Crisis en el PSOE
Los díscolos del PSOE podrían perder sus cargos en el Congreso
El PSOE releva a Susana Sumelzo como coordinadora de los diputados aragoneses.
El «no» a Mariano Rajoy puede salirles caro, literalmente, a los diputados del PSOE que decidieron incumplir la disciplina de voto del partido.
El «no» a Mariano Rajoy puede salirles caro, literalmente, a los diputados del PSOE que decidieron incumplir la disciplina de voto del partido. A los 600 euros de multa –el máximo posible– que la formación tiene previsto imponer, podrían sumarse otras medidas punitivas que también tienen un reflejo económico en la nómina de sus señorías. En concreto, se trata del relevo de los puestos que detentan en diversas responsabilidades –tanto dentro de la dirección como en diversas comisiones– que, según los implicados, la gestora tiene intención de «revisar». No obstante, esta decisión no sería inminente, ya que este diario se ha puesto en contacto con fuentes del Grupo Parlamentario que señalan que la dirección del mismo todavía no se ha reunido para tomar ninguna medida, por lo que «no hay ningún cambio previsto por el momento».
Esos cambios serían sustanciales para nueve de los 15 diputados que no acataron el mandato del Comité Federal de abstenerse en la investidura del candidato popular. Los puestos de mayor importancia son los que detentan la diputada catalana, Meritxell Batet, y la balear, Sofía Hernanz, en la dirección del propio Grupo Parlamentario, de los que podrían verse desplazadas. Sus atribuciones como secretarias generales adjuntas les reportan un suplemento sobre su sueldo de diputadas (4.363 euros brutos al mes) de 657 euros.
También estarían en cuestión las presidencias de las comisiones de Justicia y la Mixta de la Unión Europea, que el PSOE pactó al inicio de la legislatura para diputados socialistas, que ahora se han convertido en díscolos. Al frente de Justicia se encuentra la independiente y número dos por Madrid, Margarita Robles, y el diputado del PSC José Zaragoza preside la Mixta para la Unión Europea. Cambiar las presidencias de sendas comisiones no es tarea fácil para la dirección, pues el nuevo nombramiento tiene que ser acordado con el resto de grupos y aprobado en votación por la propia comisión. Complicaría este supuesto que tanto Robles como Zaragoza no se plantean dimitir de sus cargos. Perder el puesto de presidente les supondría a ambos un perjuicio patrimonial de 1.431 euros brutos mensuales.
Relativamente más fácil sería cambiar a los portavoces de las comisiones, que son elegidos discrecionalmente. Susana Sumelzo, diputada por Zaragoza y que ayer ya fue relevada como coordinadora de los diputados aragoneses por el partido, lo es de la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo; los diputados del PSC Mercé Perea del Pacto de Toledo, Joan Ruiz de Políticas Integrales para la Discapacidad y Manuel Cruz de Educación; y el balear Pere Joan Pons, de la Mixta para la Unión Europea. Si se perpetra el relevo en las portavocías, estos diputados perderían 1.046 euros brutos al mes y mantendrían su sueldo base de 4.363. Los seis diputados restantes que integran la totalidad del grupo de díscolos también detentan puestos en diversas comisiones, aunque lo son de menor relevancia y retribución.
Exceptuando a los diputados del PSC, que ya presentaron sus alegaciones, los ocho parlamentarios restantes trabajan ya en un texto conjunto que harán llegar a la dirección socialista el lunes, apurando al máximo el plazo para su presentación, según ha podido saber LA RAZÓN. En él apelarán a razones de conciencia para mantener su «no» a Rajoy, contraviniendo el mandato del Comité Federal. Por este incumplimiento de la disciplina de voto, todos ellos se enfrentarán a una multa de 600 euros, pero no se espera que el partido quiera ir más allá, como se ha especulado. La razón es que, si bien quieren transmitir el mensaje de que el desacato tiene consecuencias, no quieren ahondar en la división y la fractura existentes en el partido a raíz de la dimisión del ex secretario general, Pedro Sánchez. «Hay que hacer algo, pero no hay que pasarse», señalaba un dirigente consultado por este diario, partidario de una vía de actuación poco agresiva para favorecer el cierre de las heridas dentro de la formación socialista.
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