El desafío independentista
Mas planea autorizar sólo a los medios en catalán y que inviertan en Cataluña
La propuesta parte de sus asesores del Consejo para la Transición Nacional
Las variopintas propuestas sobre las que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, sigue soñando con levantar el edificio de la Cataluña independiente incorporan una estricta regulación de todos los sectores, incluso el de la libertad de expresión. Entre los documentos que le remite el Consejo para la Transición Nacional hay un capítulo concreto que afecta a los medios de comunicación en el nuevo Estado independiente. Todos los procesos recaerían sobre el actual Consejo de Audiovisual de Cataluña (CAC), que ya ha sido objeto de varias polémicas. La idea con la que trabajan en la Generalitat es que desde que se constituya el nuevo Estado, y mientras se negocia la entrada en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y se resuelve la convocatoria de concursos para la distribución de las nuevas licencias, se autorice provisionalmente la prestación de servicios a los operadores que hasta entonces emitían en Cataluña. El problema viene a renglón seguido, ya que su plan es que la resolución futura de los nuevos concursos incida en «algunos condicionamientos» como la producción de contenidos en lengua catalana o la obligación de invertir parte de los ingresos en producciones en el propio territorio. En ese escenario, todos los medios ya se encontrarían, en cualquier caso, bajo la competencia directa del CAC, según resalta el Consejo de Transición Nacional, «muy particularmente en el cumplimiento de la normativa sobre contenidos».
Con relación a RTVE, el escenario con el que trabaja la Generalitat es negociar la firma de «un acuerdo transfronterizo» con el Estado español. Reconocen, asimismo, que la aventura independentista puede tener consecuencias en el mercado publicitario de los medios. «Es muy previsible que los cambios que tendrían lugar en este mercado debido a la creación del nuevo Estado –por ejemplo, por las normativas vinculadas al uso de la lengua propia del país, o sencillamente por la acomodación de los mensajes a la idiosincrasia de los consumidores locales– también influirían en la futura composición, oportunidades y relevancia de los operadores», explican. En esta definición del nuevo Estado catalán, en la que sigue empeñada la Generalitat, en los informes se reconoce que la existencia de los dos estados implicaría la reorganización de las empresas que posean centros de producción en Cataluña, que se verán, asimismo, afectadas por una redefinición de los marcos de relación laboral que los regulen.
Mas asume que la Generalitat estaría obligada a buscar fórmulas de cooperación económica, comercial y laboral con España, y que necesitaría, asimismo, promover actuaciones conjuntas, «pactadas en cada uno de los sectores para la defensa conjunta de sus intereses». Para salvar el problema económico y empresarial que rodea al proyecto de la nación catalana, una de las fórmulas con la que promete sortearlo pasa por volcarse en el llamado Arco Mediterráneo, «que va de la Andalucía Oriental, pasando por Murcia y Alicante hasta León».
«Tiene que acabar siendo un marco privilegiado de las estrategias de colaboración entre Cataluña y los estados vecinos. Un tipo de colaboración que no sólo no necesita de la firma de tratados internacionales, sino que permite la participación sin formar parte de la Unión Europea», sostiene en sus documentos el Consejo de Transición Nacional. En esta afirmación reconocen, sorprendentemente, que una Cataluña independiente podría quedarse fuera del marco comunitario europeo.
Los informes del citado órgano encargado de diseñar la «hoja de ruta» para la autodeterminación reflejan las «trampas» que el nacionalismo se hace a sí mismo para poder seguir sosteniendo su desafío independentista. En las últimas semanas los empresarios han dado señales de alarma y han empezado a levantar la voz contra las consecuencias de los planes de Mas. Pero el Consejo Asesor para la Transición Nacional les dice que no tienen que preocuparse porque la solución pasa porque mantengan una relación bilateral con la CEOE, ya que esta organización es la que se ocupa de estar presente «en los órganos del Estado español, es decir, en más de sesenta consejos, fundaciones e institutos públicos».
Resulta también especialmente llamativo el planteamiento de partida en lo que afecta al castellano. Desde una actitud proactiva en defensa y promoción de la lengua y la cultura catalanas, el problema de la «comunidad hispanohablante» pretenden resolverlo con la firma de algún tipo de acuerdo con el Instituto Cervantes. Su objetivo es que Cataluña se incorpore a la Organización Internacional de la Francofonía. Objetivo prioritario «por proximidad y tradición».
«Cataluña está situada en medio de dos imperios: Francia y España»
El presidente de la Generalitat afirmó ayer durante su internvención durante la clausura del Microsoft Eucation Global Forum celebrado en Barcelona que, pese a situarse «entre dos grandes imperios», Cataluña ha sabido mantener con éxito sus signos de identidad.
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