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Pablo Iglesias, en la casta por aclamación

Pablo Iglesias celebra con su círculo su victoria en la asamblea constituyente.
Pablo Iglesias celebra con su círculo su victoria en la asamblea constituyente.larazon

Pablo Iglesias es Podemos. El carismático tertuliano se convirtió ayer en el secretario general de la formación que él mismo creó hace sólo seis meses y que ya ha hecho temblar los cimientos del bipartidismo en nuestro país.

Pablo Iglesias es Podemos. El carismático tertuliano se convirtió ayer en el secretario general de la formación que él mismo creó hace sólo seis meses y que ya ha hecho temblar los cimientos del bipartidismo en nuestro país. El líder de la formación ostenta todo el poder en su partido. Además, toda su cúpula ha entrado a formar parte de los órganos del partido, puesto que Iglesias hizo una lista cerrada para evitar que algún extraño se colara en los órganos de decisión. Así, un gran número de los máximos representantes de Podemos son profesores de filosofía y políticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), así como activistas del 15-M o miembros de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas. 9 de cada 10 votantes apoyaron a Iglesias, que con más de 95.000 votos no tuvo rival, ya que el segundo candidato más votado apenas alcanzó los 1.000 votos.

Un proceso sin margen

«Comenzar una revolución es difícil, y más difícil aún continuarla... Vencerla es dificilísimo, pero solamente cuando hayamos vencido comenzarán las verdaderas dificultades», dijo Iglesias citando una frase de la película «La batalla de Argel», de Gillo Pontecorvo. Y es que «aún queda mucho por hacer hasta ganar las elecciones generales de noviembre de 2015». Iglesias se presentó ante su público como la única escoba capaz de barrer la corrupción. El recién estrenado secretario general remarcó que Podemos «no es un experimento. Somos el resultado del fracaso del régimen». 107.000 personas votaron a través de Internet –el 43% de los afiliados– para decidir el rumbo de Podemos. 942 candidatos optaban al consejo ciudadano.

Sin embargo, sólo los 62 designados por el propio Iglesias –31 mujeres y 31 hombres, respetando el criterio de paridad de género por el que apuesta la formación– se alzaron con un puesto en la directiva. Por su parte, 248 personas optaban a la comisión de garantías, pero al igual que al consejo, sólo los cinco hombres y las cinco mujeres que el eurodiputado de moda designó se convirtieron en miembros de facto. El proceso de elección de candidatos daba poco margen al millar de personas que no iban en la lista de Pablo Iglesias. La artimaña de Iglesias para rodearse sólo de su círculo de confianza provocó que el también eurodiputado de Podemos Pablo Echenique tirara la toalla en la lucha por hacerse con un puesto en la ejecutiva. Así, lamentó ayer no poder formar parte de ella. No obstante, explicó que «lo importante ahora es apoyar a los que están». El Consejo Ciudadano de Podemos, que es el órgano de dirección política, está formado por 62 «personas comunes que harán cosas extraordinarias», así como por Iglesias, los 17 representantes de cada comunidad autónoma, que se conocerán el 14 de febrero, y un miembro elegido directamente por los afiliados residentes en el extranjero. Las cinco personas más votadas para ocupar el consejo fueron los miembros del equipo de Iglesias: Juan Carlos Monedero, Luis Alegre, Iñigo Errejón, Carolina Bescansa y Tania González. Por su parte, el Comité de Garantías tiene como misión auditar las cuentas del partido y vigilar la transparencia de los representantes de la formación que ostenten un cargo público, porque «Podemos no es un refugio para sinvergüenzas», dijo Luis Alegre. Así, sólo la asamblea podrá revocarlos. Este órgano está comandado por juristas de la talla de Gloria Elizo, impulsora de la querella contra Oleguer Pujol, hijo del ex Molt Honorable, Jordi Pujol. Además, Iglesias nombrará a dedo a diez personas que formarán el consejo de coordinación. La formación, que se ha desmarcado de la izquierda para ocupar el centro, continúa su aperturismo. De hecho, Juan Carlos Monedero recalcó ayer que «vamos a hablar con todo el mundo si está dispuesto a cambiar las bases de este país». Por su parte, el secretario general del nuevo partido, que ya se organiza como los tradicionales, quiso enviar un mensaje «a todos aquellos que decían que no podíamos: agitar el miedo es una mala estrategia», porque «no da miedo Podemos, lo que realmente da miedo es la pobreza». El partido cerró su asamblea constituyente con una clara premisa: ganar las elecciones generales para así poder responder al paro y al endeudamiento del país.