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Felipe VI: la calma del precedente de 2016

Zarzuela afronta los retos del nuevo ciclo político tras el 28-A con el bagaje de experiencia acumulado en el «annus horribilis» de las cinco rondas de consultas

Felipe VI recibió en Zarzuela a los líderes políticos cinco veces a lo largo de 2016 / Efe
Felipe VI recibió en Zarzuela a los líderes políticos cinco veces a lo largo de 2016 / Efelarazon

Zarzuela afronta los retos del nuevo ciclo político tras el 28-A con el bagaje de experiencia acumulado en el «annus horribilis» de las cinco rondas de consultas.

Zarzuela encara con «tranquilidad» y «normalidad institucional» los retos que empiezan a dibujarse en el horizonte de la actividad oficial del Monarca tras la decisión del presidente del Gobierno de fijar para el 28 de abril las próximas elecciones generales. Una vez más, Felipe VI se verá obligado a llevar a cabo las prerrogativas anejas a su cargo y fijadas por la Constitución en el proceso de nombramiento del Gobierno, un trance que se prevé complejo y marcado por la incertidumbre al no existir un mapa de alianzas claro entre las distintas fuerzas políticas. En cualquier caso, fuentes cercanas al equipo que asesora al Rey en estos asuntos aseguran que el panorama dista de ser tan problemático como el que ya sacó adelante Zarzuela en 2016, «annus horribilis» político en el que se celebraron nada menos que cinco rondas de consultas, el Gobierno estuvo en funciones casi un año completo, hubo dos investiduras fallidas y, cuando se procedió finalmente a la investidura de Rajoy, lejos de concluir la marejada, comenzó 2017: el año en el que España hizo frente a su mayor crisis institucional desde la Transición –el desafío independentista– trance en el que el Rey también se vio obligado a jugar un papel crucial.

La maquinaria institucional en Zarzuela, a pesar de lo insólito de aquella tormenta política y de su dureza, funcionó de manera coordinada y eficaz. En todo momento se respetó escrupulosamente el ordenamiento constitucional llegándose incluso a formar una «tradición propia» a la hora de encarar este tipo de retos. Debido a esto mismo, aunque ciertamente preocupante, el futuro próximo que se vislumbra para el mes de mayo se afrontará «con un bagaje de experiencia con el que no se contaba en 2016-2017», afirman las mismas fuentes sin olvidarse de recordar que Felipe VI, cuando llevaba apenas 2 años como Jefe de Estado, ya había sacado adelante la mitad (5) de las rondas de consultas que su padre Juan Carlos I realizó a lo largo de sus 38 de reinado.

Uno de los protagonistas del nuevo ciclo político que se inaugurará el 29 de abril será el presidente Sánchez, que, previsiblemente, volverá a Zarzuela para la ronda de consultas previas a la formación de Gobierno tras el 28-A. Lo hará cuando las polémicas revelaciones sobre su relación con Felipe VI hayan abandonado el foco de la opinión pública, algo que ha sucedido esta pasada semana. Concretamente en su libro de memorias «Manual de Resistencia», el todavía presidente del Gobierno utiliza el contenido de sus conversaciones privadas con el Monarca durante las rondas de contactos de enero y febrero de 2016 para demostrar la existencia de «una relación de complicidad que superó y sigue superando, a día de hoy, lo institucional». Más preocupante aún que romper una regla de cortesía básica como es la de no revelar las conversaciones privadas con el Jefe de Estado se consideran las insinuaciones de que Felipe VI hubiera podido colaborar con el líder socialista en una estratagema política para reconducir la situación tras la negativa de Rajoy a intentar formar gobierno: «Nos reconocimos mutuamente como las personas que íbamos a sacar al país del riesgo de bloqueo», llega a decir Sánchez en sus memorias. Esta última insinuación es la que más suspicacias ha provocado porque atenta contra un axioma básico de la labor que se realiza en Zarzuela: «El Rey no hace política». En cualquier caso lo sucedido no alterará en ningún caso el trato que recibirá el líder socialista en el futuro ya que éste no depende de la persona en concreto sino de su papel como líder de una fuerza política que sigue siendo de referencia en España como el Partido Socialista.

El tercer acto de la faena que Zarzuela tendrá que sacar adelante en el futuro próximo será, una vez más Cataluña. Hoy mismo Felipe VI estará en Barcelona para la inauguración del Mobile World Congress (MWC) y se prevé que tanto los partidos independentistas como la alcaldesa Colau escenifiquen su voluntad de ruptura con el orden Constitucional con desplantes al Rey como ya hicieron el año pasado.

Se da la circunstancia además de que esta misma semana la alcaldesa Colau ha llevado a cabo su última acción de depuración borbónica: cambiar de nombre la Avenida del Príncipe de Asturias.

Sin embargo Zarzuela asume estos «gestos» para enviar un mensaje claro de compromiso con la presencia del Estado en Cataluña y, concretamente, con la potenciación de Barcelona como escaparate económico internacional de España mediante la organización de eventos globales como el MWC y Gastech –la feria del sector del gas más importante del mundo– cita en la que también estuvo presente el Rey y en la que también se produjeron desplantes por parte de los independentistas.