PSOE
Patxi López también amortiza a Pedro Sánchez
El ex secretario general ha tanteado al vasco para que le apoye, pero el ex lendakari se deja querer por Díaz y no cierra la puerta a ser la «tercera vía»
El ex secretario general ha tanteado al vasco para que le apoye, pero el ex lendakari se deja querer por Díaz y no cierra la puerta a ser la «tercera vía»
Coser. Es el término de moda entre los socialistas. Se refieren, claro, a la reconstrucción del partido. El copyright es de Susana Díaz. O eso sostiene ella. Sea como fuere, toca hacer mucha «magia» costurera para que el PSOE se reencuentre consigo mismo. En el territorio de la izquierda, por supuesto... pero también en el centro: hay que recomponer los desgarros ideológicos si se desea seguir siendo clave en la continuidad del sistema alumbrado en 1978. En ese intento, la presidenta de la Junta de Andalucía busca transmitir optimismo. A nadie se le oculta que tiene su particular calendario. Y que de momento se lo guarda, aunque vaya planificando ya la escenificación de su lanzamiento. Lógicamente, por más que ahora sólo asuma un papel de lideresa «in pectore», quien se la juega en el éxito del proyecto es ella. Por eso desea mantener la autonomía para medir sus tiempos y decidir cómo y cuándo.
Y ello pese a que, en el propio entorno de la andaluza, empiezan a oírse voces a favor de concluir con la interinidad. «Aún pueden ocurrir muchas cosas», asegura, enigmático, un veterano dirigente. Esencial para Susana Díaz es lograr la unidad interna en torno a su figura. Total, nada, tal como está el PSOE. Le informan hasta de la «respiración» en la más pequeña Casa del Pueblo de su territorio y sabe de los ánimos crispados. Las asambleas de militantes jienenses, por ejemplo, son lo más parecido a «Sarajevo», en palabras de un destacado susanista. Así que ahora el reto es dar la vuelta a esa crispación.
En Jaén, precisamente, protagonizará un multitudinario acto junto a José Luis Rodríguez Zapatero con el pretexto del décimo aniversario de la Ley de Dependencia. Díaz recurrirá el día 16 al ex presidente del Gobierno, pero también viene tirando –para intentar tapar cualquier vía de agua– de los principales barones. De su implicación en el proceso abierto dependerá el éxito del PSOE, claro está, pero además su capacidad de llegar al 39º Congreso Federal situando alfiles en los órganos internos. A la agenda pública de Díaz (continua entre Sevilla y Madrid, con un salto esta semana en Bruselas) hay que unir encuentros pretendidamente discretos donde siempre se abordan las perspectivas de futuro del partido. Se trata no sólo de mantener atados los apoyos, sino incluso de incorporar otros a un hipotético equipo inicialmente enfocado a una compleja travesía en la oposición.
Al igual que Díaz, otros sectores socialistas también se mueven. Ahora bien, con una fortuna dispar. Por ejemplo, los tanteos de Pedro Sánchez a Patxi López a través de su otrora mano derecha, César Luena, han caído en saco roto. El entorno de Sánchez no deja de alimentar, en los últimos días, que los apoyos entre el ex líder del PSOE y el ex lendakari serían recíprocos, en función de que uno u otro presenten su candidatura para liderar el partido. Este extendido comentario ha molestado a López que, después de su irrupción en las quinielas –artículo en «El País» mediante para exponer su proyecto para la refundación del PSOE– quiere mantenerse en un discreto segundo plano, consciente de que quien suena en la previa no llega a disputar la final.
Además, el ex lendakari sigue jugando a la indefinición y muestra gestos contradictorios, sabedor de que si está entre los perfiles posibles para unificar el socialismo, tendrá que ser tenido en cuenta –con un cargo de responsabilidad– si finalmente no decide dar la batalla o se retira para que Díaz sea la candidata única.
Por su parte, el ex secretario general está amortizado. La oportunidad que pudo tener de ajustar cuentas con la Historia se evaporaron con la entrega de Ferraz a sus críticos. Al menos esta es la opinión ampliamente instalada en las filas socialistas, que luchan por sobreponerse anímicamente a las heridas internas y a las amenazas externas de Unidos Podemos.
Sin embargo, un comentario también muy extendido es que Susana tendrá enfrente otra candidatura, una previsión incluso reconocida en público por el propio presidente de la gestora, Javier Fernández. Está por ver la fuerza de una alternativa que podría constituirse en una suerte de «tercera vía», aglutinando tal vez a los militantes más jóvenes y, cómo no, a los dirigentes que mantienen cuentas pendientes con la presidenta de la Junta de Andalucía.
Ya hay algún diputado que en charlas de carácter informal aconseja amagar (pero sin dar), quizá para enredar con vistas a alguna operación de futuro. «Peccata» minuta. Si en algo demuestra Díaz ser una profesional es en sumar voluntades. Y hoy su gente asegura tener consigo no menos del 90% de su poderosísima federación y más del 50% de apoyos en las demás comunidades.
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