Política

Elecciones

Pablo Casado, forjar un presidente en ocho meses

Ha hecho una campaña «interna y externa» desde que fue elegido en julio. Ahora afronta su primera reválida en las urnas que podría llevarle a Moncloa.

El líder del PP celebró ayer en un acto de partido en Zaragoza que la «España tranquila» –la que se manifestó en Colón– se haya impuesto al Gobierno de Sánchez
El líder del PP celebró ayer en un acto de partido en Zaragoza que la «España tranquila» –la que se manifestó en Colón– se haya impuesto al Gobierno de Sánchezlarazon

Ha hecho una campaña «interna y externa» desde que fue elegido en julio. Ahora afronta su primera reválida en las urnas que podría llevarle a Moncloa.

¿Cuánto dura el proceso de construcción de un presidente del Gobierno? Pablo Casado fue elegido líder nacional del PP el pasado 21 de julio, y en ocho meses afronta el primer examen en unas elecciones generales. Es un examen difícil, aunque coincida con los primeros sondeos que dentro del PP apuntan a un principio de recuperación. En Génova reconocen que les hubiera venido mejor «más tiempo», pese a que Casado tenga «proyección mediática», que le viene en buena parte de la acumulada ya en la etapa de liderazgo de Rajoy, y pese a que se haya empleado en estos ochos meses que lleva al frente del partido «en hacerse una campaña de imagen interna y externa». A dos meses de su primera reválida nacional en unas urnas Casado ya tenía en marcha una intensa agenda de actos de partido por todo el territorio nacional porque la intención era asumir sobre su espalda el protagonismo en la campaña de las autonómicas y municipales. Ayer ya estaban trabajando en su Gabinete en adaptarla a las nuevas circunstancias. La convocatoria precipitada por parte de Pedro Sánchez de las generales de abril trastoca todas las maquinarias electorales: los partidos trabajaban en los comicios del 28-M y esto tiene que pararse para dedicar los esfuerzos a las generales. Unas y otras irán de tirón, pero cambian las prioridades y las estrategias.

Casado ha convocado para este lunes la Junta Directiva Nacional del PP, máximo órgano entre Congresos, para activar la estructura electoral de las generales. Su intención es apoyarse en las siglas del partido, como han hecho siempre todos los candidatos, porque en Génova siguen considerando que aunque hayan hecho daño los casos de corrupción del pasado, la marca «suma» y tiene el valor de «su amplia implantación territorial» frente a Ciudadanos y Vox. Pero en estos momentos en su partido también hay miedo ante «la fortaleza» que perciben que tiene Cs en algunas comunidades y porque consideran que Vox está «en su momento álgido». El PP ve oportunidades e importantes limitaciones en la fecha del 28 de abril, esto último por la situación en la que se encuentran sus dos rivales dentro del bloque del centro derecha. El PSOE vivirá esta campaña con Podemos presuntamente en horas bajas, y con la aspiración de quedarse con parte del voto que este partido le ha ido quitando en anteriores citas electorales; para el PP, las elecciones llegan en el momento contrario, hay quien lo compara con «cuando el PSOE tuvo que luchar contra la eclosión de Podemos».

De la misma manera que no hay dudas sobre el liderazgo de Casado, sí lo hay sobre su estrategia. Llegan a Génova las voces que recomiendan que se «modere» el discurso y «se haga más agradable», y de esto discuten en las organizaciones regionales y provinciales aunque para la dirección nacional no haya debate al respecto.

El plan del PP era que las elecciones autonómicas y municipales fueran la primera meta volante del nuevo líder, en la que aspiraban, además, a ganar en votos a nivel nacional y a recuperar poder con respecto a 2015 por acuerdos con Ciudadanos y con Vox. A tres o a dos, dependiendo del caso, y en algunas circunstancias con posible intercambio de «cromos», como podría haber ocurrido en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid. El objetivo era que esas elecciones sirvieran de lanzamiento para la candidatura de Casado hacia La Moncloa. Sánchez ha invertido esta secuencia y Casado se enfrenta ahora al riesgo de que si sus primeras elecciones generales no le salen bien, arrastre ese desgaste hasta las autonómicas y municipales que se celebrarán un mes después. El liderazgo de Casado al frente del PP no corre peligro, en ningún caso. Si el resultado no le acompaña en las generales, se abrirá una etapa interna de ruido y tensión, pero sin capacidad de alcanzar el control de Casado sobre las riendas del partido. Precisamente el poco tiempo que lleva al mando, desde el último Congreso de julio, es un «seguro de vida», afirman en su entorno, y también el hecho de que no hay «familias» ni corrientes alternativas. Sólo podría tener margen de maniobra el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, pero tendría que ser muy grande la crisis como para que diera el paso al frente que no dio en julio del año pasado.