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Gómez redobla su pulso a Rubalcaba y deja el Senado por el pacto del CGPJ

El secretario general del PSM, Tomás Gómez, durante su comparecencia en el Senado
El secretario general del PSM, Tomás Gómez, durante su comparecencia en el Senadolarazon

Primero dijo que dimitiría como senador pero sólo si el nombre del juez Martínez Tristán iba incluido en la lista del CGPJ que tenía que votar el Senado.

Primero dijo que dimitiría como senador pero sólo si el nombre del juez Martínez Tristán iba incluido en la lista del CGPJ que tenía que votar el Senado. Cuando supo que el mencionado no tenía que contar con el aval de la Cámara Alta sino con el voto del Congreso, alegó desconocer el procedimiento y como le llovieron chuzos de punta, pues ayer anunció que abandonaba el escaño se votara la lista donde se votara porque de cualquier forma contribuía a que saliera adelante la renovación del máximo órgano de gobierno de los jueces pactada entre PP y PSOE. Hablamos de Tomás Gómez, el secretario general del PSM. Una nueva «tomasada», dicen unos; una escalada más en su «estrategia personal de confrontación con Ferraz», sostienen otros. Él argüye «coherencia» y mantiene que lo hace en defensa de la sanidad pública, ya que Tristán ha sido recusado por su federación en el proceso contra la privatización de la sanidad madrileña. Y con este argumento deja en mal lugar a los otros dos senadores por Madrid, Maru Menénez y Enrique Cascallana, que siguen sentados en el escaño. Y qué decir de los diputados por Madrid del Congreso. Si verdaderamente fuera una posición política de la federación madrileña, tendría que haber habido desbandada.

Pero el secretario general del PSM insiste en que la suya es una renuncia «simbólica» y un gesto de «rebeldía contra el PP» por proponerlo para el CGPJ. «Una lectura en otro ámbito sería equivocada», añadió en alusión a su enfrentamiento con la dirección federal del PSOE por aceptar la inclusión de este juez en la lista de candidatos al Consejo. Difícil de creer en un asiduo a los pulsos al secretario general y en quien un día pidió a Rubalcaba que se fuera y convocara un congreso extraordionario, al siguiente le agradeció los servicios prestados y al otro lideró sin éxito durante la Conferencia Política un frente común para adelantar las primarias. Sin embargo, Gómez defiende que dimitir es lo «coherente» y que quiere poder seguir «de la mano» de los que «luchan» contra la política sanitaria en la Comunidad de Madrid, que es tanto como decir que el resto de socialistas no lo están. Así que los diputados socialistas que refrendaron con su voto a Martínez Tristán no perdieron ocasión de criticar con dureza la «utilización en clave personal» de este asunto y el «egocentrismo» del líder del PSM, a quien invitaron a pensar más en el conjunto del partido y «no en sí mismo».

¿Y qué piensa la dirección federal de todo esto? Pues que Gómez no defiende más que ningún otro socialista la sanidad pública, que su decisión es una escalada más en su estrategia de confrontación con Rubalcaba y que el acuerdo con el PP para renovar el CGPJ incluía no establecer vetos por ambas partes. Los encargados de poner voz a la respuesta oficial fue Soraya Rodríguez en el Congreso y Marcelino Iglesias en el Senado, porque ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni su número dos, Elena Valenciano, quisieron entrar públicamente en el juego de Gómez, que empieza a agotar la paciencia de los de Ferraz.