Gobierno de España
La baza de Rajoy: un plan político y judicial contra la corrupción
Ofrecerá un pacto de transparencia a todos los partidos en el Debate del Estado de la Nación. Garantizará la viabilidad de la recuperación económica y brindará financiación a empresas
Los Debates del Estado de la Nación son relativamente fáciles de manejar por cualquier presidente del Gobierno, y más cuando tiene mayoría absoluta. Al final, aunque coincidan con un momento complicado de la Legislatura, es el presidente el que marca los temas.
Los Debates del Estado de la Nación son relativamente fáciles de manejar por cualquier presidente del Gobierno, y más cuando tiene mayoría absoluta. Al final, aunque coincidan con un momento complicado de la Legislatura, es el presidente el que marca los temas por intensa que sea la agitación de la oposición o aunque tenga muchos frentes abiertos, como es el caso. Esta tesis la sostienen quienes fueron gurús del ex presidente del Gobierno José María Aznar en sus ochos años en la Moncloa, por lo que conocen los riesgos de estos duelos parlamentarios y el saldo de los mismos tanto con el viento de cara como con el viento en contra.
Rajoy llega al Debate con la marea en contra de todo el ruido que se está levantando en torno al ex tesorero del PP Luis Bárcenas, y con el peso del descrédito de algunas instituciones y la desafección de un importante sector de la ciudadanía hacia el sistema.
En Moncloa son plenamente conscientes de este problema, que valoran, en cualquier caso, como un daño colateral de la crisis económica. El presidente considera que es normal que en un momento de graves dificultades, la ciudadanía mire hacia sus líderes políticos y las responsabilice absolutamente de todo. No comparte, por tanto, las tesis alarmistas sobre la gravedad de la crisis institucional, pero aun así, irá al Congreso «armado» con un elaborado informe del Centro de Estudios Políticos sobre propuestas y reformas para la regeneración democrática. Rajoy abordará este capítulo en el debate, al que acude después de que desde vicepresidencia se haya coordinado una revisión completa de toda la legislación, incluso la penal, para endurecer el cerco a la corrupción en todas sus vertientes. En Moncloa quieren contestar al daño que les está haciendo el «caso Bárcenas» con el mensaje de que el Gobierno está firmemente decidido a mejorar la eficiencia de la respuesta política y judicial a esta lacra, en línea con la nueva Ley de Transparencia y Buen Gobierno. Y sobre esta base ofrecen un pacto de Estado a los demás partidos.
Sin esquivar este asunto, que tampoco podría porque la oposición le plantará batalla por este flanco, en su discurso inicial Rajoy se centrará en la economía, pero también hablará de España y de la sostenibilidad del Estado del Bienestar. Además de Europa, para informar de la última cumbre de la UE. El eje de su mensaje será que aún no se puede hablar de recuperación económica con 6 millones de parados, y teniendo en cuenta también el elevado número de familias con todos sus miembros sin trabajo o las que están en riesgo de exclusión social. Si bien defenderá que en este primer año de su Gobierno ha colocado los cimientos de la recuperación que se empezará a vislumbrar a final de 2013. Su gran baza, su gran victoria de este primer año, está en la financiación del Reino de España. En verano hubo un riesgo cierto de «colapso» por la situación interna y la inacción del BCE, como reconocen ahora en medios gubernamentales. Y después de haber sentido caer sobre su cabeza la Espada de Damocles de la intervención, Rajoy acudirá al Congreso con el mensaje de que hay signos reales de que los inversores vuelven a recuperar la confianza en España. El presidente y su equipo económico descartan tajantemente a día de hoy el «rescate», aunque oficialmente sean mucho más prudentes a la hora de pronunciarse en público al respecto.
Después de un año obligado a hacer de portavoz de malas noticias, el presidente irá al Congreso con un mensaje en positivo, aunque muy medido en la presentación de las «luces». De entre todas las cuestiones que le plantee la oposición, en un rifirrafe que Moncloa prevé que será a cara de perro y en el que incluso se pedirán dimisiones, Rajoy tendrá la potestad de elegir en qué cuestiones entra y cuáles aparca a un lugar secundario, como siempre han hecho todos los presidentes del Gobierno. Y para las réplicas se ha documentado con el balance más positivo de cada uno de los ministerios para poder jugar con esos datos en el «tú a tú» con los portavoces de cada uno de los grupos. Entre las medidas que repasará en su mirada hacia el futuro, el presidente incidirá en el plan de apoyo a la financiación de pymes y emprendedores, en el que ya lleva semanas trabajando el Ministerio de Economía y Competitividad. Este paquete incluye el refuerzo de líneas de crédito ya existentes y la articulación de otras vías de financiación.
A iniciativa suya, el presidente también incluirá en su discurso un mensaje sobre la unidad de España y el proyecto común como única salida viable de la crisis económica. Ante la Cámara, reiterará que hará cumplir la Ley y la Constitución y que hará lo que tenga que hacer para mantener la unidad de España como proyecto común que ha traído bienestar y prosperidad a los españoles. Ésa será su mirada hacia Cataluña, dentro de un enfoque en positivo sobre los esfuerzos que están haciendo las comunidades y en el que incluirá su compromiso de revisar el sistema de financiación.
En Moncloa están convencidos de que el líder del Ejecutivo saldrá bien parado del Congreso, aun con los elementos que juegan en su contra. Por otro lado, sí admiten que problemas de fondo, como el de Bárcenas y su deriva judicial, no se solucionarán con este debate, pero también subrayan la idea de que aunque son conscientes del daño que este asunto está haciendo a las siglas del PP, «en la calle nadie duda de la honradez de Rajoy».
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