado por Puigdemont. Este escenario aleja la mayoría independentista en el Parlament, a menos que los «comunes» se abstuvieran o que el propio ex president y Toni Comín, ambos en Bruselas, renunciaran a sus escaños.
La decisión de postular a Sánchez no satisface a nadie en el bloque independentista. Ni a la CUP, ni a ERC, ni a un sector del PDeCAT, ni tan siquiera a la ANC, dónde prima la opinión de que la restitución del Govern anterior pasa por volver a investir al propio Puigdemont. Para los republicanos, esta vuelta a la legitimidad tiene otro nombre: Oriol Junqueras. «En ERC se suben por las paredes con las declaraciones de El Puchi». Así lo afirman dirigentes soberanistas, y también del bloque constitucional, quienes coinciden en el análisis: «Se mantiene el teatro de la negociación sólo por el pánico a unas elecciones». Las espadas siguen en alto y la pugna por el control de las áreas de gobierno, en el supuesto de lograr un acuerdo sobre el candidato, es muy fuerte. En el PDeCAT se han encendido todas las alarmas ante la posibilidad de que Esquerra Republicana controle las principales carteras socioeconómicas, educación y, sobre todo, la potente maquinaria de los medios públicos de comunicación. «Se pelean por controlar el dinero y la TV3», advierten dirigentes de los partidos constitucionalistas, PSC, Ciudadanos y el PP.
«Cada día el enfado entre ellos es superior», opinan estos dirigentes, quienes destacan la incapacidad absoluta para hacer política y alcanzar acuerdos. ¿Cómo reclaman diálogo con Madrid si luego son incapaces de dialogar entre ellos?, se preguntan con estupor.
El desacuerdo entre Junts x Cat, marca de la que solo habla Puigdemont ignorando a su propio partido el PDeCAT y ERC complica aún más la investidura y encalla las negociaciones, junto al reparto de la tarta gubernamental. Los antisistema de la CUP aprovechan el conflicto para echar leña al fuego y reiterar sus exigencias radicales, inasumibles para todos los demás. Y entre estos desencuentros, el fugitivo de Bruselas sigue con su vida de lujo que, según él, costean personas de su entorno. Los gastos de la corte de Waterloo no pueden sufragarse con su sueldo de diputado que ronda los tres mil euros mensuales.
El ex presidente quiere seguir en la palestra, aunque ahora no sea reelegido, y se proclama embajador internacional de la causa independentista. Según su entorno, planea una serie de entrevistas y actuaciones públicas con este objetivo, bajo la amenaza de unas elecciones si no lo consigue. Se arrepiente de no haber impulsado la república efectiva y la Declaración Unilateral de Independencia del 10 de octubre, en un claro guiño a las aspiraciones de la CUP. En su núcleo duro insisten en que, si bien algo se ha movido, aún queda mucho camino por recorrer. Dado que la candidatura de Jordi Sánchez es casi imposible que prospere por su situación judicial y la negativa del juez Llanera a ponerle en libertad, sus condiciones siguen vigentes: forzar al máximo una crisis con el Estado español, desprestigiar a Mariano Rajoy en Europa, acudir con sus nuevos abogados a la ONU, y aumentar la tensión social en las calles. El núcleo duro de Puigdemont marca la dinámica en medio de brutales enfrentamientos en el bloque independentista.
De momento, la situación sigue bloqueada y todo hace prever que así será hasta finalizar la ronda de contactos que mañana lunes inicia el presidente del Parlement, Roger Torrent con los grupos de la Cámara. El pesimismo cunde en el bloque soberanista dónde, en el supuesto de acordar un nuevo candidato a la investidura, advierten la pugna por las carteras del Govern y el escollo de las radicales exigencias de la CUP, inaceptables para el PDeCAT y ERC, pero cuyos votos son imprescindibles y ya han puesto en jaque a Sánchez. Encallados y divididos, el espectáculo lamentable sigue su curso. En palabras de un dirigente constitucionalista: «Aquí hay fiesta cada día».
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