El desafío independentista

ERC y PDeCAT urgen un Govern «efectivo» a costa de Puigdemont

Se centran en volver a las instituciones y olvidan al ex president, que ya no es su candidato

El Pleno que hoy se celebrará en el Parlament representa el entierro político de Puigdemont en lugar de su renacimiento
El Pleno que hoy se celebrará en el Parlament representa el entierro político de Puigdemont en lugar de su renacimientolarazon

Se centran en volver a las instituciones y olvidan al ex president, que ya no es su candidato.

El Parlament vuelve a realizar un nuevo pleno histórico, aunque sólo Junts per Catalunya lo ve así. ERC y PDeCAT prefieren calificarlo de simbólico porque «la aprobación de resoluciones tiene carácter político, pero no se va a ir más allá», apunta un alto dirigente republicano. A lo largo de la jornada de ayer Puigdemont sólo contó con las algaradas de los Comités de Defensa de la República –CDR–, el respaldo de la ANC y de parte de Òmnium Cultural, y el apoyo de sus acólitos en JxCat. Apoyo que se reduce a su círculo más íntimo. Sus posibilidades de ser elegido son nulas porque cada día surgen más voces que se desmarcan de su dinámica de enfrentamiento con el Estado y de la realidad virtual de la República catalana El pleno de hoy se parece más al entierro político de Puigdemont que a su renacimiento.

El PDeCAT volvió a reclamar un gobierno efectivo «vamos a defender que Puigdemont sea elegido, pero ahora eso es imposible. Por tanto, hemos de ser claros. Necesitamos un gobierno para recuperar las instituciones», apuntó un dirigente del partido sucesor de Convergència. Desde la cárcel, Turull, Rull y Forn reafirmaban este mensaje por boca de Marta Pascal. ERC se posicionó en la misma dirección. Junqueras, según informan a LA RAZÓN fuentes republicanas afirmó que «necesitamos constituir un gobierno efectivo y cuánto antes». En esta misma línea se manifestaron organizaciones sindicales, empresariales y del Tercer Sector que reclamaron a Roger Torrent, el presidente del Parlament, la necesidad de formar gobierno cuánto antes.

Todas estas peticiones no ponían como condición que fuera Puigdemont el elegido. Más bien al contrario. De hecho, la Plataforma Democracia y Convivencia que pretendía convocar una nueva «huelga de país» –que los CDR quieren que sea indefinida y están negociando con CNT, CGT e Intersindical– ha acabado convocando una manifestación el 15 de abril, con UGT y CC OO a la cabeza, para exigir la libertad de los encarcelados. Poco más porque «la huelga general no es el camino».

El mundo de los Comunes también movió pieza. Si bien oficialmente Xavier Domènech reitera que nunca se elegirá un candidato de JxCat, en un claro guiño a ERC, Jordi Guillot, ex dirigente de Iniciativa per Catalunya, publicó un artículo en La Vanguardia en el que abogó por la abstención de los Comunes para investir al candidato pactado por ERC y JxCat «por realismo y responsabilidad». Ponía dos condiciones: que el candidato fuera elegible y que no se volviera a poner en peligro el autogobierno. Si esta opción prospera, la CUP perderá toda su fuerza porque no será clave en la investidura. Con este panorama, no extraña que Puigdemont pida unidad desde la cárcel en la que está recluido en Alemania.

La violencia de los CDR tampoco gustó ni a ERC ni al PDeCAT. Un dirigente republicano recomendó a los cuperos «menos lenguaje pseudo revolucionario. Lo que hacen los CDR es negativo. Va contra los presos y contra la calma, la reflexión y la sensatez que se necesita en estos momentos». De hecho, según cuentan a LA RAZÓN Junqueras abogó por «manifestaciones pacíficas» desde Estremera. El PDeCAT se suma a este discurso «las movilizaciones del movimiento independentista o serán pacíficas o no serán. Estos no representan a la mayoría independentista». Esta prudencia de PDeCAT y ERC contrasta con la beligerancia de los CDR que se han adueñado de la calle quitándole el protagonismo a la ANC aumentando el enfrentamiento civil.