Política

Navarra

La «kale borroka» rebrota con cinco ataques en tres días

La Razón
La RazónLa Razón

El rebrote del terrorismo callejero, conocido como «kale borroka», con cinco acciones criminales desde la madrugada del domingo al lunes, cuatro en la provincia de Vizcaya y otra en la de Álava, está «justificada», al menos de cara a la galería, por la situación de los presos de la cárcel de Sevilla II, en Morón de la Frontera, que mantienen una supuesta huelga de hambre desde hace casi un mes. En los lugares en los que han actuado los proetarras han aparecido pasquines a favor de los reclusos. Las razones de fondo, sin embargo, son otras.

Un grupo de encapuchados quemó ayer varios contenedores en el barrio bilbaíno de Santuchu. El ataque provocó un gran fuego que alcanzó los primeros pisos de los edificios más próximos. El martes, el ataque de los proetarras buscó, asimismo, la espectacularidad, ya que cuatro encapuchados cortaron, también en la capital vizcaína, una carretera en el barrio de Recalde con una barricada de fuego, en un hecho que causó gran alarma ya que hacía mucho tiempo que no ocurrían cosas como ésta. A ello, hay que unir pintadas a favor de ETA en la estación de Algorta; lanzamiento de pintura contra la sede del PP en Guecho; y, en la madrugada del domingo al lunes, el corte de una catenaria de la línea ferroviaria de Renfe en la localidad alavesa de Araia.

Fuentes antiterroristas, consultadas por LA RAZÓN, señalan que la «kale borroka» se ha reorganizado y ha recibido la orden de actuar, (si es que alguna vez llegó a disolverse, algo que nadie se ha creído). Tiene, al menos, dos grupos en Vizcaya y Álava, aunque no se descarta que haya otros en Guipúzcoa y Navarra.

Estas actuaciones criminales, como la misma huelga de hambre, tienen un trasfondo de mucho calado. Es, según las citadas fuentes, la primera expresión seria de los que, dentro del mundo de ETA, discrepan de la política actual de la «izquierda abertzale» legalizada (Bildu, Amaiur y Sortu). La figura más representativa de este sector es Juan Lasa, «Txikierdi», uno de los presos de Sevilla II, un individuo con tal autoridad dentro del conjunto de ETA y su entramado que dimitió como portavoz del «colectivo» de los presos, y nadie se atrevió a decirle nada.