Gobierno de España
Moncloa ningunea al Senado
El PP fuerza el Pleno para pedir explicaciones de la reunión de Sánchez con Torra, mientras el Ejecutivo ni contesta a los requerimientos de la Mesa y planta sin justificación la reunión de la Junta de Portavoces a la que debe acudir
El PP fuerza el Pleno para pedir explicaciones de la reunión de Sánchez con Torra, mientras el Ejecutivo ni contesta a los requerimientos de la Mesa y planta sin justificación la reunión de la Junta de Portavoces a la que debe acudir.
El Senado se convirtió ayer en escenario de un espectáculo «kafkiano» que degrada a la institución en sí misma bajo el baile de una lucha estrictamente de partido. El Gobierno parece decidido a ignorar a la Cámara en la que el PP tiene mayoría absoluta por aplicación del resultado de las últimas elecciones generales. Mientras los populares continúan a su vez intentando utilizar su mayoría parlamentaria para presionar y fiscalizar al Gobierno en su labor como principal partido de la oposición.
El balance del Pleno extraordinario forzado por el PP para que el presidente del Gobierno explicara sus acuerdos con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, no puede ser más demoledor. Moncloa no contestó a los requerimientos desde la Mesa del Senado, que controlan los populares, para que ofreciese una fecha para la comparecencia del jefe del Ejecutivo, de viaje oficial en Davos. La única respuesta fue remitirse a la rueda de prensa del pasado viernes tras el Consejo de Ministros, es decir, que el Gobierno contesta al poder legislativo a través de los medios de comunicación. Ante la falta de respuesta, el PP siguió adelante con el Pleno, y dada la ausencia de Sánchez, el Gobierno tampoco informó de que en su lugar fueran a mandar a ningún otro representante, como es lo habitual. No solo eso, sino que el portavoz del PP, Ignacio Cosidó, terminó debatiendo con la nada, o consigo mismo, por el frente común del PSOE con los representantes independentistas y de Bildu para abandonar el Hemiciclo mientras se celebraba la sesión parlamentaria.
El PP se quedó con su mayoría absoluta, y el PSOE, con el apoyo independentista, sobre el que PP se apresuró a denunciar que es otro síntoma de los acuerdos «secretos» de Sánchez con Torra para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019. El enfrentamiento ha llegado a tal nivel de tensión que por primera vez Moncloa no mandó ayer a ningún representante, sin previa justificación, a la reunión de la Junta de Portavoces que estudia el orden del día. Lo habitual es que asista el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes o su «número dos». Ni se dejaron ver por el Senado ni explicaron por qué.
La imagen que quedó es la de una jaula de grillos. Y que el Ejecutivo sigue sin contestar a la pregunta de la oposición sobre el contenido de su última reunión con Torra en Barcelona. Aquella en la que la Generalitat quiso escenificar que se trataba de un encuentro «de Gobierno a Gobierno», y sobre la que la parte catalana filtró un orden del día del que Moncloa no informó ni antes ni después de la filtración.
Así, el portavoz popular, Ignacio Cosidó, apeló a la obligación constitucional de Sánchez de responder a los llamamientos del Parlamento, mientras su homólogo socialista, Ánder Gil, saltaba página de ese «libro» incómodo para el PSOE para «disparar» a Cosidó con la «operación Kitchen». «Vamos a darle contenido al Pleno, señor Cosidó. ¿Quién ordenó al ex comisario José Manuel Villarejo investigar al ex tesorero del PP Luis Bárcenas?», le espetó, en relación a la operación supuestamente puesta en marcha por el Ministerio del Interior durante el Gobierno de Rajoy. Tras su intervención, el Grupo Socialista se levantó de sus escaños, compartiendo estrategia con ERC, PdCAT y Bildu.
El PP sostiene que la posición del PSOE confirma que el Gobierno está intentado «ocultar una negociación que existe» con el independentismo catalán.
Por cierto, está previsto que el Gobierno retome hoy con la Generalitat la negociación para constituir las «mesas de diálogo» a nivel de Gobierno y entre partidos que exigen los independentistas que se abran al margen de los cauces institucionales ya previstos. Los soberanistas incluso exigen que haya «observadores» de ese diálogo.
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