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Los inmigrantes toman Melilla con violencia ante una Guardia Civil desautorizada por la izquierda

Más de 200 inmigrantes, la mayor cifra desde 2005, lograron cruzar ayer la valla de Melilla. Los subsaharianos, envalentonados ante una Guardia Civil a la que creen desautorizada

Más de 200 inmigrantes de origen subsahariano, naturales de Camerún y Guinea, en su mayor parte, están siendo atendidos por personal del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla
Más de 200 inmigrantes de origen subsahariano, naturales de Camerún y Guinea, en su mayor parte, están siendo atendidos por personal del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melillalarazon

Más de 200 subsaharianos, la mayor cifra desde 2005, cruzan la valla.

Interior refuerza la frontera ante el temor a una nueva avalancha por el «efecto llamada»

Segundo salto del vallado de Melilla en una semana. Ayer entraron, al menos, 214 inmigrantes (la cifra más alta desde 2005), entre los que había por primera vez una mujer, y ha generado una situación que fuentes conocedoras del asunto califican de preocupante. Los subsaharianos, que en algún momento actuaron con técnicas de guerrilla (puede haber ex militares entre ellos, instruidos en sus países de origen), formaron, frente a las masas tipo marabunta de otras ocasiones, un «frente» de 200 metros.

La zona elegida para el salto fue la comprendida entre los pasos fronterizos de Beni Anzar y el Barrio Chino. Los inmigrantes aprovecharon el cambio de guardia, las primeras luces del amanecer y la llegada de marroquíes a los citados puestos fronterizos (con el fin de comerciar y pasar productos a su país), para organizar el salto, actuando en, al menos, dos puntos.

Las Fuerzas Especiales de Marruecos y la Guardia Civil hicieron lo que pudieron para contener a los que querían entrar, pero sólo lograron evitar el salto de un centenar. La situación de la Benemérita es muy complicada, según las citadas fuentes, después del ambiente creado en torno a este Cuerpo y la filtración de órdenes verbales sobre prohibición del uso de determinado material antidisturbios, lo que ha envalentonado a los que quieren saltar el vallado y ha producido un efecto llamada de incalculables consecuencias.

La violencia de los inmigrantes que quieren entrar por la fuerza en España, en concreto por la frontera y el vallado de Melilla, se radicaliza. Al lanzamiento de piedras, se unió ayer el de botellas vacías (que, en cualquier momento podrían contener un líquido inflamable) y la agresión de varios subsaharianos a dos agentes de la Guardia Civil con palos, que le causó heridas en el cuero cabelludo, a uno; y en una pierna, al otro, de las que tuvieron que ser atendidos.

Lamentablemente, según han informado a LA RAZÓN las mencionadas fuentes, se están cumpliendo las previsiones más pesimistas que se habían realizado sobre el efecto llamada que iba a suponer la desautorización del Gobierno y de la Guardia Civil, tras los sucesos de Ceuta; y la referida filtración de una orden verbal (que por ser interna, no había que darle publicidad) para que no se lancen pelotas de goma.

Este tipo de material antidisturbios es muy poco efectivo en muchas zonas del vallado de Melilla, ya que las pelotas, al lanzarlas en tiro curvo, pueden golpear a los agentes marroquíes que operan al otro lado de la frontera; o dar en la valla y volver rebotadas contra los propios guardias. Lo que ocurre es que se ha transmitido la imagen, según las citadas fuentes, de que en Ceuta se podría no haber actuado bien y que a los inmigrantes no se les puede ni tocar para evitar su entrada ilegal.

A este respecto, recuerdan que el uso de material antidisturbios se rige por los principios de oportunidad, proporcionalidad y congruencia, y que en determinadas circunstancias se tiene que plantear la virtualidad de determinadas órdenes verbales, porque se pueden producir circunstancias en las que la integridad física de los agentes esté en peligro. No se trata de desobedecer, porque eso nunca ocurrirá, sino que el que dictó la orden considere lo que ocurre.

Poco después de su entrada en Melilla, los inmigrantes, como en otras ocasiones, se dirigieron al CETI y a la Jefatura Superior de Policía, gritando por las calles, «España, España», «Oe, oe, oe», «Madrid, Madrid», «Libertad, Libertad» y frases similares. Los vecinos de los barrios que atravesaban a la carrera eran despertados por las voces de alegría de los subsaharianos, en una situación que empieza a preocupar. Se trata del tercer salto de la valla en 15 días, por lo que Interior ha decidido reforzar la presencia de guardias civiles en la frontera con la llegada este fin de semana de un Módulo de Intervención rápida del Grupo de Reserva y Seguridad.