San Fernando
La construcción de las corbetas de Arabia Saudí comienza en enero
El contrato ha entrado en vigor esta semana y la primera unidad se entregará en octubre de 2021
Una vez superada la incertidumbre que rodeaba la construcción de las cinco corbetas para Arabia Saudí, los trabajadores de Navantia llevan semanas respirando tranquilos. «Ya no hay riesgo», decía hace unos días a este periódico el portavoz del comité de empresa, Javier Peralta, quien confirmaba que se «continuaba con el proceso de compra de material». Y ayer, esa tranquilidad se hizo algo más oficial después de que el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Vicente Fernández, confirmase la entrada en vigor del contrato y que «la actividad fabril comenzará a partir de enero de 2019 en el astillero de San Fernando». Él fue el primero en anunciarlo en el Congreso, porque, acto seguido, la presidenta de Navantia, Susana de Sarriá, hizo lo propio.
Ambos comparecieron en la Comisión de Industria. Y coincidieron en afirmar que ese riesgo ha desaparecido: «Puedo ofrecer una seguridad absoluta respecto de la ejecución del contrato. Una seguridad que viene dada, no de meras palabras, sino de hechos concretos como que ya ha entrado en vigor», aseguró tajante el presidente de la SEPI. «El contrato ha pasado de su fase de adjudicación y formalización a su entrada en vigor», apuntó, y confirmó que «esta semana se ha aportado por las autoridades saudíes la carta de crédito para la puesta en marcha del programa de construcción».
Además, Fernández explicó que Navantia lleva ya varias semanas «desarrollando actuaciones logísticas» relativas a «la compra de materiales y equipos con el objetivo de iniciar la fabricación» y cumplir con la planificación en plazo». Y confirmaron que la entrega de la primera unidad será en octubre de 2021. A partir de ahí, las cuatro restantes estarán listas con una cadencia de cuatro meses.
Ese aprovisionamiento de material, principalmente planchas y perfiles de acero de alta resistencia, es el primero de los pasos, aunque lo que se considera la «primera piedra» de esta construcción naval llega con el «corte de chapa», que tendrá lugar en enero. A partir de ahí, las planchas y perfiles se van uniendo para formar diferentes partes –o módulos– del buque, denominadas «bloques», los cuales se irán montando como una especie de puzzle en la grada de los astilleros, es decir, en la «mesa de trabajo».
La mayor carga de trabajo la soportará el astillero gaditano, mientras que en otros como el de Cartagena se fabricarán, también como módulos, los motores de las corbetas (cada una lleva cuatro principales y cuatro grupos electrógenos independientes). Las cajas reductoras se harán en la fábrica de turbinas de Ferrol. Si se estima necesario, tanto en Cartagena como en Ferrol podría hacerse alguno de los bloques principales.
Las dos últimas corbetas se terminarán en Arabia Saudí, donde se realizará la instalación, integración y prueba del sistema de combate.
Sarriá y Fernández hicieron hincapié en la importancia del proyecto, «el mayor contrato de exportación de la historia de Navantia», que generará anualmente 6.000 empleos durante cinco años y con el que el PIB aumentará en unos «508 millones anuales», explicó Sarriá. Navantia será también responsable del «Apoyo al Ciclo de Vida» durante cinco años desde la entrega del primer buque, con opción a otros cinco adicionales.
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