Política

El desafío independentista

La vida más allá del 9-N

La Razón
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Finalmente, y tras meses de insistencia por parte del Partido Popular Catalán, el presidente de la Generalitat ha solicitado una reunión con el presidente del Gobierno de España, que previsiblemente se celebrará en las próximas semanas. Celebramos la realización de este encuentro, que debería servir para abordar un diálogo leal y dentro del marco de la Ley, que nos permita resolver los verdaderos problemas de los catalanes. Ha llegado la hora de hablar con seriedad y responsabilidad y son muchos e importantes los temas que están sobre la mesa: las medidas para consolidar la salida de la crisis económica y reducir el paro, la negociación de un nuevo sistema de financiación autonómica, la regeneración política y la lucha contra la corrupción, la profundización del autogobierno y la reforma de la Administración para hacerla más ágil, eficiente y eficaz.

Éstos son los temas que abordaría un presidente de la Generalitat serio que pensara en los intereses generales de los catalanes. Deseamos sinceramente que sea así y que Artur Mas no se enroque en hablar únicamente de una consulta separatista que no se puede llevar a cabo por la simple razón de que es ilegal, puesto que la soberanía nacional es de todos los españoles y éste es un principio inviolable. Respecto a eso el presidente del Gobierno ha sido meridianamente claro: no va a hacer aquello que ni debe ni puede hacer, porque no está en su mano y sólo el conjunto de los españoles puede decidir sobre el futuro de España. Le pido al presidente de la Generalitat que reflexione, porque aún está a tiempo de rectificar. A ERC le va bien el escenario de división, ruptura y enfrentamiento con el resto de España, pero un partido responsable, con un presidente sensato, debería saber que ahora la prioridad es trabajar para superar la crisis económica, que se deben aprovechar las vías de diálogo dentro de las leyes democráticas y solucionar los problemas reales de los catalanes.

De no ser así –si Mas vuelve a Moncloa por pura escenificación y sin ninguna voluntad de dialogar sobre temas reales y posibles, como ya hizo en la reunión que le llevó a adelantar las últimas elecciones autonómicas–, se demostrará que ha mentido. Que ha engañado a todos los catalanes y que tiene perfectamente diseñado un plan B. Un plan que podría consistir en hacerse una gran foto con todas las entidades independentistas y pactar un calendario de unas futuras elecciones plebiscitarias que nada tienen que ver con lo que nos han venido contando hasta ahora.

Artur Mas tapa los fracasos con fotografías: intentó tapar la corrupción fotografiándose con fiscales y jueces; su fracaso reformista, fotografiándose con empresarios, y ahora ya sabemos que, en cuanto no se haga la consulta, la solución será otra gran foto con su socio Oriol Junqueras y las entidades independentistas. Pero a nosotros no nos preocupa su obsesión por salir en las fotos, nos preocupa que viva en la inopia social y en la parálisis política. Nos preocupa que aproveche la rebaja fiscal del Gobierno de España para subir impuestos e inventar nuevas tasas, que pague a los proveedores sólo con las ayudas del Gobierno de España y no reduciendo el entramado de organismos públicos más grande de España, el de la Generalitat de Cataluña.

Por ello –y porque el Partido Popular es la única oposición en Cataluña ante un PSC que aún anda perdido entre ambigüedades y complejos– tenemos la responsabilidad de seguir proponiendo a los catalanes las reformas que sirvan para solucionar sus problemas y encarar el futuro con optimismo. Queremos demostrar que hay vida más allá del 9 de noviembre y que es mucho el trabajo que tenemos por delante. En este sentido, mientras algunos estarán sólo pendientes de la próxima fotografía del 11 de septiembre, el Partido Popular ha convocado una conferencia política abierta a toda la sociedad catalana en la que abordaremos, el regeneracionismo político en Cataluña, la hoja de ruta para consolidar la recuperación de la economía y la rebaja de impuestos. Cataluña no puede quedar al margen de la regeneración política que la sociedad demanda porque al Gobierno de CiU y ERC le interese únicamente el debate separatista para esconder su inacción ante la crisis económica. Propondremos la reducción del número de parlamentarios y cargos públicos, del número de aforados y avanzar en la transparencia y en la lucha contra la corrupción, con el objetivo de alcanzar consensos y esperamos una respuesta positiva de voluntad democrática reformadora por parte del resto de partidos.

Esto es lo que demanda la sociedad catalana, justo lo contrario de lo que están haciendo la mayoría de fuerzas políticas catalanas cegadas por el proceso secesionista. No es la hora de generar ruptura, división, incertidumbre o inseguridad, sino de ser constructivos y realistas, de abordar reformas y restablecer los puentes de diálogo, de sumar para mejorar todo lo que sea posible y seguir progresando.