La lucha por la finaciación de la cinta de Arteta sobre el terror de la banda

Le ha costado sudor, esfuerzo y sacrificio, nada nuevo para él, por otra parte, pero ha merecido la pena. Lleva con «1980» muchos meses ya. Ha llamado con los nudillos a muchas puertas, le han cerrado otras y está a punto de ver el resultado de tanto trabajo gracias a la ayuda popular y al «crowdfunding»: «Hemos estado todo el verano montando y queremos sacarla antes de que acabe el año. Otra cosa es el estreno. La intención es llevarla al Festival de Berlín y si no se puede seguiremos el calendario y lo intentaremos dentro de un año en el Festival de San Sebastián», explica. Sabe que en el cine, para quien vive en el País Vasco, hablar de ETA mirando a los ojos a las víctimas y sus familiares no es fácil. Él lleva años haciéndolos. Y piensa seguir. Los hizo con «Tres entre mil» y con «El infierno vasco». Ahora, en «1980» nos devuelve al años más duro de la banda terrorista, el año de plomo. «El material que tenemos es impresionante. Puede tener muchas lecturas y eso es lo impresionante. Yo creo que va a quedar compacto y armado», asegura por teléfono. Su intención, como comentó a este diario hace unos meses, ha sido «dibujar un retrato de unos tiempos bárbaros, oscuros, en los que todo estaba impregnado de miedo en el País Vasco, de inestabilidad», y recuerda que, «en medio de un panorama durísimo, la gente no se enfrentó a las víctimas, no se acercaron a ellas ni la sociedad ni los políticos. El País Vasco era Palermo en los peores tiempos de la Mafia», añade el director.