La investidura de Sánchez
Iglesias aceptaría la oferta de coalición de julio si incluye las políticas activas de empleo
Podemos intentó forzar ayer a los socialistas a negociar rescatando ahora la propuesta de hace un mes y avisó de que «si Sánchez quiere elecciones, las habrá».
Podemos intentó forzar ayer a los socialistas a negociar rescatando ahora la propuesta de hace un mes y avisó de que «si Sánchez quiere elecciones, las habrá».
De nuevo abocados a una negociación «in extremis». De nuevo julio y su negociación de 48 horas para terminar en la investidura no otorgada a Pedro Sánchez. Ese escenario regresa un mes después, y a priori, sin una escaleta distinta. Sin sorpresas, sin avances y con el peso del bloqueo gubernamental las reuniones no se producen entre los partidos llamados a desencallar la crisis política. Ayer, en el Congreso ese escenario de no entendimiento continuó patente. Dentro del grupo parlamentario de Unidas Podemos eran pesimistas respecto a una futura investidura por el rechazo del Gobierno a avanzar en las conversaciones para construir un gobierno de coalición. La tónica general era la de diputados de Unidas Podemos que lamentaban la inacción del Gobierno y que abundaban en evitar responsabilidades si el escenario abocaba en elecciones generales.
En la batalla del relato para no perjudicarse de cara a un 10-N quedan ahora instalados ambos partidos cuando restan 24 días para la disolución de las Cortes Generales. El órdago lo elevaba ayer Unidas Podemos cuando su líder abría la posibilidad de repetición electoral, siempre que el Gobierno no se avenga en negociar en septiembre un gobierno de coalición. «Si Sánchez quiere elecciones tendremos elecciones», era la frase que marcaba ayer el inicio de una no negociación. Pronunciada por Pablo Iglesias en la «Cadena Ser» que, tras criticar la puerta cerrada del Gobierno para con su partido, volvió a hacer un último ofrecimiento de última hora para tratar de evitar la repetición electoral. La propuesta sonaba a julio, otra vez, y a su posterior «no». Tras rechazar entonces la oferta socialista de la vicepresidencia social para Irene Montero y los tres ministerios (Vivienda, Asuntos Sociales e Igualdad) «vacíos de contenidos» –según el partido morado– los de Iglesias ahora sí la aceptarían siempre que a esta se incorporasen las políticas activas de empleo. En palabras del líder de Podemos la oferta de julio se basaba en «gestionar menos del 5% del Presupuesto cuando representamos el 33%». Ahora, un mes después, Iglesias asegura que «si el PSOE vuelve a hacer la misma oferta» se sientan con ellos.
Una nueva oferta que luego, fuentes del partido precisaban que demuestra la «mano tendida» de Iglesias para llegar a un acuerdo, eso sí, sin renunciar a las cuatro propuestas de estructura para un Ejecutivo que incluyeron la semana pasada en el documento de 120 páginas entregado al Gobierno. El objetivo pasa por sentarse a hablar de nuevo, trasladaban. Así, desde Podemos no se cierran a nuevas ofertas, siempre que estas no tengan como límite el acuerdo programático.
Esta flexibilidad que esgrime Unidas Podemos quedó sin embargo vacía cuando en el Congreso de los Diputados se vivió un cruce de acusaciones entre ambos partidos a causa del Open Arms . La crisis humanitaria que se vive en el Mediterráneo acabó separando al Partido Socialista y Podemos. Si bien la portavoz de Unidas Podemos, Noelia Vera –siendo el partido que integra como bandera medidas para resolver el drama de la inmigración– comenzó rebajando la presión contra Carmen Calvo, después el escenario viró. «No quiero ser muy dura con usted», comenzaba su intervención en la que interrogaba a la vicepresidenta para conocer los motivos por los que el Gobierno ha pasado de acoger el «Aquarius» en 2018 a ponerse de perfil con el Open Arms. El tono lo elevó después el PSOE transmitiendo el sentir de los socialistas sobre un gobierno de coalición con Podemos. «Podemos no es de fiar» y «no se puede ser gobierno y contragobierno», decía el diputado Rafael Simancas, un dardo directo recogido por Noelia Vera que, en el hemiciclo se preguntaba por «cúal era el PSOE de fiar» y si «hemos comenzado ya la campaña electoral». La vicepresidenta seguía la misma estela que Simancas y aleccionaba a la bancada morada asegurando que «estar en un gobierno implica asumir responsabilidades que conducen a hacer equilibrios». A la salida del pleno varios diputados morados mostraban su malestar con el Gobierno por utilizar un pleno monográfico sobre el «Open Arms» para atacar al «socio preferente», lo cual, para ellos es una «prueba más de que la agenda del PSOE es ir a elecciones generales».
Dentro del partido criticaban ayer la estrategia que el Partido Socialista está asumiendo, a su modo de ver, de activar la «máquina de la amenaza electoral» para tratar de coaccionar a su grupo a volver a ceder para no ir a elecciones e insisten en que «no tienen miedo de ir hasta el final» reclamando una coalición porque en caso de ir a elecciones, consideran que aunque pueda interferir en el apoyo de su electorado, ellos no serán los responsables de dicha cita porque podrán demostrar las sucesivas propuestas que han ido lanzando al PSOE para sacar adelante un gobierno progresista. «Si vamos a elecciones tendrán que explicar porque ninguna de nuestras ofertas eran válidas», reflexionaba ayer un diputado.
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