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España, protagonista por su solidaridad en el centenario de la Gran Guerra
España, país que se mantuvo neutral en la I Guerra Mundial (1914-1918), destacará en la conmemoración del centenario de este conflicto que se celebrará mañana en Lieja, al este de Bélgica, por la ayuda humanitaria prestada en esos años y que encarnó el marqués de Villalobar, diplomático español.
El Rey Felipe VI acudirá en representación de España a la ceremonia, a la que asistirán decenas de mandatarios, en la que también destacará la presencia de los reyes de Bélgica, los duques de Cambridge (R.Unido), el gran duque Enrique de Luxemburgo o los presidentes de Francia, François Hollande; Alemania, Joachim Gauck, y Austria, Heinz Fischer, para escenificar la reconciliación de los bandos.
La gran mayoría de los 83 países invitados a la ceremonia tuvieron combatientes en el territorio belga, pero España, país neutral en ese conflicto, destacó por su labor humanitaria al ser el primero que envió víveres por barco para abastecer a la población y luchar contra la hambruna en Bélgica.
Invadidos por el Ejército alemán el 4 de agosto de 1914, los belgas resistieron durante doce días en una contienda alrededor de Lieja que provocó mil muertos en cada bando, pero que permitió a las fuerzas francesas y británicas organizarse ante el ataque inminente.
El pueblo de Bélgica, país que se negó a colaborar con los ocupantes y que proclamó su neutralidad, sufrió entonces una represión que alivió la ayuda que llegaba desde España gracias a Rodrigo de Saavedra y Vinent, II marqués de Villalobar (1864-1926), cuya labor diplomática contribuyó a que los belgas sortearan el hambre y a que muchos fueran salvados de ser fusilados.
El pueblo belga ha reconocido su destacado papel como mediador entre aliados y alemanes para defender la supervivencia de los ciudadanos belgas, con monumentos conmemorativos en diferentes puntos del país.
Hay un busto en el Senado belga, una calle en Bruselas que lleva su nombre y una placa conmemorativa en la puerta de la que fue su sede como diplomático, entre otros objetos conmemorativos que recuerdan su labor.
El marqués de Villalobar llegó a Bruselas en 1913 como embajador español y, al inicio de la Gran Guerra, fue de los pocos diplomáticos extranjeros que decidió quedarse en Bruselas junto con sus homólogos estadounidense, Brand Whitlock, y holandés, Maurits van Vollenhoven.
Con ellos desempeñó un gran papel mediador para hacer llegar la ayuda humanitaria y alimentos a la población civil y hacer frente a una de las peores amenazas de aquel momento, el hambre.
"No solamente había que conseguir comida, sino también obtener el permiso para que pudiera ser importada a Bélgica y, a la vez, que llegara a los belgas"y no a manos de los ocupantes, relató a Efe la historiadora y miembro del servicio de protocolo del Senado belga Brigitte Henau.
A la vez sirvió como mediador para que algunas sentencias de muerte impuestas por oficiales alemanes a algunos ciudadanos fueran anuladas. En concreto participó en las negociaciones de 26 casos y consiguió anular algunas de las penas, según Henau.
Entre ellos está el conocido caso de la enfermera británica Edith Cavell, que a pesar de que acabó fusilada, la implicación de Villalobar en las negociaciones por tratar de salvarla fue incansable.
"Tuvo una gran relación con el rey Alfonso XIII, lo que le permitió tener acceso directo a éste cuando tenía problemas urgentes, e intentó que el monarca hiciera algo por los que estaban en peligro", señaló Henau.
El contacto con oficiales alemanes que el marqués había conocido anteriormente por su labor como diplomático en otros países, o con los aliados, permitieron que sus acciones como mediador tuvieran gran repercusión a la hora de ofrecer ayuda a los ciudadanos belgas durante la guerra, añadió.
En el Memorial Interaliado de Cointe, en Lieja, uno de los escenarios principales de la conmemoración de mañana, una placa reza "Bélgica se acuerda de la ayuda humanitaria del noble pueblo español"durante la Gran Guerra.
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