El desafío independentista
La comitiva de Mas solemniza que están en «un camino sin retorno»
Turull, Rovira y Herrera defienden que la reclamación de una consulta es transversal en toda Cataluña
Ocho años y medio después de que tres diputados del Parlamento de Cataluña (Artur Mas, Josep Lluís Carod-Rovira y Manuela de Madre) ocuparan la tribuna del Congreso para defender una reforma del Estatut, otros tres comisionados de la Cámara catalana (Jordi Turull, Marta Rovira y Joan Herrera) regresaron ayer al mismo lugar para defender, en esta ocasión, una transferencia de la competencia sobre referendos para organizar una votación en clave soberanista el próximo 9 de noviembre. El Congreso habilitó un espacio a la derecha de la mesa del presidente Jesús Posada para acoger a los visitantes, mientras que el amplísimo séquito que les acompañó llenó la tribuna de los invitados.
El primero en intervenir fue Turull, el representante de CiU, quien sintetizó la reivindicación nacionalista de esta forma: «Cataluña no se ha metido en un callejón sin salida, sino en un camino sin retorno».
Turull, Rovira (ERC) y Herrera (ICV) defendieron su reivindicación con distintos acentos, con el objetivo de escenificar que la reclamación de una consulta sobre el futuro político de Cataluña es transversal en la comunidad. Turull optó por resumir la trayectoria del catalanismo y por recrearse en la épica del nacionalismo catalán contra las adversidades a lo largo de la historia, un clásico de la retórica de CiU, siempre a medio camino entre la heroicidad y el victimismo. «Los catalanes están protagonizando un nuevo episodio de nuestra historia. La mayoría de los ciudadanos no quiere resignarse a mantener una relación política con un Estado que está diciendo, por la vía de los hechos, que su autogobierno, su lengua y sus instituciones avanzan hacia la residualidad», dijo.
El otro gran argumento del dirigente nacionalista fue que la reclamación de esta consulta no es un artificio de las élites políticas, sino que es una demanda que nace del pueblo. «Ha habido movilizaciones sin precedentes por lo que respecta a la cantidad y han sido ejemplares por su actitud», dijo en alusión a la ausencia de incidentes que, hasta ahora, ha caracterizado las manifestaciones independentistas. «Con una participación cercana al 70 por ciento (en las elecciones autonómicas de 2012) salió una mayoría incontestable a favor de que los catalanes pudieran decidir su futuro», dijo sin mencionar el batacazo de CiU, que perdió 12 escaños en aquella cita.
La representante de ERC también uso el argumento electoral de 2012 para defender que se transfiera a la Generalitat la competencia sobre referendos. Antes de subir a la tribuna, Marta Rovira protagonizó una peculiar puesta en escena. Bajó por el pasillo que comunicaba su asiento con la tribuna y pasó junto a la bancada del Gobierno. Se detuvo y estrechó primero la mano de Mariano Rajoy y luego la de Soraya Sáenz de Santamaría. Hechos los saludos, Rovira tomó la palabra para protagonizar un discurso filantrópico que resultó algo postizo.
«Creo que si nos conociéramos mejor, nos apreciaríamos más. Y de hecho, es la primera vez que les veo a la mayoría de ustedes. Y aunque sea desde el estrado, es un placer conocerlos señor presidenta, señora vicepresidenta, señor Rubalcaba, señor Cayo Lara y señora Díez. Y un abrazo fraternal a los representantes del pueblo vasco, gallego y canario», dijo en los primeros compases de su intervención.
Lastrada por un castellano defectuoso, Rovira protagonizó un voluntarioso discurso tratando de orillar las ofensas que desembocó en una cerrada defensa de la secesión. «Miren, el país (Cataluña) se nos derrite entre las manos. No tenemos suficientes recursos, instrumentos, competencias para poder ayudar a los ciudadanos. No podemos hacer nada y hay mucha gente que se queda atrás», afirmó.
Herrera, el más cómodo en la tribuna y recibido con cortesía por el presidente Posada tras sus años como diputado en el Congreso de los Diputados, centró su intervención en advertir de que «quien rompe España es quien no reconoce el derecho a decidir». El líder de ICV, sin embargo, no se olvidó de trufar su intervención de alusiones a cuestiones sociales para subrayar que el derecho a decidir es el reverso de la moneda de los derechos sociales.
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