Política
Falsificar el currículum es delito
El Supremo ha dictado sentencias por falsedad documental e intrusismo laboral tras CV inflados.
El Supremo ha dictado sentencias por falsedad documental e intrusismo laboral tras CV inflados.
Además de provocar la dimisión de un cargo público por responsabilidades políticas, la falsificación de un CV puede llegar a constituir un delito castigado severamente en nuestro sistema penal. Expertos penalistas consultados por LA RAZÓN aseguraron que «el que crea un documento inauténtico para que tenga valor tras su incorporación a un expediente administrativo y que de esa forma tenga eficacia jurídica incurre en un delito de falsedad documental». Este delito, recogido en los artículos 392 del Código Penal, puede llegar a penarse con seis meses a tres años de prisión y multa de seis a doce meses y se describe con una fórmula que bien puede describir la actuación de algunos políticos: «Simular un documento en todo o en parte de manera que induzca al error sobre su autenticidad». También se han dado en nuestro país penas de cárcel por currículos inflados: el Tribunal Supremo condenó a un año de cárcel por intrusismo profesional a una persona que afirmó tener la licenciatura en Derecho para obtener el título de Director de Relaciones Laborales y, en consecuencia, fingir ser abogado durante más de 10 años.
Mientras, la onda expansiva creada por el polémico máster de Cristina Cifuentes va camino de afectar a todos los partidos del espectro político. Ayer mismo abandonó su escaño en el parlamento de Galicia y todos sus cargos en el partido el número dos de Podemos en Galicia, Juan Merlo, tras saberse que no es ingeniero naval a pesar de que ese título es el que aparece en la web de la cámara autonómica gallega y la web de la formación morada. Merlo afirmó sentir «bochorno» y «vergüenza» cuando «ABC» publicó las pruebas de que había inflado su currículo y dimitió para ser «consecuente» con lo que defiende su partido. Irene Montero lo explicó así: «Es una persona que empezó la carrera y se formó, pero no pudo terminarla porque tenía que ayudar a la familia y tuvo que abandonar los estudios. Pero si aparecían los estudios y no lo hizo, ha tenido que hacer lo que era evidente».
«Voy a presentar con carácter inmediato mi renuncia», anunció Merlo, ya que es «la forma ética de hacer las cosas, yo no vine a la política nunca para sedimentar en ella ni para vivir de ella, vine para cambiar las cuestiones», dijo. El ex diputado reivindicó la asunción de responsabilidades, aunque matizó que no considera su situación «de una gravedad tan extrema como las que están afectando a instituciones públicas y universidades con títulos desglosados exactamente». En su caso, dijo, se ha tratado un currículo que describió con las expresiones «inexacto» y «laxo», pero «la mejor defensa de los principios» que lo han llevado al Parlamento y que «rigen su vida» es ser «consecuente» y «presentar su dimisión», informa desde Santiago Ep . «Es lo justo y los demás partidos políticos no tienen el grado y el talante de nuestro partido y para mí es un orgullo poder hacer defensa de lo que me trajo aquí», subrayó Merlo, quien aseguró que no cambió «absolutamente nada» entre la primera comparecencia (donde se negó a dimitir) y la segunda (donde dimitió).
Fue el PP de Madrid el que, a través de su cuenta de Twitter, empezó a desempolvar irregularidades de miembros de partidos de la oposición. Atención especial recibió Toní Canto, de Ciudadanos, que «perdió» la denominación «pedagogo» de su CV cuando cambió de partido de UPyD a Cs. «Seguimos ampliando el hilo con los CV falsos. A Toni Cantó se le cayó el título de pedagogo de la web del Congreso en el cambio de chaqueta», publicaron los populares. La denuncia llegó ayer después de que el jueves, el PP de Madrid recordara machaconamente durante el Pleno de la Asamblea una «irregularidad» en el currículo del secretario general del PSOE-M, José Manuel Franco, consistente en incluir durante ocho años una licenciatura en matemáticas que nunca cursó. Franco se defendió acusando a su vez a los populares de «crear una cortina de humo» para desviar la atención de Cifuentes.
Puede afirmarse que inflar el currículo es una tradición en la clase política española: el propio Carles Puigdemont fue descrito como «filólogo y periodista» durante años aunque nunca terminó estas carreras (aunque ejerció de periodista). Patxi López afirmó ser ingeniero industrial durante años también pero ahora la expresión utilizada es «estudios en ingeniería industrial». Algo parecido sucedió con su compañero de partido, José Blanco, que pasó por licenciado en derecho cuando en realidad había abandonado la carrera en el primer año.
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