Estrategia
Podemos aprovecha la debilidad de Sánchez para reconstruirse
Los morados endurecen el tono contra el Gobierno para ganar visibilidad en medio de su reconstrucción y batalla con Sumar
Podemos ha encontrado un filón para ganar visibilidad y recuperar espacio político en medio de su propia reconstrucción tras quedar reducido a la mínima expresión tras su batalla con Sumar.
Aprovechar la debilidad que atraviesa el Gobierno –atado siempre a sus aliados para mantenerse– para exhibir firmeza y recobrar influencia ante la crisis que sigue lastrando a la izquierda alternativa, es la estrategia elegida. El partido morado se encamina a cumplir un año desde la ruptura con Sumar en el Congreso y desde entonces, explican, se sienten «libres» para poder dar o retirar el apoyo al Gobierno dado que ellos no firmaron ningún acuerdo de investidura con el PSOE.
Así, en una legislatura monopolizada en la primera parte por las cesiones a los independentistas y en la que cada votación depende de los siete diputados de Junts, los morados han endurecido su discurso y hacen valer también sus votos. De cara a los Presupuestos, el partido ya ha avisado de que no saldrán adelante sin sus cuatro votos. Los de Ione Belarra vienen advirtiendo últimamente al Gobierno de que no son ya un socio al uso y de que están dispuestos a votar en contra del Ejecutivo si no negocia con ellos.
En la dirección del partido se ha apostado por hacer más de oposición que de sostén del Ejecutivo y sobre todo, desde que el PSOE pactó la renovación del Consejo General del Poder Judicial con el PP en el mes de julio, se han dedicado a sentenciar la legislatura, a darla por «muerta». Los morados, además, confrontan directamente con el propio Pedro Sánchez, al que acusan de «haber renunciado a gobernar» o de no ser capaz de «aglutinar» a la izquierda para sacar adelante la legislatura, como repiten cada vez que el Ejecutivo cosecha una derrota parlamentaria. A la par, los morados persiguen un doble objetivo, que es el de erosionar a Sumar, socio de Gobierno del PSOE, al que censuran de manera indirecta de no presionar a los socialistas como ellos, aseguran, hacían. «Este es un gobierno en el que solo manda usted», le llegó a decir esta semana Ione Belarra en el Pleno del Congreso a Sánchez. En el Ejecutivo siempre han rebajado los órdagos o exigencias de los morados, y los han enmarcado en la competición entre Sumar y Podemos por el mismo espacio, pero este miércoles, el presidente del Gobierno dio un toque de atención a la secretaria general del partido morado a la que pidió «no equivocarse de equipo» ante sus continuas críticas, después de que ésta le equiparara con el PP.
Durante esta legislatura hay varios motivos con los que los morados han echado mano de la confrontación con el Gobierno para conseguir el favor del votante de izquierdas: el pacto para renovar el CGPJ, el conflicto en Oriente Medio o la cuestión de la vivienda llegando incluso a pedir la dimisión de la ministra Isabel Rodríguez, entre otros. Asuntos en los que Sumar, que sí está en el Gobierno, sin embargo, ha quedado en evidencia por su tibieza. También ahora con el «caso Koldo» que cerca también al propio PSOE. El partido morado ha elevado la voz en varias ocasiones esta semana y ha señalado directamente a Pedro Sánchez al que exige explicaciones e incluso que se haga «responsable» de «cada euro público robado» a base de la trama corrupta que se investiga. La formación no ve «creíble» que el presidente del Gobierno no conociera de antemano la relación del exministro José Luis Ábalos con la trama y vincula su cese en Moncloa con el conocimiento de Sánchez de la posible corrupción, algo que niega rotudamente el presidente.
Coincide esta nueva estrategia en el tiempo con el oxígeno que supuso para ellos lograr en Europa la entrada de dos eurodiputadas suyas. El partido fió su propia supervivencia a la entrada de Irene Montero en el Parlamento Europeo y es por eso que la formación puso en práctica la hoja de ruta destinada a volver a conseguir ser el partido hegemónico de la izquierda alternativa. Y es que, según explican en el partido, no se plantea de ninguna manera volver a intentar una unidad con Sumar o los partidos que apoyan a la coalición en el Congreso. «Hemos pasado página», repiten sin dudar.
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