Podemos

La guerra Iglesias-Errejón: más allá de Vistalegre 2

Las tensiones entre los partidarios del secretario general y los del secretario político han generado unas heridas de tal calibre en Podemos que en el partido temen que no haya oportunidad de cerrarlas tras la Asamblea Ciudadana, cuyo resultado está por ver

El líder de Podemos, Pablo Iglesias (drch.) y el secretario político de la formación, Íñigo Errejón, durante el pleno del Congreso de los Diputados, celebrado el pasado 1 de febrero
El líder de Podemos, Pablo Iglesias (drch.) y el secretario político de la formación, Íñigo Errejón, durante el pleno del Congreso de los Diputados, celebrado el pasado 1 de febrerolarazon

Las tensiones entre los partidarios del secretario general y los del secretario político han generado unas heridas de tal calibre en Podemos que en el partido temen que no haya oportunidad de cerrarlas tras la Asamblea Ciudadana, cuyo resultado está por ver

Una opinión generalizada recorre las filas de Podemos: “Pase lo que pase, nada volverá a ser igual”. La situación que ha vivido el partido morado hasta la celebración de la Asamblea Ciudadana de Vistalegre 2 ha enrarecido tanto el clima interno que se da por descontado que, sea cual sea el resultado, todo ha cambiado. La cuestión, tal y como se preguntan en las filas podemistas, es saber hasta qué punto eso es algo positivo o negativo.

Lo que sí parece evidente es que las heridas abiertas en estas semanas son tan profundas que va a resultar muy difícil restañarlas. Errejonistas y pablistas llegan tan enfrentados a Vistalegre que pese a las declaraciones públicas sobre la firma de una paz a partir del 13 de febrero nadie tiene claro que esa tregua vaya a firmarse.

“Hay una pelea de élites y de equipos en la que los de a pie estamos hartos del espectáculo que se ha dado”, reconocen fuentes de base de Podemos. A lo largo de estas semanas la pugna ha generado un clima irrespirable en la formación morada. “Ya no se trata sólo de buscar la alineación con los dos principales bandos sino que hay una desconfianza interna de tal nivel que va a ser muy difícil trabajar con los compañeros el día después de que concluya Vistalegre”, temen esas mismas fuentes.

En estos momentos todo son quinielas sobre lo que puede salir del cónclave madrileño de Podemos. El tándem Errejón-Iglesias ha quedado roto y no parece que ninguno de los dos bandos esté dispuesto a ceder posiciones.Aunque el secretario general ha anunciado su proyecto de abandonar el puesto si su lista no consigue la mayoría, desde la dirección de Podemos creen que no llegará la sangre al río. De hecho, parte del entorno de Iglesias confía en que el resultado de las votaciones será bueno para su candidatura. Sin embargo, nunca se sabe, puesto que las votaciones de diciembre mostraron que el errejonismo era más fuerte de lo esperado.

Entre las inquietudes internas está la posibilidad de que Iglesias, en caso de no cumplir sus expectativas, pueda dar un paso atrás. Porque Errejón, en principio, tampoco está dispuesto a hacerse cargo de las riendas del partido. ¿Hay riesgo de vacío de poder? “Es poco probable”, estiman fuentes de la dirección podemista.

Lo cierto es que Podemos se enfrenta a una situación inédita hasta ahora. Y eso que, con retrospectiva, los síntomas comenzaron a dejarse notar meses atrás. “Muchos han aprovechado para ajustar cuentas pendientes”, consideran señalando a los ataques contra Iglesias y su equipo por parte de Carlos Fernández Liria o Santiago Alba Rico. El caso más paradigmático ha sido el de Luis Alegre, objeto de duras críticas por los partidarios de Iglesias: "Como portavoz no daba la talla y cuando optó por pasar a segunda fila como secretario general en la Comunidad de Madrid Pablo le protegió hasta límites insospechados. Incluso cuando estalló la rebelión de algunos errejonistas, a los que no les faltaba razón a la hora de criticar su labor".

En esa ruptura hay un factor que apenas se ha tratado: las tensiones entre la 'vieja guardia' fundadora de Podemos y los que se incorporaron más tarde. Tanto Errejón como Iglesias han dejado en evidencia esa pugna en los últimos días en sendas entrevistas en 'Al Rojo Vivo', de laSexta. "En Podemos ha habido un viraje paralelo al desplazamiento de la gente que marcó su inicio", aseguró el secretario político. "Podemos nació siendo un partido de profesores universitarios y activistas madrileños y eso tiene que terminar", afirmó el secretario general. En Podemos hay quien cree que ahí hay también un componente de rencor por parte de quienes se han visto superados por el crecimiento del partido: "La casta universitaria no ha soportado verse desplazada en el día a día de la política real".

Cierto o no, el análisis está presente en lo que se ha convertido en una batalla en toda regla. La cuestión está en saber si Podemos será capaz de reponerse a las heridas que se ha inflingido y si las cicatrices no se abrirán a la primera de cambio. Una cosa está sí está clara: el Podemos que saldrá de Vistalegre 2 no tendrá nada que ver con el que se ha conocido.