El desafío independentista

Elecciones catalanas antes de que se levante la inhabilitación a Artur Mas

El mundo independentista está fijando posiciones. Tras el verano se conocerá la sentencia de los acusados en el juicio del 1 de octubre. El presidente, Joaquim Torra, se limita a apuntar que ha habrá «una respuesta de país».

Roger Torrent, ayer en Madrid, en un desayuno de Forum Europa donde pidió a Sánchez un pacto para un referéndum
Roger Torrent, ayer en Madrid, en un desayuno de Forum Europa donde pidió a Sánchez un pacto para un referéndumlarazon

El mundo independentista está fijando posiciones. Tras el verano se conocerá la sentencia de los acusados en el juicio del 1 de octubre. El presidente, Joaquim Torra, se limita a apuntar que ha habrá «una respuesta de país».

El mundo independentista está fijando posiciones. Tras el verano se conocerá la sentencia de los acusados en el juicio del 1 de octubre. El presidente, Joaquim Torra, se limita a apuntar que ha habrá «una respuesta de país», aunque no concreta. Tras esta respuesta se abre de la posibilidad de un adelanto electoral. Los movimientos de Puigdemont para hacerse con el control del PDeCAT y colocar a sus fieles al frente parece confirmar que esta posibilidad es más bien una realidad. De hecho, también el partido impulsado por colaboradores de Manuel Valls tiene la intención de estar presentado y en funcionamiento en el mes de septiembre.

El mundo independentista todavía no tiene candidatos claros. Laura Borràs suena como candidata de Puigdemont. La CUP siempre decide sus candidatos cuando las elecciones son convocadas y los cambia en cada cita electoral. ERC, para evitar un conflicto interno entre los partidarios del vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, y el presidente del Parlament, Roger Torrent, puede recurrir a Joan Tardà, un hombre respetado por las bases republicanas y con carisma transversal en el independentismo, que esta semana en «El Periódico» publicó un artículo en el que abogaba por una ley de amnistía. Tampoco los Comunes, ni Ciudadanos, tienen candidatos. Tras la marcha de Arrimadas, junto a más de ocho dirigentes catalanes del partido, los naranjas han quedado descabezados y sin candidato.

Los Comunes tras el desastre electoral tratan de recomponer fuerzas, pero sin un cabeza de cartel definido. Los socialistas son los únicos que tienen claro que Miquel Iceta será su candidato, aunque todavía tiene que despejar la duda de si compagina su tarea de primer secretario del PSC con la de ministro del Gobierno de España.

Los tres partidos independentistas se preparan para elegir a su cabeza de cartel ante un adelanto electoral. Puigdemont y Junqueras no se presentarán, pero estarán muy presentes. Puigdemont, y Torra no convocarán elecciones hasta que tengan garantías de seguir siendo la primera fuerza del independentismo. ERC no moverá pieza mientras se fragüe la «respuesta de país» a la sentencia del Tribunal Supremo, pero puede actuar a finales de año si la negociación de los Presupuestos no avanza. La Generalitat lleva dos años sin grandes números y esto se está notando en las políticas sociales –1.900 camas de hospitales cerradas este verano, medios insuficientes para bomberos o policías, escasez de médicos de atención primaria, listas de espera, ayudas sociales bajo mínimos, y un largo etcétera– por lo que urge aprobar unos nuevos presupuestos.

Pere Aragonés lo intentó este año y lo volverá a intentar a finales de año. Si esta negociación no cuaja, depende del apoyo de los Comunes y de la CUP- ERC, puede abogar por una convocatoria electoral y presionar a Torra. No se descarta que los republicanos dejen el gobierno para forzar la situación. En esta línea hay que entender las palabras del líder republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, cuando apuntó el mes de febrero de 2020 como fecha deseable. Esta percepción también la tienen los sectores díscolos del PDeCAT que añaden que «tanto Torra como ERC intentarán que las elecciones se convoquen antes del 23 de febrero, para impedir que Artur Mas pueda entrar en la liza». Estos son posibles escenarios, pero la decisión final, el «botón nuclear», la tiene Joaquim Torra a las órdenes de Puigdemont. De momento, Torra ha escondido de su discurso el adelanto electoral, que esgrimió en numerosas ocasiones, y que verbaliza en reuniones privadas alegando que «está cansado y que no debería estar al frente de la Generalitat». De momento, Torra mira de reojo la situación en Madrid. Una convocatoria electoral de elecciones generales no se vería con buenos ojos por los independentistas porque interferiría en sus planes. Tampoco se contempla la posibilidad de que coincidan ambos comicios, situación que jamás ha ocurrido. ERC es partidaria de abstenerse, para ayudar a evitar una nueva cita electoral, al igual que los políticos presos. Puigdemont, sin embargo, no está dispuesto a facilitar la investidura de Sánchez. Lo único que parece claro es que «las elecciones se convocarán. Lo único que debe decidirse es cuándo, y eso solo lo sabe Puigdemont», apunta un líder postconvergente, o que ERC fuerce la situación. Todas las fuentes coinciden que pase lo que pase, no ocurrirá hasta que la sentencia esté firme.