Barcelona
La ANC se unió tres horas antes a los antisistema para boicotear la marcha
Puigdemont y Colau asignaron los laterales a los voluntarios de la organización separatista que reventaron la manifestación
Puigdemont y Colau asignaron los laterales a los voluntarios de la organización separatista que reventaron la manifestación.
Barcelona debía proyectar el pasado sábado un mensaje de firmeza a todo el mundo tras sufrir el terror en Las Ramblas: «No tengo miedo». Ésa era el lema consensuado de una manifestación que acabó siendo algo muy distinto, ya que las banderas «estelades» fueron protagonistas del escenario y las protestas contra el Rey, contra el presidente del Gobierno y contra el comercio de armas tuvieron una enorme presencia.
El ejército de voluntarios de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), una entidad que puede acreditar una enorme eficacia en la organización de manifestaciones, volvió a demostrar su capacidad para reventar un evento. Lo hizo en esta ocasión uniéndose a las 170 plataformas que defendieron una manifestación alternativa («Vuestras guerras, nuestros muertos), la cual acabó confluyendo en el paseo de Gràcia.
A las 15:00 horas del pasado sábado –es decir, tres horas antes de la llegada de las autoridades y del inicio de la manifestación–, entidades que podrían considerarse como herederas del «No a la guerra (de Irak)» –el famoso grito volvió a estallar en Barcelona– convocaron a sus voluntarios para repartir toda la cartelería –mayoritariamente de color azul– que dominó buena parte del escenario en el paseo de Gràcia: «Vuestras políticas, nuestros muertos», «Mariano, queremos paz, no vender armas» (en castellano, catalán e inglés), «Felipe, quien quiere la paz no trafica con armas», «La mejor respuesta, la paz» y «No a la islamofobia», entre otras pancartas.
Estas entidades citaron a sus voluntarios ante el consulado de Cuba, es decir, en el paseo de Gràcia entre las calles Consell de Cent y Diputació. Tras repartir el grueso del material propagandístico, realizaron su propia manifestación a las 17:00 horas en el mismo paseo de Gràcia a la altura de la calle Diputació, es decir, a una sola travesía de Gran Vía (adonde debían situarse una hora después las autoridades). De esta forma lograron colocarse a pocos metros de Felipe VI y de Mariano Rajoy antes de su llegada.
Contaron, además, con la inestimable ayuda de los 300 voluntarios de la ANC, que se unieron a la «marea azul». Llama, en este sentido, el giro argumental que hizo el presidente de la Asamblea, Jordi Sànchez, conforme se fueron sucediendo los hechos. Una vez se confirmó la presencia del Rey el jueves por la noche, Sànchez dijo: «La mejor respuesta a la presencia de jefes de Estado en la manifestación del sábado es miles de banderas con crespón negro y un grito unánime». Horas después, tras consumarse los silbidos contra el Rey y contra el presidente del Gobierno consideró: «El mismo pueblo que silba a los hipócritas aplaude a los que se dejan la piel».
«Fuentes constitucionalistas» citadas por Efe aseguraron que los voluntarios de la ANC coparon los laterales de una marcha, no hay que olvidarlo, convocada por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. «Estábamos completamente rodeados de gente que insultaba. Todos juntos», manifestaron. Desde esta privilegiada posición pudieron dar al boicot un gran protagonismo y enmudecer a los miles de manifestantes que simplemente salieron a rechazar el terrorismo.
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