Ciudadanos
Los tres factores del «espejismo naranja»
Existen tres factores objetivos que cuestionan el auge de Ciudadanos y que frenan su capacidad para, en el corto plazo, convertirse en una opción hegemónica dentro de la política española
Existen tres factores objetivos que cuestionan el auge de Ciudadanos y que frenan su capacidad para, en el corto plazo, convertirse en una opción hegemónica dentro de la política española.
Las expectativas electorales de Ciudadanos (Cs) se han disparado en las encuestas publicadas. La última, el barómetro del CIS, sitúa al PP en el 24% del voto, seguido de Cs y el PSOE, con el 22,4% y 22%, respectivamente, y relegando a Podemos a la cuarta posición con el 19,6%. El CIS es un referente nacional, tanto por su prestigio como por utilizar la muestra de mayor tamaño, diseñada para 2.500 entrevistados en todo el territorio nacional, y con distribución estrictamente proporcional por edad, género y población. Últimamente se publican encuestas de diferentes medios de comunicación que quedan cuestionadas por este amplio estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas. ¿Y si los sondeos fallasen? Existen tres factores objetivos que cuestionan el auge de Ciudadanos y que frenan su capacidad para, en el corto plazo, convertirse en una opción hegemónica dentro de la política española. La formación de Albert Rivera no es mayoritaria entre trabajadores y viejas clases medias ni en los pequeños municipios, además de verse perjudicada por la Ley D’Hont.
La clase social
Ciudadanos es la primera opción, y Podemos la segunda, entre las clases altas, medias altas y nuevas clases medias. Los mejores resultados electorales de ambos partidos se centran en las élites económicas y profesionales españolas. Sin embargo entre la inmensa mayoría de la población española, la encuadrada en la clase trabajadora y viejas clases medias, estos dos partidos nuevos son ampliamente superados por PP y PSOE. Ni siquiera es hegemónica la posición de Ciudadanos en las clases superiores, ya que alcanza alrededor del 23% del voto en los dos estratos de arriba. Además, el peso electoral de estos dos estatus socioeconómicos más privilegiados es del 43,8%, mientras que entre las viejas clases medias y trabajadores, que suman el 54,3% del censo, ni Ciudadanos ni Podemos obtienen resultados aceptables, mientras que PP y PSOE dominan estos estratos. Difícilmente siendo la primera alternativa política entre los que gozan de un mejor estatus económico puede llevar a un partido a ser el primero de España sin el apoyo de los mayoritarios trabajadores y vieja clase media. Populares y socialistas son la primera opción entre las clases populares, las mayoritarias y las que finalmente colocan al PP como primer partido nacional.
La Ley D’Hont
Sin embargo, la principal barrera que bloquea que Ciudadanos sea la primera fuerza política nacional es el sistema electoral que divide España en cincuenta y dos circunscripciones electorales, una por provincia, más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Extrapolando los datos del CIS a cada circunscripción obtenemos que el PP conseguiría entre 97 y 98 escaños, el PSOE entre 87 y 88, Ciudadanos conseguiría 74 y Podemos entre 63 y 65. Los votos que han de reunir estos dos últimos partidos para alzarse con un acta de diputado es de 74.300 y 75.000, respectivamente, mientras que los populares precisan 60.500 y los socialistas 61.700. Esta circunstancia se explica porque el sistema de cálculo de escaños es la Ley D´Hont, que beneficia al partido más votado en cada circunscripción.
Éste es talón de Aquiles de Ciudadanos y también de Podemos. De hecho hay dos comunidades autónomas en donde Ciudadanos no obtendría representación; Navarra y País Vasco. Tampoco en Ceuta y Melilla. Sí que conseguiría representación en el Congreso de los Diputados en las otras quince comunidades autónomas. Pero hay que distinguir cuatro tipos de autonomías; aquellas en las que Cs es la cuarta fuerza, como es el caso Galicia y Asturias. O en las que es la tercera fuerza, como son Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón, Extremadura, Baleares, Canarias y Cantabria.
La suma de escaños en todas estas circunscripciones mencionadas es de 300 de un total de 350, por lo que sin tener representación, o ser la tercera o cuarta fuerza política, difícilmente representa una amenaza para el PP. Por lo que donde se concentra el mayor poder relativo de Ciudadanos es en las comunidades autónomas de Murcia y La Rioja, donde sería la segunda fuerza política y en la Comunidad de Madrid, en la que sería la primera candidatura. En estas tres comunidades autónomas sólo hay en juego 50 escaños. Es curioso que en la Región de Murcia y en la Comunidad de Madrid los naranjas tengan sus mejores expectativas de voto y escaños tras dos renuncias de presidentes autonómicos populares ante la amenaza de Ciudadanos de presentar mociones de censura para derribar a los presidentes Pedro Antonio Sánchez y Cristina Cifuentes.
Los pequeños municipios
La distribución de la población española es el otro factor que imposibilita el «sorpasso» en escaños de Ciudadanos al PP o incluso al PSOE. 154 escaños de los 350 se obtienen en comunidades autónomas con mayoría de población residente en municipios de menos de 50.000 habitantes, y 116 escaños se reparten en las CC AA con mayoría de residentes en ciudades de más de 50.000 habitantes (Madrid, Murcia, Aragón, Cataluña y Asturias). En otros tres hay un equilibrio en el reparto de la población entre hábitat de más o menos de 50.000 habitantes: Andalucía, Canarias y La Rioja), que suman entre las tres 80 escaños.
El CIS nos muestra que la intención de voto y simpatía hacia Cs es del 15% en los núcleos de hasta 50.000 habitantes y crece al 20,7% en las ciudades de más de 50.000 habitantes. Por lo tanto su electorado es más urbano. Hay más escaños en juego en las provincias con mayor población rural o residentes en municipios de menos de 50.000 habitantes, donde es más débil Cs. Por lo que no puede aspirar a superar en escaños al PP.
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