Cárcel
Máxima seguridad en el traslado de los presos para evitar a los CDR
Los días que haya sesión se levantarán una hora antes y estarán en el Supremo al menos nueve horas.
Los días que haya sesión se levantarán una hora antes y estarán en el Supremo al menos nueve horas.
Ya se cuentan los días que faltan para que comience el juicio del «procés». Todos los focos estarán puestos en el Tribunal Supremo y en los acusados que tienen que ser trasladados en las próximas jornadas de las cárceles catalanas en las que se encuentran a otras madrileñas para poder acudir a las sesiones del juicio. La única diferencia de trato que van a tener con los demás reclusos va a ser la del horario en función del traslado y la vuelta al Tribunal Supremo, donde se desarrollarán las sesiones del juicio por la intentona separatista de octubre de 2017. Se tendrán que levantar antes, para llegar con tiempo a Madrid desde Soto del Real y Meco, y en función de la duración de las sesiones de tarde, cenarán en la sede judicial y, si da tiempo, en las prisiones. En el resto de los asuntos, los nueve procesados serán unos internos más.
En sus traslados, tanto el inicial desde la cárcel de Brians II, donde serán «concentrados» por los Mossos d`Esquadra, para ser entregados a agentes de la Uprose de la Guardia Civil, como en los que se hagan en la provincia de Madrid durante el juicio, se aplicarán especiales medidas de seguridad. Los Comités de Defensa de la República (CDR) ya han anunciado movilizaciones durante la vista y no se descarta que intenten protagonizar algún incidente el día que la Guardia Civil acuda a Brians II para recogerlos y trasladarlos a Madrid. Lo mismo puede ocurrir durante los traslados entre Soto del Real, Meco y la capital de España. Por ello, se mantienen un total hermetismo informativo sobre fechas y trayectos, con el fin de que las conducciones se realicen con las mayores de medidas de seguridad, no solo para los agentes sino, especialmente, para los propios procesados.
Los movimientos alegales del separatismo catalán están dispuestos a protagonizar todo tipo de incidentes con el fin de boicotear el juicio y, en todo caso, intentar ofrecer una imagen a nivel internacional de que se trata de una «represión más del Estado español». Por ello, los presos serán trasladados en fechas próximas al juicio y de forma «directa» desde la cárcel de Brians, donde serán reubicados, a las prisiones de Soto del Real y Alcalá Meco mujeres. Lo previsto es que se haga a unas horas «que permitan que se realice el traslado sin alteración ninguna», es decir, evitar que en las inmediaciones de la prisión catalana se puedan concentrar radicales que puedan provocar algún tipo de incidente.
Una vez que Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jordi Cuixart, Jordi Sánchez, Raül Romeva, Jordi Turull y Josep Rull se encuentren en la prisión de Soto del Real; y Carme Forcadell y Dolors Bassa, en la de Alcalá Meco, serán trasladados, tras cumplimentarse los trámites de ingreso, directamente a un módulo.
Lo normal y habitual es que «se les asigne módulos distintos, que estén repartidos entre dos o tres módulos», según fuentes penitenciarias; y ello por «razones de utilidad y porque es lo habitual cuando se trata de internos acusados en una misma causa». El horario de las dos prisiones es prácticamente el mismo. Sin embargo, los días que tengan que acudir al Tribunal Supremo, a las sesiones de la vista oral seguirán uno muy distinto, que afectará desde la misma hora de despertarse. Así, si lo habitual es que los internos deben tener recogidas y limpias las celdas a las ocho de la mañana para pasar al comedor a desayunar, los nuevos presos del «procés» deberán dejar las suyas sobre las siete de la mañana.
Desde allí, se trasladarán al Departamento de Ingresos y Libertades, que será el lugar donde desayunen –no lo harán en el comedor– y sobre las ocho de la mañana los funcionarios los entregarán a los agentes de la Guardia Civil que deban custodiarles hasta la sede judicial.
