Política

Bilbao

Etarras y batasunos se enfrentan para hacerse con el control de los presos

La Razón
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Las diferencias entre ETA y Batasuna (Sortu, Bildu, Amaiur) se han acrecentado tras la publicación de las conclusiones del «Foro Social» (celebrado en marzo en Pamplona y Bilbao) ya que los dirigentes de la banda creen que se está urdiendo una maniobra para dividir al colectivo de presos (el EPPK, por sus siglas en euskera), que algunos reclusos abandonen la disciplina interna y opten por soluciones individuales.

Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, el grupo de apoyo a los internos, los llamados «arantxas», del que forman parte varios abogados, entre ellos Arancha Zulueta, desarrolla, desde mediados de mayo, una intensa actividad en las cárceles para que se mantenga la unidad y la disciplina.

Aunque ETA logró que en la conclusiones se excluyera una en la que se le pidiera la entrega unilateral de las armas (porque así lo habían exigido los pistoleros), la inclusión de la recomendación de que se modifique la política penitenciaria y que el «proceso de reintegración (de los presos) se realice por medio de cauces legales, aceptando que el mismo, siendo integral, se debe desarrollar de forma individualizada, escalonada y en un tiempo prudencial», no ha gustado a los cabecillas de la banda. De hecho, lo han interiorizado como una maniobra para romper el EPPK. En la rueda de prensa que celebraron los «arantxas» tras la presentación de las conclusiones, advirtieron que el asunto había que someterlo a un debate.

La posibilidad de que algunos reclusos, de una forma escalonada, pero que puede ser contagiosa, opten por buscar «salidas individualizadas», ha causado una gran enfado en el seno de la organización terrorista, que sabe que si se rompe la «pata» de los presos, todo el tinglado terrorista puede estar en peligro. Una situación inédita, que se produce cuando ETA no ha concluido aún su debate interno.

Las fuentes consultadas han señalado que hay que estar atentos a lo que ocurra en las próximas semanas y los comunicados que pueda hacer público el EPPK (si es que pueden llegar a un acuerdo entre ellos), y ETA que, en cualquier caso, tratará de hacer valer su autoridad sobre todo el «complejo», incluido su brazo político. Por ello, los expertos no descartan que lo realice con una demostración de fuerza dirigida a su mundo.

A este respecto, han llamada la atención las declaraciones que la semana pasada realizó el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, para descartar, de forma radical, que ETA pueda volver a las armas. Aunque situó esa declaración en la estrategia de crítica al Gobierno por su «inmovilismo» después del supuesto «cese definitivo» de las actividades de la banda, lo cierto es que los expertos las interpretan en clave interna, «como si se quisiera adelantar a los acontecimientos». En la línea de lo que tanto molesta a ETA (por los presos), señaló que habrá que actuar «en consecuencia, desde la unilateralidad como pueblo» y «dar pasos por su cuenta».

Tanto ETA como Batasuna saben que el «proceso» está «enrocado» y que el Gobierno no va a negociar con los terroristas sobre los presos y lo que llaman las «consecuencias del conflicto». Ni se avanza, ni se retrocede. El Ejecutivo, según las citadas fuentes, acierta con esta estrategia porque, como se demuestra, saca a flote las desavenencias y contradicciones internas de la banda y su entorno.

A los presos se les crearon muchas expectativas a lo largo de 2010 y 2011. Se les trasmitió que en poco tiempo estarían casi todos en libertad. Lo mismo ocurrió con los etarras clandestinos, que podrían volver a sus casas dentro de la mayor impunidad. Nada de eso ha ocurrido y el ambiente en las cárceles es de una enorme tensión. Batasuna prepara varios actos (como el del sábado en Francia) para tratar de transmitir que todos apoyan su estrategia.

Los expertos prefieren no aventurar cuál puede ser la reacción de ETA ante este intento de volver a tomar el control del «proceso», que los «políticos» habían perdido en los últimos meses ante la falta de resultados.

Lo que está claro, agregan, es que el follón interno de la banda y su entramado es considerable.