Política

Doctrina Parot

Interior extrema la vigilancia en colegios y parques tras la salida de violadores

Concentración de un centenar de vecinos en la plaza de Almadén de la Plata para mostrar
Concentración de un centenar de vecinos en la plaza de Almadén de la Plata para mostrarlarazon

Las Fuerzas de Seguridad del Estado han montado una vigilancia, discreta pero especial, en las zonas –sobre todo en las proximidades de colegios y parques a los que acuden menores–, en las que se sospecha que podrían actuar violadores y otro tipo de delincuentes no rehabilitados que han obtenido la libertad en las últimas semanas gracias a la derogación por el Tribunal de Estrasburgo de la llamada «doctrina Parot», según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto. No se trata de vigilar a los individuos que han salido de la cárcel, y que por lo tanto gozan de todos de sus derechos, sino de actuar en las zonas en las que ya cometieron delitos, las que están más próximas a sus domicilios y, en su caso, en aquellas donde exista riesgo.

Se va a realizar una intensa labor de prevención ante la hipótesis, más que posible, que delincuentes no rehabilitados vuelvan a intentar actuar. «Tan cierto como que un agente de las Fuerzas de Seguridad no puede someter a vigilancia, salvo mandato judicial o fiscal, a una persona que ha salido de la cárcel y goza de sus derechos es que esos agentes pueden transitar por la calle y vigilar zonas en las que, por los datos de que disponen, se sospecha que se puede cometer un ilícito penal, y eso es lo que van a hacer».

Hay poblaciones y zonas en las que en estos momentos existe una auténtica psicosis entre las posibles víctimas de estos individuos. La presencia policial trata de transmitir a los ciudadanos que no están solos y que se va a tratar de evitar, por todos los medios posibles (pero sin infringir la ley), que los delincuentes excarcelados puedan volver a cometer nuevas fechorías que, por su gravedad, causaron en su momento gran alarma social. No existen órdenes oficiales concretas por escrito, al no contar con mandatos judiciales o fiscales que las sustenten, pero las instrucciones ya se han impartido a los agentes que deben actuar en las zonas que se consideran «calientes», bien porque en ellas habiten los delincuentes excarcelados o porque hayan actuado allí antes de ingresar en prisión. Se trata de una labor muy difícil, porque el delincuente siempre tiene a su favor el factor sorpresa y la ventaja de poder denunciar en el caso de que se sienta seguido por personas que crea identificar como miembros de las Fuerzas de Seguridad. Los agentes tienen que permanecer a la espera, todo el tiempo que sea necesario, por si el delincuente aparece en esas zonas y, por su forma de actuar, procede intervenir.

Este tipo de individuos llevan la «semilla del mal» en su interior. Por ahora, pueden permanecer aparentemente tranquilos, pero no se debe bajar la guardia en ningún momento si se quieren evitar desgracias.