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Mas se va de puente después de dar la espalda a la Constitución

La Razón
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Artur Mas no tenía ninguna duda sobre asistir o no asistir a los actos de conmemoración por el aniversario de la Constitución. Su plan desde hace tiempo era no acudir -una práctica que piensa perpetrar porque da por roto el pacto constitucional- y aprovechar la festividad para tomarse unos días de asueto fuera de Cataluña. Mas tenía señalado este puente en su calendario porque era perfecto para ausentarse unos días después de la campaña electoral. Por eso, dejó firmado un decreto el pasado 29 de noviembre para determinar su suplencia entre los días 6 y 8 de diciembre. Casualmente, en medio de las celebraciones del Día delaConstitución. «Desde el día 6 hasta el día 8 de diciembre, ejercerá la suplencia en el ejercicio de las funciones de la Presidencia de la Generalitat la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega», dice el decreto publicado ayer en el DOGC (el BOE catalán). Se da la circunstancia de que Ortega también asumió ayer -y hasta hoy- la cartera de Interior, así que durante unas horas será la mujer más poderosa de Cataluña. La jugada ha salido redonda para Mas. Por una parte, protagoniza un nuevo desaire contra los poderes del Estado y, por otra, aprovecha para tomarse unos días de descanso, a pesar de que las conversaciones con ERC para lograr un pacto de legislatura están en pleno desarrollo. De hecho, todo el Gobierno de la Generalitat ha seguido el ejemplo de Mas y ayer no hubo agenda oficial por parte de ningún consejero. Únicamente el titular de Cultura se prestó a una entrevista radiofónica.

Bildu convierte la fiesta en una jornada de trabajo «normal»

BILBAO- La fiesta de la Constitución no se celebró ni en la Diputación de Guipúzcoa, ni en los ayuntamientos gobernados por Bildu en el País Vasco, ya que los proetarras consideran que es una imposición «que representa la falta de reconocimiento de Euskal Herria y la negación de los derechos de sus ciudadanos». Ni hubo fiesta, ni actos o declaraciones de rechazo, sino, simplemente, se trabajó como cualquier otro día, porque, aunque los funcionarios podían optar entre tomarse o no vacaciones, la nota previa del Gobierno foral contra la celebración del día de la Constitución hizo que quienes no estuvieran de acuerdo con la decisión de quienes tienen en estos momentos el control de la Diputación guipuzcoana no expresaran públicamente su discrepancia, no fueran a ser marcados. Al anunciar su rechazo a la fiesta de la Constitución, el Gobierno foral de Guipúzcoa consideró que la Carta Magna es «una apología de la imposición y la negación de la falta de derechos».

La actitud del Gobierno foral de Guipúzcoa y del Ejecutivo municipal de San Sebastián y del resto de ayuntamientos gobernados por Bildu no sorprendió a nadie en el País Vasco, ya que fue la misma que tomaron el pasado 12 de octubre, negándose a celebrar la Fiesta de la Hispanidad, y el 25 de octubre, Día de Euskadi.

Al igual que ocurriera entonces, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, ordenó a la Abogacía del Estado interponer un recurso contencioso administrativo contra la decisión del Gobierno foral de Guipúzcoa y de los ayuntamientos gobernados por Bildu.

En un acto celebrado ayer en la Delegación del Gobierno en el País Vasco, Urquijo defendió la vigencia de la Constitución y criticó a quienes «la zarandean para plantear secesiones». Para Urquijo, la Constitución «no es un problema, sino una oportunidad histórica para colocar a España en el concierto de las democracias avanzadas».