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Los datos confirman que vamos por el buen camino

La Razón
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La seguridad, valor intrínseco de toda sociedad democrática, es necesaria para que los ciudadanos desarrollen sus proyectos de vida libremente. Sin ella no se puede dar ni libertad ni bienestar económico ni convivencia pacífica. Por ello, todo Estado democrático debe buscar la mayor seguridad posible para que sus ciudadanos puedan ejercer sus derechos y libertades despajando las amenazas que siempre se ciernen sobre ellos, pues la seguridad absoluta como tal no existe.

En España la seguridad goza de buena salud como reflejan los datos que sitúan a nuestro país entre los más seguros de nuestro entorno. En 2013, la tasa de criminalidad, cifrada en 46,1 infracciones penales por mil habitantes, no solo fue la más baja desde 2001, sino una de las más reducidas de la Unión Europea, de lo que se infiere que las medidas puestas en marcha van en la buena dirección.

El mismo rumbo se registra en nuestras carreteras. La tendencia, año a año, es descendente y, con 1.128 fallecidos en accidentes de tráfico, 2013 ha sido el año en el que menos personas han perdido la vida desde 1960. Este dato es aún más significativo al tener en cuenta que hace 54 años había un millón de vehículos y conducían dos millones de personas frente a los 26 millones de vehículos y 31 millones de conductores que hay en la actualidad.

Que la tasa de criminalidad y las estadísticas de Tráfico nos indiquen que vamos por el camino correcto, no se traduce en complacencia o conformidad. Muy al contrario, para el Ministerio del Interior son un acicate para seguir trabajando con ahínco en la reducción de estos índices, tarea en la que han sido imprescindibles el buen hacer y la profesionalidad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Si positivas son estas cifras, tanto o más lo son los pasos que a lo largo de estos años hemos dado hasta poder diagnosticar el estado terminal de ETA. Derrotada policialmente desde el Estado de Derecho, la banda terrorista, la mayor amenaza que España ha tenido durante muchas décadas, carece de capacidad operativa pues desde comienzo de legislatura hasta ahora, se han producido 99 detenciones. Llegados a este punto, los demócratas tenemos ahora la obligación y el firme compromiso de velar porque la reclamación de memoria, dignidad y justicia realizada por las víctimas del terrorismo permanezca para siempre entre los españoles, de la misma manera que está presente entre los principios inquebrantables del Gobierno.

También se han dado mayúsculos avances en la lucha contra el terrorismo internacional. Ahora, cuando estamos a las puertas del décimo aniversario de los atentados del 11-M, quiero destacar, además de mi recuerdo a todas las víctimas de aquella atroz jornada, que el Ministerio del Interior continúa trabajando en la mejora la lucha contra la amenaza yihadista impulsando iniciativas a nivel europeo sobre la figura del «lobo solitario» o el «adoctrinamiento pasivo».

Además de centrarnos en la lucha contra el crimen organizado, el tráfico de estupefacientes y la inmigración irregular, en el Ministerio del Interior hemos puesto el foco en la búsqueda de medidas que garanticen la seguridad en la Red, el nuevo reto del siglo XXI. La ciberdelincuencia es una prioridad recogida como tal en la Estrategia de Seguridad Nacional y por ello hemos redoblado los esfuerzos en este ámbito. Los españoles saben que en España hay seguridad y así lo reconocen. Por ello sitúan a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía como las instituciones más valoradas, debido a que son los auténticos artífices de que España sea cada día un país más seguro.