Los retos

A la espera de conocer al presidente, ya tenemos la composición del nuevo Consejo General del Poder Judicial, con importantes novedades en su funcionamiento respecto a los anteriores y con el objeto de hacerlo más ágil y eficaz. Tiempo habrá para comprobar si la reforma da los resultados buscados, aunque existe coincidencia en que el órgano de gobierno de los jueces y magistrados necesitaba una reforma en profundidad. Ahora, lo importante son los retos que tiene por delante para los próximos cinco años, en los que 15 de los nuevos vocales compaginarán estos cargos con sus destinos actuales. El primer reto, y nada baladí, es hacer ver a la sociedad que no van a actuar en «bloques políticos», algo que no es nada fácil, romper con esa imagen de politización, de lograr consensos y buscar puntos de encuentros. La labor del próximo presidente se antoja esencial en este punto. El segundo es demostrar que la institución puede funcionar perfectamente con el nuevo sistema, pues de lo contrario no se entendería que hubiesen puesto tanto énfasis en llegar al Consejo.

Y, como ejemplo de los retos anteriores, están los nombramientos. Ni más ni menos que deberán renovar en este mandato casi a la mitad de los magistrados del Tribunal Supremo, a la totalidad de los presidentes de tribunales superiores de Justicia y de las audiencias provinciales. El nuevo sistema permite que se realicen con mayoría de once votos –los que, en un principio, se presupone que llegan avalados por el PP–, pero no sería nada bueno que ocurriera de forma mecánica. Será una buena piedra de toque. En todo caso, el nuevo Consejo merece un voto de confianza. Ahora, toca ganársela.