Una vez en el Tribunal Supremo, estarán en una sala especialmente habilitada para que puedan permanecer antes del inicio de las sesiones y durante los recesos que se produzcan durante las mismas. De esta forma, se evita que tuviesen que ser trasladados a los calabozos de la Audiencia Nacional, con todo lo que ello significaba. Será, por tanto, en el propio Supremo donde coman los días de juicio, ya que hay previstas sesiones de mañana y tarde. Posteriormente, regresarán en vehículos de la Guardia Civil a sus respectivas prisiones. En función de la hora en que termine la sesión de tarde, cenarán también en el Supremo, o, lo que sería más normal, lo harían al llegar a sus respectivas prisiones.
En cambio, los días que no haya sesiones del juicio, los procesados, como presos preventivos, se someterán al régimen normal de ambas cárceles. El día comienza sobre las ocho de la mañana. Cuando las celdas se abren, los reclusos deben estar ya preparados y con la celda limpia y ordenada. Tras el desayuno, la mañana es libre, y se dedica a las actividades que cada preso haya escogido. A las 13.30 deben acudir al comedor y, después, vuelven a sus celdas, salvo los encargados de la limpieza. La tarde es también libre. Tras la cena, regresan a las celdas, que se cierran sobre las diez de la noche hasta el día siguiente.
En el caso de los procesados, es prácticamente seguro que dedicarán esas horas a estudiar aspectos del sumario relativos a las sesiones a las que asistirán en las jornadas siguientes y, sobre todo, a comunicar con sus abogados, para tratar asuntos de la estrategia de defensa y comentar lo ocurrido hasta el momento durante el juicio. Los presos tienen permitidas hasta un máximo de diez llamadas de cinco minutos a la semana. Solo pueden llamar a diez números de teléfono previamente entregados a los funcionarios de la prisión.
Una vez entra alguien en prisión, los funcionarios de prisiones proceden a identificarle y registrarlo en el libro de ingresos del centro, tras lo que le toman sus huellas dactilares y le sacan dos fotografías. Además, cuatro de ellos, los «jordis» y las mujeres, conocen ya las cárceles en las que van a estar. Es habitual que se les entreguen una serie de objetos necesarios para su vida en prisión: sábanas y una manta; bolsa con artículos de higiene personal; cubiertos de plástico y una tarjeta-monedero con la que podrán pagar en el economato de la prisión. Cada familia puede cargar hasta 100 euros semanales. Soto del Real está situada a 38 kilómetros de la capital. Las carreteras que conectan el centro penitenciario con el centro de Madrid suelen estar colapsadas a primera hora de la mañana. Lo mismo ocurre, con Alcalá Mujeres, a 48 kilómetros. De ahí la necesidad de realizar las conducciones con tiempo. Soto del Real dispone de 14 módulos residenciales, con 72 celdas cada uno. Además, cuenta con un módulo de aislamiento para los presos más peligrosos (70 celdas), otro para enfermería y otro para comunicaciones: 44 locutorios, 40 para los presos, tres para abogados y uno para los jueces de vigilancia. También dispone de 22 habitaciones para las visitas íntimas de los presos. La capacidad total es para unos 2.000 reclusos.
Tiene más de 1.000 celdas. Es la prisión de referencia para la Audiencia Nacional y por allí han pasado banqueros, políticos y empresarios. Sus celdas son casi todas individuales, con baño propio, de unos 10 metros cuadrados cada una. y muchas de ellas permanecen abiertas durante el día. En cambio, la de Alcala-Meco Mujeres tiene una estructura bien distinta. Concebida inicialmente para delincuentes jóvenes, es mucho menos «agresiva» que la de Soto. Cuenta con amplios jardines, además de gimnasio y una piscina. Cada módulo es como una especie de «chalet» con un zona central alrededor de la cual se sitúan las celdas en dos alturas. La mayoría de las presas son preventivas, aunque también hay un porcentaje de condenadas.
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