España
La legitimidad de Don Juan
Mi primer alfiler de corbata llevaba la inscripción «JIII» sobre un fondo de esmalte azul. Por ello, supe desde muy joven que Don Juan era el hijo de Alfonso XIII que por renuncia de sus hermanos mayores había pasado a ser el titular de los derechos de la Monarquía histórica antes incluso de que falleciera su padre. Alfonso XIII, tan bienintencionado como equivocado en muchas de sus actuaciones, había dejado en suspenso su soberanía el 14 de abril de 1931 para evitar un derramamiento de sangre. Para facilitar la vuelta de la Monarquía tras el desastre de la Guerra Civil, no dudó en renunciar a sus derechos en Don Juan, a quien no había errores que achacar.
Perdida la Guerra Mundial por las potencias del Eje, Don Juan presionó, en el interior y en el exterior, para sustituir a Franco y restablecer un régimen liberal. Pero Franco no renunció y desde entonces fue evidente su desconfianza en él. Pese a ello, y contra el dictamen de muchos de sus asesores, Don Juan decidió que sus hijos pasaran a educarse en España. Fue un gran acierto, pues de otra forma es probable que Franco no hubiera instaurado jamás la Monarquía. Franco proporcionó a Don Juan Carlos la legitimidad del régimen, sin la que su acceso a la Corona hubiera sido imposible. Pero Don Juan, que mantuvo su distancia con Franco, le proporcionó, por ese mismo alejamiento, una legitimidad no sólo dinástica, sino también histórica y política, engarzada con la Monarquía liberal. Legitimidad que le transmitió con la abdicación de sus derechos a la Corona un mes antes de las elecciones de 1977.
Director del Instituto CEU de Estudios Históricos
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